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Al entrar en la casa, ella corrió hacia su habitación y se encerró en ella. Abrazó con fuerza sus piernas y miró las paredes, perdiéndose en ellas. Entonces lo hizo, comenzó a arrancar todos los papeles y las fotografías con dolor y luego se dejó caer al suelo llorando.
Pasó horas y horas allí, hecha un ovillo, llorando todas las lágrimas que se había aguantado a lo largo de su vida.
Cuando los chicos regresaron, William subió para hablar con ella y la encontró dormida en el suelo rodeada de papeles rotos. Miró las paredes vacías y vio el suave brillo de sus mejillas conservando un poco de la humedad que habían provocado las lágrimas.
Ya no recordaba ni las palabras que había planeado decirle, estaba impactado, estático frete al dolor de su prima expresado de un modo que ella jamás lo había hecho. Se sentó a su lado y la tomó entre sus brazos, apartando el cabello de su rostro y acariciándole las mejillas con suavidad.
-¿Por qué no me dejas cuidarte?-preguntó en un susurro y notó la presencia de Andy.
-Porque tenes cosas mas importantes que cuidar a una estúpida adolescente que no sabe siquiera donde está parada.-murmuró ella y cerró sus ojos con fuerza a la vez que otro sollozo escapaba de sus labios. Intentó ponerse de pie pero William no se lo permitió.
-Basta, Elizabeth. No te hagas esto. No me hagas esto. Si es necesario dejar la banda para que veas que me importas, voy a hacerlo. No soporto verte así.
-¿Alguna vez me viste de otra forma?-preguntó poniéndose de pie.- No. Y no por el hecho de que no estuvieras. No soy una estrella, William. Ni siquiera logro ser una adolescente normal con aspiraciones normales. Soy así y no puedo evitarlo. Yo no puedo.
-Si que podes.-dijo él tomando el rostro de ella entre sus manos.-Yo sé que podes. Puedo ayudarte en todo lo que necesites.
-No.-murmuró ella.-No podes porque lo que perdí no se recupera. Ya no hay otro papá ni otra mamá. Y ni siquiera sé lo que fue tenerlos.
Él la rodeó con sus brazos y ella lloró en su pecho sin poder evitarlo. Miró a Andy y éste le indicó que llevara a la chica a su habitación mientras él se encargaba de los papeles.
William cargó a su prima en brazos como si fuera una pequeña de cinco años y, mientras ella lloraba, la llevó hasta su habitación.
Harold la miró en silencio y luego entró en la habitación de ella, encontrándose a Andy levantando el desastre que había en el lugar.
-¿Qué pasó? -preguntó él.- ¿Pelearon?
-Lo hizo ella. Cuando llegamos todo estaba así.
Harold hizo una mueca y se dejó caer en la cama. Colocó las manos bajo su cabeza y cerró los ojos.
-Esto es cada vez mas difícil-dijo.- Es una chica muy complicada.
-No es complicada Harold. Solo... no sabemos que pasa en la vida de ella. No sabes lo que siente ella. Se siente mal, Harold. Piensa que está arruinándolo todo. No puede con esto. 
-¿Y vos lo sabes?-preguntó fastidiado.
-Si, Harold. Yo lo sé. Hablo con ella, ¿Sabes? Me costó bastante que confiara en mi y por momentos duele porque, lo que estás viendo... Harold esto no refleja ni un cuarto se lo que siente. No sé como llegó tan lejos sin explotar antes. Es necesario que ella hable con William pero, al parecer, no se atreve a hacerlo.
Harold suspiró y comenzó a ayudarlo con los papeles. Obviamente Elizabeth no estaba mostrándoles quien realmente era, solo usaba una máscara que, al parecer, se volvía cada vez mas difícil de sostener.

¿Sueño o pesadilla?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora