EL GIRO.

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Cuando Irene entró en la habitación tras su ducha de madrugada iba diciéndose a si misma que no se iba a permitir mirar el móvil, no debía hacerlo, debía meterse en cama y dormir, porque si Víctor no le había escrito, como sospechaba, se quedaría dándole vueltas toda la noche y no se lo podía permitir, estaba muy cansada después de la sesión de baile nocturna, y al día siguiente la esperaba otro día duro de trabajo.

Tras quitarse las zapatillas y abrir la cama, Irene se sumergió entre las sabanas buscando ese sueño reparador que tanto necesitaba, se tapo hasta las orejas porque tenía frio y se coloco para dormir.

Pero el sueño no llegaba, Irene no dejaba de pensar que a lo mejor Víctor si le había contestado, ¿por qué no iba a hacerlo después de todos los detalles que había tenido con ella en los últimos días? Igual antes no le había contestado porque no tenía tiempo, igual estaba ocupado, o simplemente lo leyó y pensó que ya le contestaría más tarde. Pero si no se levantaba y miraba su móvil nunca lo sabría.

Pero ¿y si se levantaba a coger el móvil y mirar y veía que no le había escrito?, entonces todavía se sentiría peor. Estaba claro que mientras no mirase el móvil no podría dormir, sin más Irene apartó las mantas, salto de la cama,   y con esa sensación como si le faltase el aire se acerco al bolso y comenzó a rebuscar en busca del móvil.

Cuando lo encontró vio que no parpadeaba ninguna luz pero aun así, lo desbloqueo y comprobó directamente que no había ningún mensaje. Irene tiro de nuevo el móvil en el bolso y se volvió a la cama con un enfado que ni ella misma sabía porque tenía.

Tras una noche horrorosa en la que Irene no consiguió descansar, se levantó y se dirigió a la ducha. Irene se encontró con Vico en el pasillo y comprobó que tampoco tenía muy buena cara.

_ Vico ¿sigues mala? Tienes muy mala cara, ¿todavía tienes mal el estomago?

_ No Ire tranquila, ya me encuentro mejor, no te preocupes simplemente no he dormido muy bien.

_ Pues ya somos dos creo que hoy tendremos que echar cemento en lugar de maquillaje para tapar las ojeras.

Ambas amigas se rieron y continuaron con su mañana. Irene mientras se duchaba no dejaba de pensar en el mensaje que le había escrito a Víctor toda la culpa era de Fran, si no le hubiese escrito ahora no estaría rompiéndose la cabeza de porque no le había contestado.

Pues nada él se lo perdía, ella no iba a preguntarle porque no le había contestado, pasaría de él hasta verlo el día del casting y comprobar que le pasaba.

Siguiendo con su día Irene se fue a trabajar y paso todo el día en el trabajo de mal humor, sabía que no tenía ningún sentido comportarse así pero no podía evitarlo, cuando por la noche Fran le escribió para decirle que se iba de fiesta con Santi, Irene se alegro de poder irse a casa a cenar pizza y llenarse de helado de vainilla con sirope de chocolate y cookies, mientras veía alguna peli cutre de lagrima fácil.

Salió del trabajo e iba tan enfadada que ni siquiera se dio cuenta de que alguien al otro lado de la calle la observaba desde detrás de un coche. Irene comenzó a andar hacia la parada del metro cuando de repente recordó que se había dejado el paraguas en la oficina.

Irene creía que su enfado ya había llegado a límites insuperables, pero cuando recordó lo del paraguas, su enfado aumentó y se giro tan súbitamente, que casi se da bruces con alguien.

_ Vi Víctor ¿Qué haces aquí?.

Víctor se quedó parado sin saber que contestar, y empezó a balbucear algo así como que iba a verla por algo del baile para el casting pero que no la había encontrado en la oficina y que se dirigía a buscarla por si todavía estaba en la parada del metro.

Diario de una Grosella.Where stories live. Discover now