CERVECERÍA LOW COAST.

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Irene llamo el ascensor y se quedó allí de pie sola con la frente pegada al frío de la puerta del mismo, todo el enfado que tenía instantes antes, se desvaneció en cuanto se encontró sola, y un torrente de lagrimas empezó a descender por su cara.

Irene lloraba, lloraba como una niña pequeña a la que le han arrebatado su juguete favorito, pero no podía evitarlo, sabía que a lo mejor su reacción había sido desmesurada pero estaba harta ya no podía más, hacía mucho tiempo que se había prometido a si misma que nunca más lloraría de esa manera por algo ajena  a ella , y allí estaba de nuevo saltándose su promesa a la primera de cambio, con el primer subnormal que le había echo un poco de caso.

¿tan desesperada estaba que cualquiera que le prestaba un mínimo de atención, conseguía que cayese rendida a sus pies? ¡estúpida! ¡estúpida! ¡estúpida! si lo acabas de conocer no tiene ningún sentido que te pongas así, pero Irene no podía evitarlo una vez volvía a sentir que no era suficiente.

Irene En realidad sabía que , toda aquella decepción que sentía no era por Víctor sino porque una vez más el destino se había reído de ella y le había hecho creer que tenía alguna posibilidad de que por una vez alguien que parecía gustarle un poco, tuviese interés en ella.

Pero no a ella no le pasaban esas cosas, de ella se apartaban como si tuviese la rabia, como si tocarla les diese algún tipo de reaccióna cualquier tio en el que ella estuviese minimamente interesada. Y después,  aun tenía que aguantar los berrinches de Vico porque decía que ella le gustaba a todo el mundo, a todo el mundo, si  ya había quedado claro hacía un momento, cuando Víctor había pasado de ella.

¿Por qué?, ¿ por qué el mundo se reía de ella en temas de amor?, como decía la canción de uno de sus grupo favoritos, ¿Cuánto tiempo tardará? ¿o no es para todos? ¿ porqué de mi se esconderá?, estaba harta ya no podía más, ¿por qué no había tenido el carácter de mandarlo a la mierda después de lo que le había hecho por la tarde?. La respuesta era sencilla, estaba desesperada por que alguien la quisiera, quería saber que se  sentiría siendo la primera persona en el mundo para alguien. Irene quería saber si de verdad si todo eso que había visto en las peliculas, y había leído en los libros era asi de verdad. Quería saber como se sentiría al poder pasear de la mano por la calle con alguien, ir al cine, a cenar, o simplemente compartir un domingo de manta en el sofá mientras se tomaba un té y leía un libro, con alguien que quisiese hacer lo mismo con ella.

Pero no eso no era para ella, para ella era sufrir y estar sola mientras los demás continúaban con sus vidas y se enamoraban. Desde que había muerto su madre, nunca había tenido con quien hablar de estas cosas, lo había intentado con Vico pero tenía tanto positivismo sobre cualquier tema que la hundía aun más con lo de ¡no te preocupes ya llegará! ¡Cuando menos te lo esperes aparece!, ¡ si estás sola es porque quieres!¡ sino quiere estar contigo es que no merece la pena!. Irene no soportaba todos aquellos topicazos que con ella no eran verdad, y que lo único que hacían era hacerla sentir aun más un bicho raro.

La puerta del portal se abrió y se cerró pero Irene estaba tan metida en sus pensamientos que ni se dio cuenta, hasta que una mano la toco en el hombro.

_ Pero Irene mi niña ¿Qué te pasa?.

Irene giró la cabeza y al ver a la señora Pura, instintivamente se puso en pie la abrazó y comenzar a llorar sobre su hombro.

_Pero Ire ¡ por dios! Me estás asustando, venga entra en el ascensor y vamos a mi casa que con una manta y un té lo verás todos mejor, además ¿Cuánto rato llevas aquí? Estás congelada, venga vamos entra.

Diario de una Grosella.Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon