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Estaba caminando por los pasillos con Dianna y Shawn en aquella clínica, como era habitual todos los Lunes, miércoles y viernes venía para las charlas que Lauren impartía y de ahora en delante de vez en cuando estaría Alexa Ferrer también. Su abuela había querido quedarse en el departamento para acomodar las cosas que habían comprado nuevamente. Aquel "asalto" había sido, como dijo Shawn, una piedra en el camino y bastante miserable pues ya sentía que todo estaba tan normal como antes. Y no sabía que la justicia tarda pero llega.

Con cuidado entró a la sala viendo que todos se miraban tristes, estaban muy silenciosos, nada que ver con los otros días que todo estaba bien. Alexa cautelosamente se acercó a ella, la abrazó y susurró en el oído que Kristen, la niña calva que luchaba contra el cáncer había fallecido en la mañana. Los ojos se le llenaron de lágrimas, miraba a sus compañeros de charla pero miró con mucha más pena a quien tenía la mirada perdida hacia la ventana gigante a su lado. Lauren estaba usando de toda su fuerza para no derrumbarse emocionalmente por aquella pequeña paciente. No había sido capaz de cancelar la charla porque quería demostrarle a los demás que nada podía hacerles perder las ganas de seguir viviendo, mas no se sentía tampoco capaz de hablar y por eso había llamado a su amiga para que diera las charlas por ella.

Dianna: Si quieres llorar hazlo Laur, no sólo eres médico, eres un ser humano. –La ojiverde alzó la vista en la sala notando que Camila no estaba. Sólo caminó hacia el pasillo para que nadie de sus pacientes la oyera llorar.

Lauren: Mierda Dianna, si vieras como lloraba desesperada su familia, se murió repentinamente, aquella dulce niña falleció porque su cuerpo no soportó la lucha y yo no pude hacer algo para calmarlos. -Apretaba su cuerpo contra el de su amiga, abriendo levemente los ojos y viendo borrosamente la silueta de Shawn que contenía a la muchachita llorando entre sus brazos. En un segundo ambos pares de ojos llenos de lágrimas cruzaron miradas. ¿Cómo no sentir más ganas de llorar? Sabía que era sensible pero no quería imaginar que bien en unos pocos meses, Camila sería la próxima y durante el camino hacia la muerte, unos compañeros de la charla también podían despedirse para siempre.

Fiore: Preciosa -murmuró con los labios apretados de la angustia, sabía cuánto sufría con este tipo de cosas. Rápidamente ella había llegado de su trabajo, dejando todo atrás y manejando velozmente con el automóvil hacia la clínica- Alexa me ha llamado y yo he hablado con el director de la clínica por suerte, puedes ausentarte de las charlas si lo deseas.

Lauren: -estaba totalmente abrazada a ella- Preciosa, te lo agradezco pero debo ser fuerte porque esto más adelante se puede hacer recurrente -respiraba grandes bocanadas de aire. Dianna miró hacia Shawn, quien le susurraba en el oído dulcemente a Camila cosas que ella no podía captar.

La morena notó como Fiore llenaba de besos a la doctora y como ella los aceptaba con sus labios. Dolía malditamente  demasiado, desviando la mirada a quien la abrazaba para susurrarle que se fueran de este lugar. Como amigo inmediatamente aceptó pues sabía que no se sentía bien. Y pensar que había llegado con ánimos para las charlas Psicológicas y había salido de allí bastante mal. Le hubiese gustado acercarse a su amiga doctora pero ésta recibía un mejor consuelo que el suyo, el de Fiore, su novia aunque no la llamase de esa forma.

Dianna regresó hacia el salón de la charla para ver en que podía ayudar a Alexa, tal vez podían hacer algo para que los pacientes allí presentes se olvidaran un poco de la mala noticia.

Cuando se separó de la italiana, sus ojos buscaron a Camila y muy cierto fue que el dolor en el pecho apareció al darse cuenta que se había ido. "Admite que te morirás cuando ella, la pequeña morena fallezca" Y esos pensamientos llegaban a su cabeza, cosa que de inmediato relacionó con el cariño que le tenía por la amistad. ¿Era acaso tan cobarde para admitir cosas o sentimientos nuevos? ¿O muy en el fondo temía dar pasos más allá de lo permitido?

Camila POV

Shawn estaba sentado en el césped y yo balanceándome lentamente en un columpio frente a él. Mi rostro estaba casi sin expresiones pensando en una de las tantas veces que en las charlas hablé con Kristen. "Cuando sea grande, seré doctora para curar a todos los niños y grandes del cáncer, ¿podré Camila? ¿Cierto que podré serlo?" Era bastante doloroso recordar como la inocencia de un infante cruza los límites de lo que el cuerpo nos da, como a pesar del cáncer que tenía pensaba en el futuro. No era tonta, ella sabía lo que poseía y por eso muchas veces la vi con el rostro perdido, yo deseaba tener aquellas ganas por luchar como ella las tuvo, como el niño conectado al oxígeno también, como tantos infantes o ancianos poseen. Mis ojos se llenaron de lágrimas, frenando el imperceptible balanceo y llevándome una mano a los ojos para ser fuerte y respirar. Sentí la presencia de Shawn frente a mí, como su mano sostenía la mía y pude ver cómo me observaba con compasión.

Shawn: Si quieres hablar sobre algo, sabes que puedes confiar en mí.

Camila: Hay cosas que no puedo seguir llevando en mí, mi estado de ánimo es irregular, hay veces que a pesar de todo estoy optimista, otras siento mucha desesperación, pero hay una idea que me está volviendo loca, que me provoca miedo y pena.

Shawn: –se sentó en el otro columpio pero de lado para mirarme- Dímelo, me encantaría poder ayudarte, recuerda que lo prometimos con Dianna.

Camila: Tengo SIDA, tengo un tumor en la cabeza, me voy a morir -me secaba las lágrimas- eso lo sé y por eso esto me duele, toda mi vida desde que terminé con mi primer y único novio, me prometí que nadie podría gustarme, que nadie me haría sentir cosas positivas porque podían dañarme más tarde. Pero no puedo, simplemente no puedo seguir con lo que siento -comencé a llorar desesperada- no pude haber roto esa auto promesa justo ahora que en más o menos 6 meses voy a fallecer.

Shawn: -acarició mi rostro- Mírame a los ojos y dime ¿quién?

Camila: No pude haberme fijado en una persona que ya pertenece a otra, que no me va a tomar en cuenta por mi enfermedad "peligrosa" ni porque soy terminal -le apreté las manos mientras seguía llorando- es Lauren, me he enamorado de Lauren Jauregui.

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Y mientras su nieta había dicho lo que la carcomía por dentro, ella con una sonrisa barría la sala de estar.  Le gustaba cantar, no por nada en su juventud se escapaba de casa para cantar en los karaokes. Cuando alguien llamó a la puerta, con cautela la abrió para luego sí, ambos rostros desfigurarse por completo al ver la imagen de la otra persona allí.

Theresa: Sinu...

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Es probable que el fin de semana tengan un maratón por los capítulos que les debo, gracias por seguir leyendo.

Bitter Sweet Symphony {Adaptación Camren}Where stories live. Discover now