Capítulo Veinticuatro.

44 2 0
                                    

Chiara Harrison.

No podía entender porqué, pero sin darme cuenta, me encontré frente a la puerta del departamento de Thomas Morgan.
Había estado dando vueltas sin parar durante todo el día, ni siquiera le había echado un vistazo a mi móvil desde que salí de mi casa. Sabía que Liam me habría llenado de mensajes al pasar de las horas, pero no quería saber nada.

Le mentí cuando le dije que iría a comer a casa de Susan. No la había visto desde aquel día en que fuimos testigos de lo hermoso que era el amor romántico de personas que llevaban décadas juntos.
Y honestamente, no tenía intenciones de correr hacía ella.
No me malinterpreten. Amaba estar con Susan, verla, y compartir momentos que resultarían inolvidables juntas. Pero era algo tan privado que necesitaba a alguien que me generase algo más que solo confianza.

Necesitaba un refugio. Unos brazos que me acogieran. Quería sentirme segura y protegida.

Así fue cómo terminé en el departamento de Morgan. Y aun que me costaba admitirlo, me encantaba que se quedase conmigo, que me preguntase, y que confesara que yo le estaba preocupando.
Me ofreció pizza, y me obedeció cuando le pedí entre lágrimas que se quedara conmigo. Lo necesitaba, y no entendía todavía porque corrí hacía él, cuando llevaba evitándolo desde que tomo por primera vez un avión hasta Amsterdam.

—Miedo vas a sentir siempre.

Me dijo sin vueltas y directo. Quería asesinarlo por ser tan honesto conmigo, y porque sabía que tenía toda la razón del mundo en ese momento.
No podía deshacerme de ello fácilmente, no si no lo enfrentaba. Pero, necesitaba instrucciones de como hacerlo. ¿Por donde debía comenzar?, ¿cómo tenía que seguir después?, ¿a donde mierda iría si no resultaba?

Sin embargo, esa conversación con él, fue una de las más reales que tuvimos después de muchos años. Y también una de las que más me había dejando pensando.

Y después de la noche extremadamente larga, porque así la sentí. Terminé dormida.
Morgan me dio espacio y tiempo. Me dejo sola en su habitación y antes de retirarse volvió a decirme que si me sentía mal nuevamente, que lo despertara. Obviamente no iba a hacer eso, pero se lo agradecí con una sonrisa.

Pero lamentablemente no todo había seguido así. Porque el grito ahogado de Thomas me despertó, y me exhalté cuando oí a Liam responderle de mala manera con una voz fuerte que desconocía de él.

— ¡Que carajos! — Exclamó mirándome fríamente. — ¿Cómo mierda te atreves a hacer esto?

Vi a Morgan asomarse a la puerta. Y lo único que pude notar, fue su torso desnudo, y su cabello revuelto. Me mordí el labio inconscientemente, pero lo disimulé al ver como mi hermano lo empujaba.

— ¡Es mi hermana!, ¡jodete! — Se acercó a pasos acelerados hacia mi. — ¿Y a ti que te ocurre?

Mis ojos se llenaron de lágrimas porque jamás había visto a Liam tan enojado. Estaba furioso. Sus mejillas querían explotar de lo rojas que estaban.

—No es lo qué estas pensando. — Le respondí dura. Me mantuve firme y le arrebate mi brazo cuando intento tomarme.

—Claro. Ahora resulta que estoy loco. — Me asesino con la mirada. —Te vienes conmigo. ¡Ahora!

Thomas me miro confundido, y yo a él. Ninguno de los dos comprendía la situación. ¿Cómo es que Liam llego al departamento de Morgan gritando y sabiendo de mi estadía allí?

—No ha dicho eso. — Corrigió su amigo.

—Tú callate. — Lo apunto. —Estas muerto para mi.

— ¿Qué? —preguntó perturbado. —Si escucharas a ti hermana las cosas serían más sencillas.

— ¿Y qué me iba a decir?, ¿que se estaba acostando con mi mejor amigo? 

—No seas estúpido. Jamás le tocaría un pelo, no haría nada que ella no quisiera.

Era la primera vez que presenciaba un enfrentamiento entre ambos. Ellos jamás se habían peleado así. Y me sentía mal porque esta vez era mi culpa. No pensé en las consecuencias de haberme plantado en la puerta de Thomas.
Pero aun así, me gustaba que él no se quedara callado. Liam era mi hermano, pero estaba totalmente equivocado, y no sabía que le costaría muchas cosas.

— ¿Puedes dejar de decir bobadas? — Me puse en medio de ambos. —Por Dios, ¿cómo se te ocurre?

— ¿Qué otra explicación puede haber?, ¿Por qué estarías en su departamento y en su cama? —preguntó desafiante.

Me quedé callada, y Morgan también. Nos miramos, serios, pensativos. ¿Cómo se suponía que le responderíamos eso?, ¿cómo le diría que había dejado que él me viera vulnerable?, ¿que había llorado toda la noche por que no quería volver a mi departamento?
Había sido un momento intimo y único. No quería perderlo contándoselo a mi hermano, quien había enloquecido.

—Lo sabía. — Sonrió malicioso al no obtener respuesta alguna de nosotros. —Apúrate. — Me miró.

Agache mi cabeza y se me escapo un "si" susurrando.
Thomas me observó un poco decepcionado por no haberle echo frente a Liam. Pero no me apetecía seguir discutiendo con alguien que al parecer quería tener la razón en todo. No así.

Me dirigí a la habitación y recogí la mochila que llevaba. Me la coloqué y salí.
Mi hermano me estaba esperando impaciente en la puerta, y Morgan estaba en la mesada de su cocina preparándose un café, tal vez para matar la incomodidad del ambiente tenso que había adentro.
Lo taladre con la mirada, esperando a que me sintiera. Y obtuve lo que quería. Me escudriñó por lo bajo y con los labios le dije que volvería en la noche. Yo solo rogaba que me hubiese entendido.

Salí caminando por detrás de mi hermano, y al llegar al auto, me lo encontré. Era el piloto. Llevaba unas gafas negras puestas y apagaba un cigarro con sus dedos.

—Hasta que bajan. — Lo odié aun más. — ¿Entonces tu mejor amigo se estaba follando a tu hermana? — Se volteo a propósito para verme cuando me senté en la parte trasera.

—Eso a ti no te incumbe. — Le respondí de mala gana. Y lo seguiría haciendo.

—No quiero hablar de eso.

—Yo menos.

Cuando dejamos de sentir miedo. (EN EDICIÓN)Onde histórias criam vida. Descubra agora