Capítulo 40. Este es el Aboveground.

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  —Lady Sarah, haga otra vez su entrada, por favor. Tal parece que, Su Majestad no puede concentrarse hoy —el sacerdote señaló por lo que Jareth se mordió los labios, en tanto, Sarah lo miró de reojo con enojo—. ¿Podemos continuar, Su Majestad, sin que usted... cometa algún nuevo error? —comentó por no decir "que usted fastidie otra vez a su prometida".

  —Lo siento, Su Eminencia. Son... los nervios.

  —Entonces, cálmese, Su Majestad. Esto es sólo una práctica, en la cual ni siquiera está su tío para escoltar a la novia. Puede dejar los nervios para pasado mañana.

  —Seguro. —Sonrió.

  —Entonces, todo de nuevo, maestro —se dirigió al elfo que ejecutaba el piano—. Por última vez. —Miró fijamente al rey con el que tuvo que lidiar a lo largo de su vida.


  —Espero que te hayas divertido lo suficiente, "Rey Goblin" —resolvió molesta ya fuera del templo del reino, donde él la asistió para que subiera al vehículo.

  —No realmente. —Se acomodó a su lado—. Si me hubiera querido divertir a lo grande te hubiera besado delante de Su Eminencia. —La atrajo hacia sí una vez dentro del carruaje para besarla.

  —¡Ojala fueras tú, quién tuviera que ir y venir por ese largo pasillo, Señor Gracioso! ¡¿Por qué tenías que tropezar y caerte encima mío en ese ante último ensayo?!

  —¿Qué? ¿Un rey no puede tener un traspié?

  —¡Eres un tonto! ¡Si crees que voy a estar padeciéndote todos los días como est...! —La obligaron a callarse, pues, el Rey Goblin le dio algo mejor que hacer a su lengua, casi hasta alcanzar el castillo. Cuando Sarah consiguió separarse de él, incómoda se arregló el cabello antes de tomar su mano para descender. En tanto, Jareth, seguía frotándose la marca roja de su mejilla. ¡Vaya que pegaba fuerte! ¿Por qué le había castigado si, anoche, le había pellizcado el trasero y no había hecho tanto escándalo?

  —Milady. —Le ofreció su brazo viéndola de reojo con desconfianza por encima de su cabeza.

  —Sería bueno que lo recuerde, Sir. —Le sonrió con sarcasmo.

  —Nunca lo olvido, cosita. —La observó con picardía sabiendo que ella entendería perfectamente que se refería a que, otro no hubiera sido tan condescendiente de su tiempo y de su espacio. Pero, ella le dio vuelta el rostro. Bruja.


  —¿Qué tal estuvo el ensayo? —cuestionó Lucia, mientras, cortaba su ración durante el almuerzo.

  —Muy... bien, aunque a Su Eminencia y a Lady Sarah no les pareció así —Jareth respondió risueño. Sarah giró sus ojos.

  —¿Por qué? —indagó la otra con inocencia.

  —Porque alguien se lo tomó a modo de broma, quizás —siseó Sarah—. Tú sabes, cierto fey que se hace el tonto. —Lucía se sonrojó y apretó los labios; no quería reírse de Su Majestad.

  —En realidad, a cierta damita le costaba decir sus líneas. Ella "siempre" olvida las últimas líneas. Es parte de ella —la retrucó él.

  —Especialmente, cuando alguien se la pasa pellizcándome el brazo cuando tengo que decirlas.

  —Una Futura Reina Imparcial no tiene por qué dejarse vencer por nimiedades como esas.

  —Mejor, cambiemos de tema. —Se llevó la copa a los labios con presuntuoso donaire.

Dulce como un durazno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora