Capítulo Once.

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Chiara Harrison.

Corrí por las escaleras tratando de buscar a Liam. Al fin habia podido reaccionar, y lo único que se me ocurrió fue correr hacía mi hermano, contarle lo sucedido y abrazarlo. Me estaba conteniendo el llanto.

Me crucé a Lucas, quién me señalo el camino dentro de la mansión qué debía recorrer para llegar hasta Liam.
Me paré en seco al ver un pasillo lleno de habitaciones detrás de la cortina negra. El pequeño lugar estaba iluminado apenas por unas luces de colores que cambiaban a cada segundo y eso provocó que me mareara.

¿Cinco o Seis? Trataba de recordar el número que Lucas me indicó, pero algo me decía que estaba equivocada en ambas. Aun asi, me arriesgue.

Me puse de pie frente a la puerta de la habitación número cinco y golpee fuerte con mis nudillos. Me froté aquellos suavemente cuándo sentí que hacerlo me generó un ligero dolor. Gruñí, y antes de que volviese a tocar, el picaporte giró.

— ¿Chiara?

Me quedé anonadada cuando al primero que vi fue a Morgan con el torso desnudo y con una simple toalla cubriendo sus caderas.
No parpadeé. El aliento se me cortó y no mis ojos se fueron de forma automática a él. Recorrí cada lugar de su cuerpo con mis ojos, así, desde lo lejos. Porque así se sentía aun que lo tuviese a un metro de distancia.

Sacudí mi cabeza y titubeé. Me concentré en mi respiración y volví a la realidad.

—Perdona. — Se me salió. —Pensé que aquí estaba otra persona.

Estaba por retomar el paso cuando su voz ronca, y de tono serio, me detuvo.

— ¿A quién estabas buscando? —preguntó sin quitar su frialdad mientras alzaba su ceja confundido.

—A nadie.

—Todos en esta fiesta usan este sector como un...

—Lo sé. — Interrumpí. —Da igual.

Me encogí de hombros y dirigí la mirada a los números de las puertas de nuevo. Estaba insegura, pero si no había escuchado tan mal, el seis debía ser la correcta.

— ¿Vas a responder? —preguntó abruptamente.

Sentí como mi estómago se revolvía del enojo que me estaba invadiendo completa. A él no le interesaba en realidad eso, solo lo hacía por querer molestarme. ¿Por qué mejor no se metía con su chica adentro?

—Te están esperando, Morgan.

Ni siquiera lo miré, no fui capaz. Asi que solo seguí mis pasos hasta aquel número y toqué. Sabía que Thomas aún tenía sus ojos puestos en mí. Me resultaba difícil hacerlo así, pero desde la última vez, él no me dejó más alternativa que esa. 

— ¿Y tú que ca...

—No hay tiempo. —dije interrumpiéndolo. —Papá tuvo un accidente. — Solté.

El rostro abrumado de Liam fue bastante notable. Él también apenas tenía una toalla cubriéndolo. Eso me hacía pensar en lo escasas que eran esos momentos en mi vida. Diría que incluso jamás lo había pensado en hacer, hasta que ahí, me llenó de malestar la curiosidad.

— ¿Pero qué?

—Me ha llamado su novia.

— ¿Su novia?

— ¿La novia de quién? —preguntó su amigo apareciendo ya vestido desde mis espaldas.

Lo asesine con la mirada y vacile unos segundos.

—No es asunto tuyo.

—Chiara, sé más educada, por favor. — Emitió mi hermano mientras se volteaba y cerraba la puerta en nuestras narices para cambiarse.

Gruñí y volví a hacer el intento de ignorar su presencia, y de ignorar el echo de que me estaba muriendo por entablar alguna conversación con él, como antes.

— ¿Qué te sucede? — Su voz volvió a aparecer entre el silencio. —No es necesario que actúes como una niña caprichosa conmigo. Se directa.

Incluso con sus palabras, luche internamente para que no se notara mi debilidad. Quería que se diese cuenta del porque de mis actitudes. Que se preguntara que había hecho mal para que yo me comportara como una "niña caprichosa". Pero no, Morgan no podía ver eso.

—Tengo problemas ahora, no voy a perder la poca cordura que tengo discutiendo contigo.

Cuando dejamos de sentir miedo.Where stories live. Discover now