La campana sonó.

-Empieza la clase- avisó Pauline-. Y a juzgar por tu horario- sacó una hoja que sobresalía de entre mis libros y la leyó-, nos toca juntos.
George tomó la hoja y agrandó los ojos.

-Compartimos casi todas las clases a excepción de dos.

-O sea que estaremos los cuatro días de la semana juntos- advirtió Blake y los demás sonrieron.

-Y... ¿eso es bueno o malo?- los miré a todos, confusa.

-Depende quien lo diga...- canturreo Pauline.

-Y a quién preguntes- añadió el rubio.

-¿Qué les parece si después de clase, vamos por unos batidos especiales en la cafetería?- opinó Reece.

Y curiosamente, el resto de ese día, y el siguiente, fueron buenos. Fue todo lo contrario a lo que esperaba; resultaron ser agradables y tal vez... empezaban simpatizarme.

***

El nuevo vecindario resultó ser bastante agradable y tranquilo. Aún no conocía a la mayoría de los vecinos a excepción de la señora Greenwell, vive al lado de casa, es viuda y tiene dos hijos, quienes obviamente están casados y ya no viven con ella. Eso es lo que comentó cuando la encontramos con tía Mary afuera de casa camino a hacer las compras.

Comencé a sentir hambre así que me quité los audífonos y dejé el libro que estaba en proceso de terminar, sobre la mesita de noche.

Baje hasta la cocina, donde me encontré a Devon dibujando en una hoja en la mesa y del otro lado de la isla de la cocina, a tía Mary escuchando a Jennifer López cantar "I ain't your mama" en la radio.

El pequeño no le prestaba atención pero yo casi quedé estática aguantando una risa en medio de su espectáculo.

La puerta del recibidor se abrió pero ella continuó cantando.

-¡Oh, Mary, muero de hambre!- apareció Rob a mi lado y al ver que si esposa estaba ocupada no dijo nada en cambio me miró a mi enarcando una ceja.

-¡Papi!- chilló el pequeño y su papá lo besó en la cabeza en modo de saludo.

-¡Oh, muero de hambre!- repitió acercándose lentamente a su esposa- ¡¿dónde está la comida?!- dijo cuando se encontraba frente a ella.

Me acerqué detrás de la silla de Devon a ver lo que sucedía.

Mary se giró y lo apuntó con un cucharon de madera.

-I ain't gon' be cooking all day, I ain't your mama

I ain't gon' do your laundry, I ain't your mama-cantó moviéndose de un lado a otro-. I ain't your mama, boy, I ain't your mama.

Devon rió y me miró, me encogí de hombros.

-I'm Devon's mama - se acercó a su hijo y le tocó la nariz.

-Mami, basta- agitó su cabeza.

-Pero me gusta esa canción.

-Mary, quiero mi comida- reclamó Rob.

-En el microondas, cielo- el hombre dejó sus cosas de trabajo y se sentó a comer en la mesa junto a su hijo.

-Yo también venía por comida- busqué en las gavetas sacando mis galletas favoritas. Me relamí los labios.

-Lori, quería preguntarte- tía Mary le limpió la barbilla a su pequeño-: Devon quiere helado para el postre ¿quieres acompañarnos?

¿subir a mi habitación y quedarme encerrada y seguir con mi maravilloso libro justo cuando está en la cúspide del drama de la historia, o ir a comprar helados?

Mami, quiero chocolate, frutilla y vainilla- apuntó Devon con su dedo la imagen ilustrativa de un gran helado.

-¿Todo eso hijo?- inquirió Mary.

-Sip.

-De acuerdo- sonrió-, ¿qué sabor eliges tu, Lori?

Miré las variedades de sabores en el cartel y me decidí.

-Menta y crema.

-De acuerdo niños- volvió su vista al cartel-. Aguarden sentados- señaló a una mesa vacía fuera de la tienda.

Asentí, tomé a Devon de su pequeña mano y nos sentamos en la mesa. Miré en frente donde un pequeño parque albergaba algunas personas bajo una extensión de árboles, le di una rápida recorrida al lugar y volví mi vista a Devon. El pequeño me miró con sus grandes ojos verdes, expectante. No pude descifrar que transmitía con su mirada, pero supe que algo lo estaba preocupando.

-Lori- susurró.

-¿Mhm?

-¿Por qué ya no sonríes?

Algo dolió dentro de mi. Me sentí como si me hubieran golpeado con un saco de boxeo cincuenta veces. Estoy sorprendida de la pregunta de Devon, sabía que él era un niño inteligente pero no tan meticuloso.

-¿De qué hablas?- me encongí de hombros-. Si sonrió- le aclaré.

-Pero tu sonrisa no es de vedad- espetó-. Le falta algo.

Sentimientos... a eso tal vez se refería.

Una sonrisa rota.

-Pequeño, las personas a veces... expresan sus sentimientos de distintas maneras- traté de acercarme a hacer que él comprenda el tema, pero con palabras más suaves para su edad-. Aunque mi sonrisa esté algo fea, estoy feliz.

Él ladeo su cabeza.

-Por ejemplo: estoy feliz de estar contigo- le sonreí y me devolvió el gesto.

Casi pude ver el pequeño destello de sus ojos cuando le dije aquello. Y era verdad cuando lo decía, no sólo por complacerlo. Pero lo último que quisiera era herir sus sentimientos.

-¿Quién quiere helado?- cantó tía Mary llegando a nosotros.

-¡Yo!- gritamos al unísono.

Tal vez el helado después de todo pueda ayudar a los problemas, aunque sea por un pequeño momento.}



¡Hermosas personas!

No se dan una idea de cuantas veces cambie este solo capítulo, pero me conformo como quedó.

La primera parte del capítulo cuenta una minúscula parte de qué paso el día antes del accidente de los padres de Lori.

Hasta otro capítulo.

Voten y Comenten. 

Hopeless - NHCWhere stories live. Discover now