¿tú decides?

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Vico se dirigía malhumorada al baño, sin saber muy bien si su enfado era por que su ropa apestaba a ginebra, o porque Santi se había puesto la puñetera camisa. No podía haber escogido cualquier otra ropa del puto armario, no claro que no, tenia que haberse puesto esa puta camisa.

 Mira que no tiene millones de ellas, pues no justo hoy, cuando ella estaba luchando con todas sus fuerzas para que lo de Marcos saliese bien, porque no cabía otra posibilidad, que la de estar con él, tenía que estar guapísimo con esa camisa.

Vico sabía que si tenía algo con Santi perdería a Ire y eso no se lo podía permitir, antes prefería perder un brazo o una pierna, probablemente le doliese menos.

Pero no a ella los gilipollas que mueven los hilos por ahí arriba, Dios, el destino, o simplemente su maldita suerte, no podían ayudarla, no que va, ¡¡¡¡tener suerte ella en algo, eso nunca!!!!.

 No era suficiente tener que verlo casi todos los días, en casa sino que también Tenía que encontrárselo el día que decide salir con Marcos. Y  no solo encontrárselo, sino chocarse con él, y no solo chocarse con él, sino ducharla con ginebra para que él tuviese que poner su cara de perrito desvalido y pedirle perdón, y no conformes con eso, tenía que aparecer Marcos y ser agradable con él, ¿Qué pasa no puedes ser un gilipollas por una vez?, nooo claro que no, tienes que ser el tío más perfecto del mundo del que no consigo enaromarme. ¡¡¡ Joder!!!.

Vico iba tan ensimismada en sus pensamientos, y tan enfadada consigo misma, que en ningún momento vio que Santi la estaba esperando apoyado en el marco de la puerta del baño de chicas. Cuando iba a empujar la puerta para entrar, fue cuando choco contra alguien, y al levantar la cabeza para pedir perdón, el corazón le dio de un vuelco y empezó a latirle desbocadamente, aquel olor, era inconfundible. ¡¡¡¡¡¡Maldita mala suerte!!!!!!

_ ¡¡¡¡Que coño haces!!!!!, déjame pasar.

_ Tranquila ehhh que yo solo estaba aquí apoyado la que ha pasado por aquí como un elefante en una chatarrería has sido tú, que pasa ¿no tienes espacio suficiente para pasar?, o es que no coges.

_ ¿Me estas llamando gorda?

_ Eso lo has dicho tú, no yo, pero bueno ahora que lo dices, creo que uno kilitos si que has cogido últimamente.

_ ¡¡¡¡¡ Pero serás gilipollas!!!!! Si tengo un cuerpazo mamón, ya le gustaría a muchas tías de mi edad tener el cuerpo que tengo yo, lo que pasa es que tú estas acostumbrado a esas enfermeras siliconadas con las que te lías, y luego ves el cuerpo de una mujer real, y no sabes catalogarlo.

Casi sin darse cuenta Vico estaba arrinconada contra la pared y Santi estaba pegado a ella, sin dejarle espacio a donde escapar. Ambos se quedaron callados unos segundos y Santi se acercó lentamente al oído de Vico, y le dijo.

_ Ya te dije el otro día que las enfermeras siliconadas se acabaron para mí, que ahora mismo mi corazón y mi cabeza pertenecen a una única persona, cuyo cuerpo de mujer real me vuelve loco, pero que ha decidió hacerme sufrir restregándome continuamente, lo bien que está con ese medio hombre con el que sale, y a mi mientras los celos me comen por dentro, y lo único que me apetece es arrebatársela de sus brazos. Y decirle que con quien tiene que estar es conmigo.

Al tiempo que Santi le susurraba todo lo que sentía por Vico en su oído, su mano se introducía por debajo de su top y subía y bajaba lentamente por su costado y su cintura.

El cuerpo de Vico se estremeció con aquella sensación su cercanía lo que Santi le decía y su olor le estaban nublando la cordura, quería que la besará, no podía ser, pero quería que la besará, quería sentir que todas aquellas cosas que Santi le decía fuesen ciertas, pero al mismo tiempo sabía que no podía ser. Pero no solo por Ire,  sino también por él, Santi era un mujeriego, ¿que tenía ella de diferente para que solo quisiese estar con ella?, aquello solo podía acabar mal, por eso en un momento de cordura Vico apartó a Santi y entro corriendo en el baño.

Diario de una Grosella.Where stories live. Discover now