"Te quiero Tyler"

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Cuando desperté note que era de día, de aquella ventana a un costado de mí se filtraban los rayos de sol, se sentían cálidos en mis dedos, lentamente me voltee en esa dirección para entrar en calor, estar solo con una camisa no era nada acogedor mucho menos cómodo en estas circunstancias, ya no me encontraba amarrada, aún estaba algo adormilada así que me estiré y recosté mi cabeza contra el palo, la luz daba en la mayoría de mi cuerpo y solo molestaba a uno de mis ojos pero no me moví, ya me estaba calentando, cerré los ojos y saque la botella debajo de mi polera para beber un poco.
Sentí como abrían la puerta y me voltee rápidamente.

-La niña está despierta no puedo entrar- dijo una señora de unos cincuenta o más años.

-Que entres- le gruño alguien.

-no...no puedo- se volteó con una bandeja pero no logro irse ya que una mano enorme y negra se lo impidió.

-Que entres vieja de mierda- dijo y empujó a la señora la cual cayó por las escaleras rotas hasta llegar al suelo, el tipo cerro de un portazo y yo rápidamente me puse de pie para ir a ayudarla pero con esa misma rapidez volví a caer debido a mi pie roto, no me importó y me arrastré hacia ella.

-Señora se encuentra bien- dije mientras la ayudaba a sentarse en su lugar

-Si, niña, si- dijo mientras me miraba extrañada.

-¿está segura?- le pregunté.

-¿por qué me tratas bien?- respondió con una pregunta.

-bueno empezando porque ese estupido la ha lanzado y luego ¿por qué debería tratarla mal?.

-awww eres un amor niña, lamentó que te tengan aquí, yo solo traía t... ¡OH POR DIOS TU PIERNA!- gritó la señora mientras ponía ambas manos en su boca.

Mi pierna ,EL MALDITO PIE SE ENCONTRABA DE UN COLOR MORADO.

-¡Oh mi Dios!- sentía mis lágrimas acariciar mis mejillas- No siento la pierna- susurré. Mis lágrimas comenzaron a empapar mis manos que se encontraban descansando en mi regazo mientras la señora se ponía de pie y buscaba algo.

-este chiquillo es un desgraciado- dijo entre dientes la señora- Pequeña mi nombre es Mildred... por algunos de estos cajones debe haber un botiquín- dijo en un tono tranquilo, ¿quién podría estar tranquilo?

-Señora Mildred perdón que le pregunté, ¿pero que hace usted aquí?

-Vine a traerte el almuerzo- respondió mientras se dirigía donde me encontraba. Rodé los ojos por inercia.
-¿qué a sido eso?

-Perdón, es algo que acostumbro hacer- me miró extrañada, como apuntó de decir algo pero la interrumpí- me refería a por qué estás en este lugar-

-esta era mi casa, hace un par de meses llegó este sujeto y...- se cayó por un momento, comenzó a curar la herida. Me miró fijamente y de una manera eficaz cambio el tema -cuando te trajeron a casa me han tomado por sorpresa, ellos te han lanzado desde la puerta eso debió causar tu herida, se encuentra muy mal espero que mejores y así..-

-Auchh, Jesus- medio grité debido a que me dolió.

-Perdón- comenzó a envolver mi pie en un pedazo de tela que rasgó de su delantal- con esto estarás mejor.

-Mildred, ¿no pasa nada si me ayudas?-

-no chiquita, no te preocupes-Acaricio mi mejilla y se levanto- Te traje un pedazo de pizza espero te guste- Dijo mientras me entregaba el plato que hace unos minutos se encontraba en el suelo, gracias a Dios la pizza no había tocado el asqueroso suelo.

La vi salir a paso lento, la puerta se cerró de un portazo que retumbó en mis oídos, nuevamente sola, mi pie palpitaba y después de haber comido me sentía mejor, me arrastré hasta llegar al mesón que se encontraba en frente de la ventana, con un poco de fuerza de brazos me puse de pie apoyando mi muslo en el mueble para poder sentarme sobre este, un candado lo mantenía cerrado al igual que muchos muebles en esta habitación, desde esta perspectiva podía ver todo con más claridad. La ampolleta alumbraba con desgana, desde la ventana se filtraba la luz necesaria para mirar todo, pero nada era lo que quería ver... ¿Pero qué quería ver?

Because I love YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora