-Por eso invitaste a Seth a cantar en la banda... -susurré.

-Buscaba acercarme a ustedes, sí. Y ayudó el hecho de que fuéramos los representantes del salón. También sé lo de Louis.

Ante esto último, Seth apretó la mandíbula. 

-Pero todo esto tú ya lo sospechabas, ¿no, Seth? -preguntó Gabriel en un tono altanero pero educado a la vez.

Entonces caí en la cuenta. Seth había hecho todo eso para alejarme de Gabriel. Aunque había sabido eso desde un principio, que había segundas intenciones, no pude evitar sentir un toque de decepción. ¿Por qué me sentía triste de repente?

-¿Qué es lo que quieres? -preguntó Seth con su voz sólidamente grave.

-Datos sobre el cambio. ¿Por qué pueden hacerlo? ¿Cómo es posible, genéticamente? ¿A qué se debe? ¿Cuál es el propósito? Podría abrir toda una investigación sobre esto, podría...

-No -dijo Seth.

-¿Para qué quieres todo eso? -pregunté yo.

Gabriel me miró como si fuera demasiado obvio pero mantuvo sus facciones relajadas.

-Es algo extraordinario, Jenna. Fascinante, intrigante. ¿Tienes idea de las puertas que esto nos podía abrir? 

-No obtendrás nada de eso, Gabriel. Porque ni siquiera nosotros lo sabemos -expliqué.

-Déjenme experimentarlo. Es lo que pido. No tiene caso irle a contar esto a nadie, sé lo que creerán. Pero es real, y nosotros lo sabemos. 

-Para experimentarlo debes besar a Seth. 

-No me importaría, si es necesario.

-No, gracias -se jactó Seth.

-Es lo único que pido. De lo contrario, tendré que investigarlo a la fuerza. 

Gabriel no parecía dispuesto a darse por vencido y Seth tampoco parecía querer ceder. Era posible que Gabriel ya estuviera planeando mil y una formas para llegar a saber más sobre los cambios si Seth no le facilitaba la tarea. 

-¿Para qué quieres todo eso? ¿Dinero, fama? -inquirió Seth con recelo.

-Curiosidad, Seth. Intriga. Es la naturaleza del ser humano ser motivado por lo desconocido. Y no me iré sin haber saciado la mía. Puede que incluso encuentre una forma de que puedan besarse sin cambiar. 

Me sonrojé innecesariamente ante sus palabras, pero miré a Seth en busca de respuestas en su rostro. Estaba serio, pensativo tal vez. ¿Consideraba la propuesta? ¡Lo estaba considerando! ¡Ay, madre mía!

-Está bien -cedió. Casi se me cae la boca al piso por la tranquilidad y seguridad de sus palabras. De pronto, me golpeó una ola de cansancio, acumulando todo lo que no había dormido esa semana más el esfuerzo tanto físico y psicológico en las últimas horas.

-¿Estás loco? -le susurré, tratando en vano de que Gabriel no nos escuchara. -¿Piensas... besar a Gabriel y que descubra todo?

-No estamos perdiendo nada -se encogió de hombros. Me quedé con la boca abierta, sin podérmelo creer. Quería darle a los dos un cabesazo con la sartén en ese preciso instante, pero estaba demasiado cansada como para replicar nada más, la cabeza comenzaba a dolerme por los desvelos.

Así que no me quedó de otra más que ver cómo Gabriel se acercaba a Seth y levantaba un poco la cabeza, ya que éste era más alto. Me estampé de espaldas con el alambrado y me deslicé por él hasta caer sobre mi trasero sin despegar la vista del chico que se parecía a Andrej Pejic y Seth, que se besaban con el menos tacto posible. 

Maldita y estúpida película homosexual.

Cuando se separaron, el cuerpo de Seth abrió los ojos como si hubiera despertado de una pesadilla, se miró de pies a cabeza y movió los puños delante de él. 

-Esto es increíble -murmuró, moviendo los brazos. -Así que así se siente estar en tu cuerpo.

Seth, por su parte, en el cuerpo de Gabriel, levantaba los brazos para verse los costados, se tanteó el cabello y arrancó un pelo con una mueca de dolor.

-Ahora soy rubio, Jenna. ¿Qué te parece?

Reí sin muchas ganas, mirando a esos dos extraños chicos verse desde una perspectiva diferente. 

Ya no veía el problema con que Gabriel lo supiera, podía incluso servirnos en un futuro tenerlo como confiador, ya que era seguro que no iría corriendo a decírselo a la gente. Gabriel no era ese tipo de persona, lo había comprovado en toda la semana. Guardaría nuestro secreto, mientras él formara parte.

-Te pareces a Andrej Pejic, Seth -le dije con la voz apagada. 

-¿A quién? -preguntó Gabriel. Seth fue hacia él y le quitó algo del bolsillo del pantalón, su celular. Tecleó algo y miró la pantalla con asombro, para después poner la cámara fotográfica y mirar su rostro. Volvió a poner algo en la pantalla y se lo mostró a Gabriel, que se quedó bocabierta admirando lo que le estaban enseñando. -¡Sí se parece a mí! Espera... ¿también es un modelo femenino? ¿Me estás diciendo transexual? 

Seth y yo reímos con ganas, ya obviando la respuesta. 

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