Capítulo Veintiocho.

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Chiara Harrison.

Mi hermano estaba enfadado, porque al final de cuentas se había enterado de que me estaba quedando en casa de Morgan.
Para mi suerte, la relación que tenía con el mejor amigo de Liam, había mejorado. Porque hacía más de un mes atrás no podía ni siquiera mirarlo, me hacía mal. Solo que después de todo lo que sucedió, era él la única persona a la que deseaba dirigirme corriendo para abrazar. Era la calma a mi tempestad, era en vano que lo siguiera ocultando.

Después de que hable con él, pude abrirme libremente con Susan, quien se merecía también toda la verdad, y sabía que ella podría ayudarme a pasar un poco el mal trago y el pánico que aún me daba pensar en que tenía que hablar con Liam tarde o temprano.

Había ido a mi departamento a buscar un par de prendas para ducharme, y de paso conseguí sacar mis apuntes de la universidad, Alexander me ayudó a ponerme al día a través de mensajes y una corta llamada que fue necesaria.

Mis piernas se sentían débiles. Mis manos sudaban, y mucho. La cabeza me dolía, y tenía todos mis sentidos activos, siendo mujer, estaba en peligro, si que lo estaba, no podía dejar que algo más me pasara de nuevo. No estaba segura de poder recuperarme de algo así.

Xander estaba echado en el sofá viendo una película en su móvil. Sentí como me observó de reojo y volvió a clavar su mirada en el celular cuando notó la presencia de Thomas detrás de mi. Él se había puesto los pantalones diciendo que por nada dejaría que volviese sola, ademas, Morgan sabía que a esas horas mi hermano no estaba en casa ya que se dedicaba a entrenar en el gimnasio.

Mi mirada solo se dirigía al chico de ojitos azules, que tampoco me los sacaba de encima. Se prendió un cigarro y comenzó a observar el lugar, asegurándose de que Xander no hiciera ni el maldito intento de acercarse.
Y cuando salimos de allí por fin, no me cansé de agradecer ese gesto, porque era lo que necesitaba en esos momentos; alguien que me cuidase. Y me encantaba que fuese Morgan quien lo hiciera, pero me explotaba el corazón sabiendo que ni siquiera se lo había pedido.

Susan, Lucas, Morgan y yo cenamos en "Pazzi", un restaurante italiano de pizzas que estaba en  Prinsengracht, cerca del famoso barrio de Jordaan, en Amsterdam. Allí ordenamos pizzas napolitanas que a Susan tanto le gustaban.

Ellos dejaron que yo eligiera el lugar. Y fue el primero que me cautivó. Por dentro tenía una decoración moderna pero acogedora, con paredes de ladrillos a la vista y mesas de madera. Su iluminación cálida le daba un ambiente agradable.
Había mucha gente cerca de la cocina que era abierta, la mayoría eran turistas y se dedicaban a fotografiar al chef y los ayudantes que preparaban las distintas delicias de pizzas.

— ¿Cual es el plan? —preguntó mi amiga.

Habíamos quedado en que seria una salida para charlar sobre el asunto que nos mantenía incomodos y tensos a todos. Porque esa era la realidad.
Thomas había estado más cuidadoso de lo que lo recordaba. Lucas más hermano, y Susan, bueno, ella seguía siendo ella, con su energía pura y única, solo que a diferencia de antes, trataba de mantenerse seria y hablar de lo que importaba; que yo le confesase a Liam todo lo que había ocurrido.

Tenía terror, y la piel se me puso china cuando Lucas nos contó que se había cruzado con Xander en una libreria, y que lo primero que preguntó fue sobre mi y mi paradero, porque según él, estaba preocupado.

Me reí cínicamente. No podía creer como tenía el descaro de mostrarse así, cómo si fuese la persona más inocente del universo. Y créanme, cualquiera le creería. Porque para el resto el era distinto. Ayudaba a los mayores, y todas las señoras quedaban encantadas con su "caballerosidad". 

Cuando dejamos de sentir miedo.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ