24

282 32 0
                                    

A la tercera semana del mes de noviembre, nos hablaron para ir a recibir lo resultados finales, tenía miedo y a la vez feliz.

Miedo de que:

1.- Qué el esfuerzo hubiese sido en vano.
2.- La oportunidad de vida de mi hermano se esfumara.
3.- Perderlo para siempre.

Y feliz por:

1.- Oportunidad de que viviera.
2.- Que pudiera hacer lo que siempre quiso.
3.- Seguir con él por un buen tiempo.

En fin....
Cuándo llegamos al hospital, tuvimos que esperar todavía hasta que sonara nuestro apellido, sinceramente las veces que teníamos que esperar, me gustaba escuchar cuando nos llamaban. Para mi era divertido escuchar nuestros apellidos.

Estuvimos medía hora esperando y cuando escuché nuestros apellidos se me puso la piel de gallina, voltee a ver a mis papás y pude ver que estaban muy nerviosos, bueno cualquiera lo estaria si alguien pasara por esto.
Cuando entramos, la doctora nos saludo (Ya nos conocía bien, por la veces que ibamos y por que eran frecuente las visitas al hospital.)
Nos saludó, también nos habló un poco del cáncer de mi hermano y llegó la hora.
Las primeras palabras que dijo después, fueron:
Les tengo buenas y malas noticias.
En ese momento al escuchar esas palabras, casi me tiro a llorar, sólo pensaba en las "malas noticias". Empecé a imaginarme cosas negativas... Pero seguí escuchando, lo que dijo fue lo siguiente:

La buena es que si hay un donador 100% compatible con la médula ósea, la mala es que, es su pequeña hija y como todavía está muy pequeña, no puede donar mucho, aunque muy poco, es suficiente para Eduardo (mi hermano.)
Nos pusimos felices, no por nada escogimos el nombre de Elena.
Aunque para mí, entraban otros miedos y no creo que sólo para mí, también para mís papás.

1.- Que luego tenga problemas de grande.
2.- Perderla.

Dios, sinceramente yo me sacrificaría para no perder a los dos.
De todos modos yo era el menos importante y no me prestaban mucha atención.
Ha por cierto también nos dijo, que la operación seria el día 24 de noviembre y que ya debería estar hospitalizado ese mismo día o hasta mañana.
Pero decidimos que mañana, queríamos estar con él, antes de no verlo, aunque mis papás lo harían, porque tendrían que turnarse y cuidarlo durante su estancia en el hospital. Pero mi hermana y yo no.

Ese mismo día, ordenamos pizza, convivimos, reímos, fue lindo ver a todos felices.
Y ese fue otro momento feliz, de los pocos que tengo y pensar en eso... Me hace llorar.

A los quince yo...(Editando)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora