NIÑATA.

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Cuando aquel chico se giró, Irene se quedó alucinada. Como no podía ser de otra forma, el novio de Sara, era de esos chicos, que hacen que si te los encuentras por la calle bajes la cabeza y te rías tú sola, como una tonta, porque te ponen nerviosa, solo con mirarte.


Para empezar , era altísimo, debía medir por lo menos 1,90, estaba fibrado, se veía que iba al gimnasio, pero no en plan cachas hinchado como un globo, sino en plan, en mis abdominales se puede planchar la ropa. Tenía el pelo castaño oscuro, entre largo y corto y lo llevaba perfectamente peinado hacia un lado, pero al mismo tiempo despeinado como si acabase de levantarse de la cama.


Tenía la piel morena, lo que hacía que todavía destacasen más eses pedazo de ojos verdes, que se gastaba el muchacho, y para rematar el conjunto, tenía esa sonrisa de medio lado, recubierta de una barba incipiente, que lo convertía en un rompe tangas en toda regla.

Irene, salió de su estado de ensoñación, cuando escucho a alguien dirigirse a ella:

- Así que tú eres Irene, Sara me ha hablado mucho de ti.


- Si bueno, yo no conocía de tu existencia, bueno conocía que Sara tenía novio, pero nada más.


- Te he puesto nerviosa, o es que tienes mucho calor, porque estás bastante colorada.


Mientras decía esto, el novio de Sara, puso cara de, estoy buenísimo y lo sé, y eso era algo que Irene no soportaba en la gente, que se creyeran más que los demás, todo lo del físico estaba muy bien, y era cierto que era muy guapo, pero eso no le daba derecho a tener esos aires de grandeza, y si esperaba que Irene le regalase los oídos entrando en juego de tonteo, estaba equivocado; bastante babeaban ya las otras amigas de Sara a su alrededor, parecían su club de fans.


A Irene toda aquella sobradez le parecía patética. Por eso no tardo en contestarle una de sus borderias a aquel tipejo.


- Pues la verdad es que si que hace calor, pero no te preocupes creo que allí en la otra punta del reservado esta el aire acondicionado puesto, creo que me iré allí a comprobarlo, mientras tu te quedas aquí acompañado de tu ego.


En cuanto Irene terminó de hablar, Sara estalló en una sonora carcajada, y mirando a Santi que no tenía cara de estar muy feliz con la respuesta, le dijo:


- Ya te había dicho, que aunque Irene de primera impresión parece una persona muy cortada, es de armas tomar.


- No, ya lo he comprobado, me voy a junto de los chicos.


En cuanto Santi se fue, Sara se acerco al oído de Irene y le dijo:


- Aunque de primera impresión, parece un sobrado, y un rompecorazones, después es como un niño pequeño, lo tengo comiendo de mi mano, hago con él lo que quiero, fíjate. Sara se giro y moviendo una mano en el aire, llamó la atención de Santi, -Santi cariño tráeme otro Gin Tonic por favor, me muero de sed-.

- Ahora mismo cariño.


Sara volvió a girarse hacia Irene y con una sonrisa triunfal le dijo:

Diario de una Grosella.Where stories live. Discover now