Capítulo 8

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Querido Ed:

Qué triste es leer estas cartas Ed, y darme cuenta que sólo así, te atreviste a confesarme todo esto, como si no fuese importante. Como si fuera nada.

Pero no Ed, esto no quiere decir que esté dejando toda la culpa sobre tus hombros en cuanto dices «Buen novio y buen amigo» porque también fui cruel y estúpida, como en la mayoría de las ocasiones.

Ahora me parece muy gracioso, porque si me hubieses confesado todo esto a los 16, de seguro y mi pequeño corazón hubiera explotado de alegría infinita, si sólo me hubieses dicho "Llegué a la conclusión que de cierta manera eras muy (pero muy) atractiva" directo al rostro en uno de aquellos días cuando sólo nos solíamos sentar en la banca para sentir como nuestros pantalones se empapaban de sereno, wow Ed, nuestro pasado hubiese sido mucho mejor que esto... memorable, digno.

Al menos no uno tan triste.

Me di cuenta que, quién se ha saltado un sinfín de desastrosos días has sido tú.

El día de la Juventud

Ya nos hemos saltado muchísimo así que sólo déjame recapitular con esto. Recuerdo que no volví a verte durante el transcurso de la semana, Kate se disculpó al día siguiente diciendo algo como: "Lo siento Be, estaba con el equipo de porristas y este año quieren que el equipo de luchas tenga animadoras, ew." Así que sólo me contuve a decir que estaba bien, porque quería llegar a casa y botarme como un oso obeso y caer en coma por un buen rato.

Lo único que pude procesar toda la bendita semana fue nuestro desastrozo desayuno. Era lo más cercano a la palabra romántico que pude haber tenido hasta aquel entonces. Trataba de no obsecionarme con ese momento porque me ponía a pesar en cosas nuy estúpidas.

Qué verguenza, podía ser inútil hasta para destapar un sobrecito de salsa.

Pero ya lo superé, de veras que sí.

No, no Ed, no asistí a la famosa fiesta. Fue algo que desde el momento en el que aquel folleto llegó a mis manos, mentalmente había formulado un: No. Y aunque Ald se la pasó insistiendo en la clase de Política diciendo que la pasaríamos genial y que sería una divertida experiencia siendo alumnos de ingreso, finalmente había confirmado que no iría; al menos no. A esa fiesta.

Tal vez no te acuerdes muy bien, pero no fue en aquella fiesta, de hecho, fue en ésta que te voy mencionar dentro de unas palabras más.

Mi fin de semana estaba comenzando de la manera más tranquila y relajada. No duró mucho, gracias a nuestra amiga quien me consultaba del otro lado de la línea.

- Es viernes criatura mundana, se supone que hoy descanso de ti, es más - me enjarré - ni sé para qué hicimos horarios si a fin de cuentas, nos vemos hasta los domingos - repuse y por mis labios se asomó una sonrisa, porque me hacia recordar lo bien que la pasábamos.

- Ya sé, pero sé que me extrañas y bueno, Bonnie tiene un buen corazón. Cof, cof...- por alguna extraña razón, imaginé a Bonnie fingiendo tos para después voltear los ojos.

- De seguro tu gordo corazón me extraña...- tomé el teléfono con todo y cable para hablar con mejor comodidad desde el sofá - ¿Para qué haz llamado? ¿Qué ha pasado? Cuéntame

- Es que extraño a mi mejor amiga. - si Bonnie fuera actriz sería Madonna en Who's that girl?

- Tú no extrañas a nadie Bonn, ¿qué quieres? - soltó un suspiro y carraspeó.

- ¡Ald nos ha invitado a una reunión en casa de Ed! - soltó en un chillido. - ¿Acaso se te olvidó? - me acusó.

Ed + casa + reunión... Con la velocidad de un rayo te recordé con esa bonita sudaderos roja.

Dear Ed: [Ed Sheeran] Where stories live. Discover now