Capítulo. 44. But down, in the Underground, you'll find someone true.

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  Diecinueve años mortales después (nueve meses para el Underground), Sarah dio a luz a un brioso muchachito de rubios cabellos y mirada bicolor, uno celeste como el de su padre, uno verde como su madre. Todo el Underground festejó su nacimiento, sus padres estaban más que orgullosos y se sentían cada día más unidos. Hoggle y el resto regresaron a sus antiguos empleos desde el día posterior a la boda de sus soberanos y eran los primeros en estar atentos a las necesidades de Sarah y Hadrien Jareth cuando el monarca se hallaba ausente.


  Cuando el pequeño príncipe cumplió un año, algo llamó con urgencia a su padre, el Rey Goblin. Un llamado de uno de sus fieles súbditos: Shieldon. Jareth se dirigió al Aboveground a escondidas de su esposa, luego, le explicaría, no había tiempo que perder.

  Cuando llegó, pudo ver una casa consumiéndose en llamas. Maldijo para sus adentros, pero, buscó al goblin que lo guiaba con su voz y lo halló junto a un hombre de unos cuarenta y siete años, tendido e inconsciente por el humo.

  —¡¿Shieldon, estás bien?! —El guardia cabeceó—. ¡¿Es él?! —Lo levantó en brazos, en tanto, Shieldon volvía asentir.

  —Lo guié hasta aquí como pude. Últimamente no creía mucho en mí.

  —Has hecho un buen trabajo, mi valiente guerrero. Vayámonos de aquí. —Conjuró una bola de cristal con su mano libre y arrojándola al suelo desaparecieron.


  Cuando Tobias Williams despertó en esa elegante alcoba, no podía dar crédito a sus ojos. ¿Se había muerto después de todo? Cuando vio a Shieldon, pensó que de haberlo hecho, seguía viendo cosas. De niño estaba bien, le habían dicho. Cuando ya lo empezaron a ver raro prefirió no contar más nada de lo que veía. Ni hablar cuando cuestionaba sobre una hermana extraviada; todos lo veían raro. ¡Pero, él hasta muerto podía jurar que tenía o tuvo una! Y... ese divertido hombre rubio... de cabellera salvaje. ¡Él podía verlos en su mente, al igual que a los seres, como su viejo amigo invisible, que se suponía ya no debería ver!

  —¿Ya despertó, Sir Tobias?

  —Ya estoy viejo para ti, ¿por qué no vas a buscar a algún niño?

  —¡Vaya, vaya! —clamó una voz sedosa—. ¿Qué modos son esos, pequeño Jareth? Quise decir, Toby. —El hombre observó al ser con el cual sus memorias lo asaltaban de tanto en tanto.

  —¡¿Tú... existes?! —Su voz era de afirmación y cuestión a la vez. Jareth rió.

  —Claro que sí. ¿Cuánto tiempo ha pasado en tu mundo, desde entonces? Casi cuarenta y seis años, ¿verdad?

  —Tú... eres Jareth. ¿El Rey Goblin...?

  —El mismo. —Sonrió muy a su estilo—. Y tú eres mi cuñado. —Toby abrió la boca azorado. ¡Entonces, era cierto! ¡Él tenía una hermana!—. Sí. Tú tienes una. Ahora, si quieres verla, tratemos de impresionarla un poco ¿bien? La vida en el Aboveground no te ha favorecido, por lo que veo. —Analizó su barriga.

  —Demasiada comida chatarra —se excusó cuando advirtió la mirada del rey en sí. Jareth volvió a reír.

  —¡Sabía que serías un gran muchacho! —Señaló su cabeza—. Bien, ¿qué edad te gustaría tener, si pudieras elegir? —Toby meditó.

  —Es fácil. Si pudiera, volvería a ser el joven libre que fui cuando cumplí la mayoría de edad. —Sonrió recordando la felicidad que le ocasionó marcharse de su casa, donde todos lo veían con cuidado por "ver cosas".

Dulce como un durazno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora