-buena idea

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-buena idea. Jorge esta que ni puede de la emoción. Puedes creer que mando a sacrificar 2 terneras y 3 cabras para comiéramos. Dios con eso, podemos comer como 2 semanas- dice sonriendo.

-hombre feliz y baboso. Son muy pocas las bodas que se han realizado en este hacienda. Y mira quien se casa. Nuestra nieta- ella sonríe y me abraza.

Varios minutos después me encuentro hablando con Elliot y papá sobre la empresa. Mi padre está feliz por mí y me dice que no me importara quedarse unos meses al frente de la hacienda. De hecho creo que le está gustando.

-Cristian- escucho que alguien me llama. Es Kate que viene corriendo en mi dirección.

-¿Qué pasa, pequeña?- le pregunta mi hermano.

-es Ana. Creemos que rompió fuente. Vas a ser papá. Debes de ir con ella, esta aterrada- sin que diga más, salgo en busca de mi esposa.

La encuentro en la habitación, sentada. Tienes sus manos en su vientre y respiro con dificultad. Me acerco a ella y me mira. Puedo ver que ha estado llorando. Por lo menos ya está cambiando y lleva zapatos bajos.

-pequeña- le digo.

-me duele- dice en un susurro.

-ya va a pasar. Además eso significa que nuestro bebé nos quiere conocer antes de tiempo- ella sonríe.

-es igual de impaciente que tu- ella intenta sonreír.

-creo que tendrá mi carácter-

-por lo menos cumplió el trato- dice haciendo una mueca.

-¿trato? ¿Qué trato?- le pregunto.

-lo que pasa es que cuando me estaban vistiendo sentí algo raro. Un tirón en mi vientre. Después volví a sentir otro cuando me dejaron sola antes de bajar, así que le pedí hasta bebé que después de la boda podía hacer cualquier cosa con mi vientre, y así lo hizo. Espero que el curo nos bendijera y pla, mamá quiero salir- dice con una sonrisa.

-no me dijiste. Podríamos a ver corrido la boda- le digo.

-Cristian, el bebé espero hasta que el padre nos casara. Ese fue el trato. Creo que no le hubiera gustado que sus padres no se casaran. Él se controló solo que no se midió cuando se movía. Anda, vamos hay que llegar al hospital- me dice.

-¿no lo tendrás aquí?- le pregunto.

-Cristian, tengo 37 semanas, es pequeño. No quiero que nos llevemos una sorpresa y creo que puedo esperar una o dos horas más- me dice. Puede ver que esta aterrada pero aun así conserva su sonrisa.

-entonces vamos, ¿Qué necesitas?- le pregunto.

-necesito la maleta negra y la maleta celeste-

-¿tantas?- veo que ríe.

-ay.... La negra es mía y la celeste es de Teddy. Están sus cosas-

-ok. ¿Puede caminar?- le pregunto. Ella se vuelve a reír.

-ay...- se dobla y deja sus manos en su vientre.

-¿Qué?- le digo.

-Cristian, estoy embarazada, no inválida. Además caminar hace bien para un buen parto- me dice.

-no he dicho nada. Vamos- la ayudo a caminar. No veo problemas salvo cuando se detiene y hace una mueca.

Todos están listo para ir al hospital. Las camionetas se hicieron pocas pero todos estamos ilusionados e impacientes. Taylor y Gail van adelante, luego vamos Ana y yo y en el asiento de atrás esta Luzmira y Kate. Ana va tomada de mi mano y de vez en cuando la aprieta cuando llega una contracción.

-toma el tiempo a la siguiente contracción. Así sabremos si estamos cerca del parto y tenemos tiempo para llegar- dice Luzmira.

Y todos lo hacemos, al final las contracciones son a casa siete u ocho minutos. Ana ha derramado varias lágrimas y me enojo conmigo mismo por el dolor que está sintiendo.

Cuando llegamos al hospital las contracciones van a cada 3 minutos y yo ya me he comido las uñas de todas las manos. E incluso casi le pido las uñas a mi hermano.

La pasaron a una habitación y le hicieron unos análisis y de nuevo en movimiento. La doctora dijo que estaba lista con la dilatación y que el bebé llagaría en cualquier momento. Así que nos movemos a pabellón.

Me reí cuando los auxiliares me obligaron a ponerme un uniforme. Estaba todo esterilizado y me veía patético. Entre con Ana justo cuando la doctora le dice a Ana que comienza a pujar.

Creo que los siguientes 10 minutos han sido los más largos de mi vida. Ana gruño, chile y lloro con cada contracción. Estuve a su lado en cada segundo, limpiando el sudor que bajaba por su rostro y dándole fuerza en todo momento. Era lo único que podía hacer. Es este caso los hombres sobramos.

-Ana, estamos cerca, puja fuerte y este bebé nace- le dijo la doctora. Mi mujer lo hizo. Y al final el fruto de tanto esfuerzo llego. Un llanto fuerte y enojado se escuchó por todos los rincones de la habitación y mi pequeño, mi bebé ya estaba con nosotros.

La doctora le puso al bebé a Ana en el pecho. Estaba con sangre y una materia blanca. Pero aun así era el ser más hermoso que mis ojos hubieran visto. Ana lo apretó en su pecho y mientras lloraba daba gracias a Dios, por el regalo más bello que él le ha dado.

 Ana lo apretó en su pecho y mientras lloraba daba gracias a Dios, por el regalo más bello que él le ha dado

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Minutos después se lo llevaron a un cunero y a Ana la terminaron de atender y la llevaron a su habitación. Ella cayó rendida. Le di un beso en la frente y le deje descansar. Fue a los cuneros y vi a mi pequeño. Esta plácidamente durmiendo y se veía hermoso.

-bienvenido al mundo, Theodore Raymond Grey Stelle- dije a través del cristal. Luego salí a la sala de espera donde a todo pulmón dije.

-¡Soy padre de un bebé precioso!- los aplausos y los grito de mi gente, asustaron a más de uno, pero la felicidad que sentíamos en ese momento era imposible de controlar. Un nuevo integrante había llegado a la familia y había que celebrarlo como se debía.


LLEGO TEDDY Y DE UNA MANERA MUY ESPECIAL, EL MISMO DÍA DE LA BODA... 

UN CAPITULO MAS, YA SOLO QUEDAN 3 CAPÍTULOS... 

ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO... 

LAS QUIERO Y NOS LEEMOS PRONTO... 

AUN FALTA ALGO IMPORTANTE QUE TIENE RELACIÓN CON EL LUGAR DONDE VIVIRÁN... 

BESOS

Es mi secretaria: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora