Capítulo 14. Trueque por una vida.

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  Sarah estaba incómoda y confundida y él sabía que era su culpa. No debió haber expulsado a la criada; si bien no deseaba que estuviera presente cuando ellos discutieran su nuevo "trato", mas, sabía que esto podía pasar, ¿no? Él no era un muchachito. No debió haberla besado, no debió haberse permitido pasar una velada tan encantadora. No cuando debía hablar sobre Toby; no cuando ella tendría que elegir. No cuando él todavía no sabía cómo reaccionaría ante todo el asunto, ni ella... ni él mismo. Jareth gentilmente la atrajo de nuevo hacia sí y besó su frente. Sarah oyó un pesado suspiro encima de su cabeza.

  —Caminemos y... tengamos, al fin, nuestra charla sobre tu hermano. ¿Te parece? —La apartó con tanta suavidad como la había aproximado.

  —Sí. He estado todo el día luchando contra la impaciencia de saber qué será de Toby —confesó ella.

  —Bueno... —volvió a liberarla y a poner una corta distancia entre ambos— lo que será de Toby ya te he dicho, queda en tus manos. Ven. —Extendió su mano para buscar la suya y así la llevó fuera del cenador para caminar hacia el castillo por un sendero distinto al que ella conocía. Sarah observó la construcción a lo lejos, no tan lejos; se corrigió y recordó la frase que él había usado antes de que ella se internara al laberinto. "Más lejos de lo que crees. El tiempo es corto"—. Esta tarde consulté a los poderes de Labyrinth y les planteé nuestra... situación.

  —¿Y...? —cuestionó ansiosa con algo de temor en su voz—. ¿Qué dijeron? ¿Al menos, Toby puede regresar? —Jareth la miró por un segundo. "¿Todavía deseas irte?"

  —Él puede regresar —respondió con serenidad—. Pero, como te he dicho varias veces, está en tus manos que regrese con sus padres o permanezca aquí como mi heredero.

  —¡Dime qué te dijeron! ¡¿Qué piden a cambio?! —Él la observó con profundidad. ¡Cuánta inseguridad había en esos ojos, cuánto temor de no poder deshacer lo hecho!

  —Primero, déjame explicarte el por qué de lo que se pide a cambio.

  —¿Tan difícil es, acaso? —indagó curiosa y nerviosa.

  —Sí. No. Para mí no. Para ti... no sé —murmuró—. Yo espero que no.

  —Por favor —con ambas manos aferró su brazo suplicante—, dime todo de una vez —insistió al ver que él había quedado en silencio.

  —Al tomarlos a ambos del Aboveground, se produjo un intercambio entre los dos mundos. Considéralo algo parecido a lo que ustedes llamaban antiguamente "alquimia". Como sabrás, yo nunca hubiera tenido acceso para tomar a Toby y a ti y traerlos hasta aquí, a no ser por tu llamado.

  —Sí. ¿Pero... qué significa?

  —Yo no soy el rey del Aboveground, Sarah. Por ende, no tengo poder allí. Si yo regreso a tu hermano, él sería como un desequilibrio en la balanza, porque lo que se dio al Aboveground a cambio de ustedes, no hay forma de recuperarlo. Y yo no tengo poder sobre el Aboveground. ¿Entiendes? Entonces, la única solución...

  —¿Y si... nos enviaras a ambos? —Al monarca eso ya le estaba molestando.

  —Sarah; ya te dije que no es negociable tu partida —le recordó con severidad. Y antes de que, abriera de nuevo la boca le respondió—. Si los enviara a ambos la situación sería la misma, pero, por doble. Eso no es bueno ni para este mundo ni para el otro. ¿Comprendes?

  —Entiendo. —Bajó la mirada y se recuperó pensando en Toby—. ¿Entonces?

  —Toby iba a ser mi heredero. De todos los niños que han sido deseados afuera, ninguno fue tan... digno de tal honor. De regresarlo, queda un vacío aquí, en el Underground, y un doble exceso en el Aboveground que deben ser corregidos o ambos mundos perderán la estabilidad. Recuerda como te dije, para traerlos di algo a cambio de cada uno.

Dulce como un durazno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora