-Había olvidado mis libros.

-...Charles fue transferido a Italia, allí correría menos riesgos. Luego de que volviera de la guerra ya no era el mismo. Todos esos recuerdos en soledad o en vaga compañía, el aroma de la tierra mojada cuando llovía ya no lo percibía igual. Odiaba la lluvia, le provocaba repudio y un gran dolor en su pecho; recordando todas las imágenes grabadas en su memoria de cuantos prisioneros fueron torturados. Ahora era una insípida y nauseabunda fragancia de olor a sangre mezclada con lodo, reconociendo el lugar donde otros habían estado y quién sabe cuántos habrían palidecido en todos los cien quilómetros a la redonda. Le aterraba. Le aterraba tener que volver a ése lugar. Charles estaba aterrado. Había dejado sin amparo a su futura esposa, madre de su futuro hijo, por rogarle a su padre dejarlo ir a combate para traer honor a su familia y, un deliberadamente, respeto a su país.

-Eso es todo- concluí.

-¿Eso es todo?- preguntó confundido y dejando caerse en el sofá. Asentí.

-Bueno, no es el final, pero ahí termina el capítulo cinco. Ahora hagamos el resumen.

Justo en ese momento, el móvil de Reece sonó. Miró la pantalla y sonrió.

-Es George- anunció-. Dice que el ¿desperdicio de carne humana?- leyó y yo reí porque sabía a quién se refería- lo tiene atrapado en el prólogo del libro.

-Dile que nosotros ya terminamos- pobrecito del rubio.

-Dime tu número telefónico- soltó de repente.

-Eso es confidencial, por favor, no haga tales peticiones- volví a los libros.

-Vamos, Lori- insistió colocándose a mi lado.

-Señor, deje de insistir- endurecí la voz hasta parecer uno de esos locutores de radios profesional.

-Loooriiii- se reclinó sobre el asiento.

-No.

-Anda.

-Basta.

-Entonces lo haremos difícil- se frotó las manos y sonrió.

-Exactamente, ¿qué es lo difí...?- se abalanzó sobre mi para comenzar a pellizcar sus manos por todo mi abdomen, haciendo cosquillas- ¡Ah!- pellizco una y otra vez-. Ree-ce ya... b-basta- jadee-. P-para- reí más fuerte. Comenzaba a dolerme el estómago.

-Tu quisiste ir por éste camino- rió el también, rebuscando donde seguir, ya que en estos momentos yo me reía como una foca con epilepsia.

-Okay...- hablé-, t-te lo daré... pero detente- gotitas de lágrimas se acomodaban en mis ojos.

-Es un placer hacer negocios con usted- dijo luego de que le pasara mi número de celular. En ese momento, algunos mensajes comenzaron a invadir mi casilla.

-Bueno... no había de otra...- suspiré.

-¿Lo intentamos otra vez?- se acercó peligrosamente con una sonrisa de diversión impresa en su rostro.

-Olvídalo, Bibby- me levanté del sofá hacia la cocina en busca de algo para tomar. Él bufó.

-¿Seguimos con el trabajo?- inquirió.

-Ajá...

-Bien. La primera pregunta es: ¿qué sucesos llevaron al protagonista a realizar ese viaje?- regresé y tomé asiento a su lado.

-Creo que Charles, luego de pasar durante tanto tiempo en la guerra y luego transferiste para continuar en Italia es algo que no lo tenía bien calculado. Quiero decir, luego de éste capítulo no sabemos con exactitud que puede ocurrir y eso, en parte está representado como que el futuro es incierto.

-Yo creo que lo hizo por algo- repuso Reece-. Tal y como dice en el libro, allí él correría menos peligro y estaría más seguro, sólo hasta que sea tiempo de volver a su hogar, sí es que consiguiera volver...

-¿Es decir que estuvo bien que se halla trasladado?- ladee la cabeza.

-Claro- asintió-. Míralo desde éste punto: transfirieron a Charles para correr menos riesgo, estaría más a salvo. Eso sería bueno para él y la poca familia que tenía. Ya no habría que preocuparse tanto por él. Volvería con su hogar.

-Pero, aunque volviera, Charles ya no sería el mismo. Su esencia se había perdido cuando estuvo en la guerra.

Reece bajó los hombros.

-Cuando esté en su nueva casa, su familia llenaría ese espacio vacío que había quedado. Tal vez no sería el mismo de antes pero ayudarían a que sea feliz.

En éste punto sentí que la conversación había tomado otro rumbo distinto a sólo el leer el libro. Reece sólo lo tomaba como un debate. A mi me habían apuñalado.

Lágrimas amenazaban con salir pero así como llegaron se fueron con un simple parpadeo.

Pero no todo fue lo mismo cuando Rob llegó a casa. Se presentó sólo como Robert y estrechó la mano a Reece. Luego llegó Mary quien aunque estaba cansada y traía bolsas en sus manos le sonrió al chico y entablaron una corta conversación hasta que le preguntó si quería quedarse a cenar. Él se negó avisando que su familia saldría a cenar a casa de unos tíos y Mary lo comprendió. Después de eso se fue. Creí que lo había olvidado, no le di importancia y creí que incluso él no diría nada. Hasta el otro día en el que caminando a encontrarnos con los chicos en el mismo parque dijo:

-Tus padres son muy agradables.

Hopeless - NHCحيث تعيش القصص. اكتشف الآن