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Suena la alarma de mi teléfono móvil. ¡Es hora de levantarse! Me doy la vuelta haciéndome la remolona. John me rodea con sus brazos. En ellos me siento cómo en el paraíso. Le beso. Mientras nos besamos sujeta mi rostro con sus grandes manos.

-Te quiero- susurra en mis labios de manera contundente y sincera.

-Te quiero, John- digo mirándole a los ojos.

Tras besarnos con desesperación John se detiene para levantarse de la cama.

-Venga, preciosa. ¡Arriba!- me ordena.

-¡Jooo!- protesto.

-¡Vamos, princesa!- dice cogiéndome en brazos.

John se da una ducha rápida y prepara café. Yo me ducho y me arreglo el pelo centrada en escoger el look adecuado para mi primer día de trabajo. Y es que apenas tendré una hora libre entre el fin de mis clases y el inicio de mi jornada laboral, así que me vestiré acorde a todas las actividades que tengo que desempeñar a lo largo del día. Soy consciente de que destacaré, más si cabe, entre la multitud de estudiantes que visten jeans y camiseta.

Finalmente me decido por un vestido azul oscuro. Su cierre es de cremallera y está oculta en un lateral. La falda es de silueta lápiz. El escote redondo y cerrado. La combino con una americana entallada en el mismo tono. Me calzo unos zapatos de tacón negros y preparo mi bolso, que hoy tendrá que ser más grande de lo habitual, con todo lo que necesitaré a lo largo del día. No tengo por costumbre maquillarme pero dudo si para ir a la oficina tendría que hacerlo. Para curarme en salud meto en el bolso rímel y brillo de labios. Con todo listo bajo a la planta principal.

John me espera tomando café sentado en uno de los taburetes que rodean la barra de la cocina. Al verme frunce el ceño.

-¿Vas a ir a clase vestida así?- me pregunta.

-No me queda otro remedio. No dispongo del suficiente tiempo para venir a casa a cambiarme después de las clases. Llegaría tarde al trabajo...- me justifico.

-Estas muy... vas demasiado... -titubea sin encontrar las palabras adecuadas.

Yo me acerco a él y le quito de las manos la taza de café que sujeta. Clavo mi mirada en la suya. John separa las piernas para que me sitúe entre ellas y repasa mi silueta con las manos.

-¿No te parece que vaya vestida apropiadamente, John?- le pregunto al oído. Al instante cojo sus manos y las pongo sobre mis pechos- Es un vestido sin escote...- aseguro para acto seguido guiar sus manos hacia mis glúteos- y el largo de la falda es hasta la rodilla...

John me aferra a su cuerpo posesivamente. Sus carnosos labios están tan cerca de los míos que me es imposible resistirme a besarlos.

-Mia, estás tan sexy...todos te comerán con los ojos...- susurra en mi oído.

-Ellos sólo podrán mirar... tú eres el único que puedes tocarme...- le aseguro excitada.

La respuesta de John es justo la que me esperaba. Me besa apasionadamente. Estimula la sensible piel de mi cuello con sus labios. Acaricia mi espalda con firmeza sujetándome por la cintura. Y sin esperar más mi boca libera un primer gemido. Complacida, hecho la cabeza hacia atrás para facilitar a John que devore mi cuerpo pero él es más maduro y consciente que yo y sabe en la situación en la que nos encontramos.

-Preciosa... tengo que llevarte a clase... tu padre está en la casa...- se justifica por detener su apasionado asalto.

-Tienes razón...- digo mordiéndome el labio. Me he quedado con ganas de más pero el tiempo apremia. Se qué mi padre asegura que tengo la libertad de entrar y salir de mi casa cuando me plazca pero estoy segura de qué me vigila.

EL GUARDAESPALDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora