-¡Pues ya estamos todos!- asegura mi padre- Ya podemos ir a comer- prosigue acompañándonos hacia la puerta.

Los cuatro subimos en el ascensor. Observo mi reflejo en uno de los espejos que recubren la pared del mismo. ¡He empalidecido! ¡No puedo creer que tenga que ir a comer con Liam! ¡No soporto estar a su lado!  No me hubiera importado no volver a verle jamás. Pero no puedo escapar de esta situación, tendré que sobrellevarla cómo pueda.

Nada más salir del ascensor mi padre y el padre de Liam se distancian unos metros de nosotros. Van charlando animadamente, por el contrario, Liam y yo, no mediamos palabra.

La recepcionista, al verme en semejante compañía, me observa ojiplática. ¡Parece que ha visto un fantasma! Divertida al contemplar su reacción, la saludo con la mano para que quede claro que he visto su cara de asombro.

Ya en el exterior los coches de mi padre y el señor Davis están estacionados frente a la puerta con el motor en marcha.

-¿Que te parece si dejamos a los chicos algo de intimidad?- le sugiere el señor Davis a mi padre- ¿Vamos tú y yo en tu coche, Jack?

-Por supuesto, Cooper- le responde mi padre complaciéndole.

¡Lo que me faltaba! ¡Ahora tengo que estar a solas con Liam!

El chofer del señor Davis me abre la puerta de atrás del vehículo, yo accedo a él y me siento para acto seguido abrocharme el cinturón de seguridad. Partimos con destino al restaurante Capital Grille.

Durante el trayecto y, en todo momento, observo el paisaje a través de la ventanilla. ¡No quiero saber nada de Liam! Transcurridos diez minutos de silencio Liam se aclara la garganta antes de dirigirme la palabra.

-Mia...- empieza.

-¡Que quieres, Liam?- le pregunto sin ni siquiera mirarle.

-Yo...  sólo quería disculparme por lo del otro día... no sé que me pasó...- asegura.

-¡Olvídalo!- le contesto secamente.

-Mia, ¡mírame!- me suplica.

En cuanto giro la cabeza para mirarle él acerca su mano a la mía. Yo la retiro inmediatamente y le fulmino con la mirada.

-¡No te atrevas a tocarme!- exclamo furiosa.

-Lo siento, nena- murmura.

-¡Yo no soy tu nena y nunca seré nada tuyo!- le replico.

-Vamos Mia... vuelve a salir con el grupo... sólo seremos amigos...- me sugiere.

-¡No me apetece estar cerca de ti!- le respondo.

El chofer detiene el vehículo frente a la puerta del restaurante, nos abre la puerta y se retira. Seguimos a nuestros padres hasta el interior del establecimiento.

La decoración del restaurante es elegante y clásica. Me llama la atención la cantidad de obras de arte que cuelgan de sus paredes. Son unas pinturas exquisitas. 

Mi padre ha reservado una mesa para cuatro. Me da la impresión de qué es la mejor mesa del Capital Grille. Debe de ser una de esas ventajas de llamarse Jack Smith...

Cooper y mi padre se acomodan en sus respectivas sillas mientras Liam retira la mía para que me siente. Yo le miro de reojo, ¡si las miradas matasen él ya estaría más que muerto! Papá se deja aconsejar por el somelier para escoger un vino, el camarero nos trae la carta y yo me escondo detrás de la mía. Me encantaría estar compartiendo mesa con John y en lugar de eso tengo que aguantar al capullo de Liam. 

EL GUARDAESPALDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora