John sonríe. Me deleito con su sonrisa aunque me gustaría poder contemplar sus arrebatadores ojos . Los oculta tras esas gafas modelo aviador que le quedan de maravilla. 

Llegamos al campus. Antes de bajar del coche John se despide de mí deslizando su dedo índice entre mis ojos, continúa a través de mi nariz y se detiene sobre mis labios. Se me pone la carne de gallina con su caricia.

-Dime, preciosa, ¿a que hora quieres que pase a recogerte?- me pregunta.

-¡Ahora!- exclamo con una sonrisa.

-¡Mia!- me advierte- Dos clases, dos horas. No permitiré que te mantengas alejada de mí ni un instante más- dice seriamente.

-No dejaré de pensar en ti todos y cada uno de los minutos que estemos separados- le aseguro. Quisiera sellar mi promesa con un beso pero sé que no puedo hacerlo. No en público. Antes de bajar del coche le lanzo un beso y con él, parte de mi corazón.

Ya en clase no soy capaz de escribir dos palabras seguidas. Las explicaciones del profesor me suenan a chino. John es el protagonista de todos mis pensamientos. Está tan metido en mi cabeza que consigue abducir por completo mi mente.

Las clases pasan muy lentamente. ¡Se me hacen eternas! Cuando la última se da por concluida corro hacía la puerta cómo si me fuera la vida en ello. Tras cruzarla me encuentro a Liam apoyado en las taquillas del pasillo. Está esperándome.

-¡Hola, nena! ¿Dónde estabas a primera hora? He estado buscándote- asegura.

-Me he dormido y no me ha dado tiempo a llegar- le contesto con una sonrisa forzada.

El ambiente entre nosotros se enrarece por momentos. Liam está tenso. Camino del exterior del edificio trata de coger mi mano pero yo se la retiro inmediatamente. En estos momentos no podría soportar que un hombre que no fuese John me pusiera la mano encima. Liam frunce el ceño tras mi reacción. Su manera de caminar denota que está furioso.

Al salir por la puerta me coge del brazo apartándome hacia un lado. Acto seguido me acorrala junto al pequeño muro del lateral.

-¿Que es lo que te pasa, Mia?- me pregunta enfadado- ¡Siempre encuentras una excusa para plantarme!

-No se de qué me hablas, Liam- le respondo intentando alejarme de él.

-¡Estoy harto, nena! ¡Tú tienes que ser mía!- afirma posesivamante deslizando su mano por mi cintura.

-Liam, yo no puedo... Hay alguien...- balbuceo apartando sus manos de mi cuerpo.

-No puede haber nadie más, ¡sólo yo! ¡Soy el único que te merece! ¡Él único que está a tu altura!- dice prácticamente sobre mis labios.

Tenerle tan cerca hace que se me pare el corazón. Su contacto me repugna. ¡Él no es John! Forcejeo con Liam pero él es mucho más corpulento que yo. Me retiene con fuerza por los brazos.

-Liam, me gusta un chico de la oficina. Lo siento, no puedo salir contigo- le aseguro intentando razonar con él.

En sus ojos tan sólo hay ira. Me agarra con tanta fuerza que empieza a hacerme daño. Me gustaría gritar pero me he quedado muda. Inmóvil, no puedo creer que con tal cantidad de gente que circula a nuestro alrededor, nadie se de cuenta de lo que ocurre.

Justo cuando no soy capaz de retener mis lágrimas ni un minuto más, John aparece por detrás de Liam, le coge por los hombros y lo lanza contra la pared. Cuando su cuerpo golpea contra el muro le propina un par de puñetazos que le dejan aturdido.

-¡Señorita Smith! ¿Se encuentra bien?- me pregunta preocupado.

-Si... estoy...estoy bien- balbuceo.

Liam se levanta del suelo tambaleándose. Le sangran la ceja y la boca. John, furioso, se acerca a él y le sujeta por la camiseta.

-¡Tu! ¡Hijo de puta! ¡Si te vuelves a acercar a ella te mataré! ¿Me oyes? ¡Te mataré!- grita amenazándole- ¡Cómo le vuelvas a poner la mano encima será lo último que hagas!

Liam  fija su mirada en el suelo. No contesta, sólo asiente con la cabeza. Se limpia la sangre que tiene en la comisura de sus labios con el dorso de la mano.

John me acoge entre sus brazos, yo lloro sobre su pecho. ¡He pasado tanto miedo! Liam trata de dirigirse a mí pero John me arrastra hacía el coche. Por cómo aprieta los dientes deduzco que se ha contenido. Podría haberle matado ahí mismo.

En cuanto nos subimos al coche John me mece sobre sus rodillas. Me consuela abrazándome contra su pecho. Él siempre está cuando le necesito. Es mi caballero de brillante armadura. Es mi héroe. Conduce conmigo encima hasta que salimos del recinto del campus. Después me obliga a sentarme en el asiento del copiloto. Camino de casa no suelta mi mano. Necesito llegar a casa, a nuestro refugio. Cuando por fin llegamos y cerramos la puerta dejamos el mundo entero tras ella.

John me da la mano y me guía hasta mi habitación. Después desaparece entrando en el cuarto de baño. Al instante escucho el agua correr. Está llenando la bañera para mí. Me adelanto a sus intenciones descalzándome y deshaciéndome de mis pantalones. Voy a su encuentro y John acaba de desnudarme. Recojo mi melena en un moño alto y, de su mano, me introduzco en el agua. Está a la temperatura perfecta. La espuma del jabón perfumado cubre mi cuerpo ocultando mis pechos. John frota mi piel con suaves caricias. Su gesto se oscurece al contemplar las marcas que Liam ha dejado en mis brazos.

-Siento no heberte protegido, mi amor- se disculpa.

-No pasa nada.No puedes protegerme siempre- le tranquilizo.

-No volverá a pasar- me asegura.

-Puede que me sienta mejor si te bañas conmigo...- susurro. Y John accede al instante, se desnuda y se acomoda tras de mí. Yo descanso mi espalda sobre su pecho. Él me rodea con sus brazos.

No salimos del agua hasta que se ha enfriado.

Estoy perdidamente enamorada de John. Nunca había sentido algo tan intenso. Me aterra pensar que mi relación con él pudiera llegar a su fin. Si me alejase de John moriría. Él es el aire que respiro, es mi todo, es toda mi vida.



EL GUARDAESPALDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora