22. ¿En qué estabas pensando?

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Gracias por todos sus comentarios, siempre los leo, aunque no los responda, pero saben que la respuesta siempre es un sincero gracias. Estuve pensando en lo del maratón por Navidad, y me convencieron. Haré uno, publicaré cinco capitulos en un solo día, pero deben darme tiempo para escribirlos, máximo hasta el sábado :) Así pues, pandas y disfruten la lectura. 

***

-Aquí debería estar la hoja -comentó Gabriel, claramente molesto. -Alguien la ha arrancado. 

Me puse alerta de inmediato.

-¿Le has prestado a alguien el libro? -le pregunté.

-No, no es mío. 

-¿Lo has dejado fuera de vigilancia?

-¡No, maldita sea! Lo primero que hice al llegar a mi casa fue guardar el libro en la mochila, ayer, y hoy he corrido directamente hacia ustedes. Además, ¿quién aquí querría arrancarla? Nadie lo sabe. 

Seth y yo nos quedamos pensativos, pensando en alguien que nos pudiera haber descubierto. Pero habíamos tenido mucho cuidado, y las últimas semanas no habíamos cambiado. La única manera era que Gabriel le hubiera dicho a alguien, lo cual no había hecho, su reacción lo decía, y de  cualquier manera, esa persona no le habría creído.

 -La única vez que lo dejé sólo -prosiguió, pensando en voz alta -me parece que fue cuando fui al baño, en la biblioteca. Pero es imposible que alguien la arrancara, la única persona que estaba conmigo era mi abuelo... -y se quedó con los ojos como platos, analizando la situación. 

-¿Tu abuelo? -le pregunté, realmente curiosa.

-Siempre podemos recurrir a una médium -comentó Seth, desenfadado.

 -¿Una qué? -interrogué.

-Una médium -explicó Gabriel -. Una clarividente, o clariaudiente, o clariestésica. Alguien con las habilidades y el don, según dicen, de percivir actividad del más allá. 

-Oh -me sorprendí.

-Y no, McFare. No vamos a recurrir a la magia negra, ni a ninguna médium, esas viejas están chifladas. 

-Como sea, sólo fue una propuesta -Seth alzó los hombros.

-Tengo que buscar esa página. Tal vez alguien la agarró en la noche, no lo sé, pero la buscaré -dijo Gabriel, poniéndose de pie y sacudiéndose. Seth y yo lo imitamos. -En cuanto la encuentre, les hago saber, creo que de ahí podemos sacar una teoría de por qué cambian. 

-Bien, gracias -asintió Seth y yo hice lo mismo. 

En todo lo que restó del día, traté de acercarme a Seth, pero mis intentos eran en vano, Liz me ganaba terreno y siempre ponía excusas para mantenerlo ocupado. Pero notaba que Seth me miraba como si quisiera decirme algo, y y sabía que eso tenía que ver con lo que pasó ese día. Estaba nerviosa y ansiosa a la vez por saber qué sería. Viniendo de Seth, no tenía ni una jodida idea. 

La semana entera estuve buscando por cualquier lugar que pasaba algún pedazo de papel, ya fuera tirado, escondido, o en manos de alguien. ¿Quién sabe? Podía estar en cualquier lado, no debía descartar opciones. En las tardes salía a correr, al principio eran diez minutos, después quince, y así hasta que llegué a aguantar una hora. 

Tal vez no era muy fuerte físicamente y apenas podía levantar un bat de béisbol, pero era rápida y buena corriendo. Cuando jugaba en la primaria en el equipo, y en la secundaria con mi hermano, mi padre y otros chicos de un equipo en las tardes, aunque no hiciera un home run, llegaba a correr la carrera entera. 

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