Capítulo 14

173 25 15
                                    

Querido Ed:

La fiesta, cómo olvidarlo. Cuando me derretía por el vocalista de LANY, el atractivo y sensual Paul Jason Klein. Viejos tiempos.

Estar por tres segundos en el cerebro de Ed Sheeran probablemente el día de hoy valdría oro. La cosa es, que años atrás para mi fue más que oro.

Atando cabos, ahora sé porqué Kate vino un día después de la escuela a mi casa. Me molestó tanto Ed, porque me había ignorado toda la semana y tú también cabrón, tú también te ausentaste toda la semana.

Apareció con su cara de "Hey, contigo quiero hablar amiga del alma" haciéndome sentir tonta por dejarla pasar, pero la realidad era que estaba exagerando Ed. Era la vida de ella, era tu vida, y a fin de cuentas yo no tenía voz, ni voto.

- ¿Cómo te la has pasado Be? - me abrazó tan rápido que no lo vi venir y por ende, no me dio tiempo de responder.

- Estoy viva, no la pude haber pasado mejor - contesté con amabilidad haciéndola pasar hasta mi habitación.

- Wow, el aire es muy denso aquí.

¿A qué se refirió con "denso"? No había nada malo allí, era mi habitación y tan siquiera por una vez en la vida podía darme el lujo de decir: Hey es mi aire, no lo respires, no lo uses y cuando te vayas cierras la puerta. Muchísimas gracias. Pero ese no era el caso, el aire era como cualquier otro aire, de cualquier otro lugar. Qué estupidez.

- Pues es el mismo aire que ahora mismo sucumbe tus pulmones - caminé con pasos largos y me senté en mi cama, hizo lo mismo.

- Tengo un problema y tú, mejor amiga, tienes que ayudarme - se acercó a mi y colocó una mano sobre mi hombro.

- Yo tampoco sé mucho de matemáticas, pero puedo llamar a...- me interrumpió sujetando nuevamente mi hombro y me miró con una breve sonrisa.

- Mi problema se llama Ed Sheeran.

Y qué te digo, sentí la mierda en la garganta, Ed.

- ¿Ed? ¿Qué tiene Ed? - la miré con los ojos entrecerrados, hechos una linea fina.

- Es que, no sé porqué, ni cómo pero... - sabía lo que venía, era más que obvio - ... Me gusta - a eso me refería - y mucho Be... Y tú le hablas más que yo, así que me preguntaba si... ¡Podías ayudarme a conocerlo mejor!

Bye, ciao, sayōnara, arrivederci. No quería seguir formando parte de esa conversación, quería dormir y que me despertaran en el 2054.

- Claro - sonreí - pero qué quieres que te diga - todo salía entre dientes, ¿cómo es que no lo notó?

- ¡To-do! - me llevaba el demonio.

Pestañeé sintiéndome invadida, pequeña. No sabía por donde comenzar y no porque no supiera que decir, todo lo contrario, a eso iba Ed, no sabía por donde comenzar de tantas cosas que sabía sobre ti. Decidí hacerlo de afuera hacia dentro, de lo más básico hasta los detalles.

- Le gusta el color naranja, fiel a los gatos... Tiene uno, se llama Monín. Le gusta llevar pulseras, no sé porqué, pero ahora lleva unas que me han llamado la atención...

- Be, - me miró - al grano.

Me removí en mi lugar tratando de no voltear los ojos.

- Tiene un hermano, eso he escuchado. Maldice mucho, es muy soez pero divertido, cuando habla con alguna persona pone toda su atención en ella y eso es genial. Suele comer muchas Jaffa Cakes por las tardes en casa de Ald, su mejor amigo o a veces simplemente las come en clase, cuando se le antoja - recuerdo muy bien ese pequeño gesto que hice Ed, justo cuando mi mente proyectó aquella vez que viniste a verme, tan casual y normal -. Tiene esa manía de fregarse los ojos con las mangas de su hoddie y tartamudea con estilo, es raro pero sus labios hacen que se vea de esa manera, son delgados y cuando toma soda se ponen muy rojos. No hables mal de Oasis, Nizlopi o Eminem porque lo más seguro es que consigas una patada en la mandíbula acompañada de un "Vete a la mierda" y tam...

- Es mucha información... ¡Demasiada Be! - me interrumpió cruelmente, me agradaba contar esas cosillas, me agrada hablar de ti y nunca supe si eso era bueno.

- ¿En serio? - pregunté fingiendo duda porque la verdad era que, sólo se trataba de un pedacito de ti. Parecía un bicho raro hablando de ti y nada más. Cómo es que no se dio cuenta que no te quería con ella, y que me empezó a caer mal por eso. Porque sé que lo pensabas, y si no lo sabías, pues: sorpresa.

Además, ¡hablamos de una persona, no de un trabajo de Ciencias! A mi no me costaría en lo absoluto memorizar grandes manías o pequeños detalles si una persona me interesa de verdad. Eso me molestaba y mucho Ed ¿sabes por qué? Pues porque ahí cometí mi primer de muchos errores, tuve una oportunidad más de cambiar toda esa basura pero era lo suficientemente tonta como para hacer posible aquello.

Desde ese día Katherine y yo, no fuimos las mismas. No me gustaba sentir ese sentimiento de molestia cuando recurría a mi sólo para saber o enterarse más de ti. Tomaba todos los créditos y no eran los créditos los que me enfadaban, era lo que conseguía en base a ellos, porque se ganaban tu atención, tu confianza; tu corazón Ed y eso se sentía estúpido e injusto. Se sentía realmente feo. Éramos el típico, estúpido y maldito triángulo amoroso de novela dramática, no podía creer en aquello, me hería el orgullo.

Destruía nuestros días de sunburn. Te creo una persona despistada y olvidadiza pero no tanto como para que la palabra sunburn se te borrara del cerebro y memoria.

¿El día que los nombramos así? Muy fácil. El verano en el que fuimos a la playa y nuestras espaldas se quemaron debido al sol, tu piel es tan blanca, tan delicada, tan de nena que te quedó una pequeña cicatriz detrás del hombro izquierdo. Espero que todavía la tengas en ese rinconcito, marcada e indeleble.

- Estos días son como... - dejaste al aire mientras contemplabas el atardecer sobre la arena mojada.

- Como una cicatriz, no se olvidan - completé haciendo lo mismo sólo que yo aún jugaba los granitos de arena con la punta de mis dedos.

Estuvimos conectados, una de muchas veces, estábamos en la misma sintonía.

Tal vez fue gracias a ese profesor de artes quien le llamaba

钻石 (no te preocupes Ed, sigue leyendo) a los días que brillaban más que el sol, que tenían más valor que el oro, esos días donde ni una tormenta ácida los podía opacar. Zuànshí, así se lee Ed, sé que recuerdas su significado aún así, aquí te lo dejo: diamante.

Y esa fue la mejor parte, cuando mantuvimos ese contacto visual y susurramos con esa emoción infantil un "Días de sunburn" fue natural Ed, fue un momento tan nuestro. Tan tuyo y mío.

Y teníamos razón, al final del día dejaban una cicatriz, como una quemadura de sol.

--------------------

Actualicé rápido y eso me parece genial porque en menos de dos horas este capítulo quedó y aquí mismo expliqué el significado de días de sumburn. Mayormente me tomo un poco más de una semana pero ya ha quedado. Quería hacerlo cuando la historia estuviese un poquito más avanzada pero creo que este fue el momento correcto. Espero que les haya gustado tanto como a mi al momento de escribirlo.

Gracias por leer🐱

Imagen de Beth a un costado

Dear Ed: [Ed Sheeran] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora