Y dejando de lado todas las posibilidades de un enfrentamiento entre ambos, nadie podía negar el hecho de que Sora estaba innegablemente entregada a él. Podía verlo en los ojos del Uchiha, él también quería mantenerla a su lado, mantenerla bella eternamente, poseerla por completo. El maldito estaba seguramente igual de loco que él, solo que las circunstancias de su vida se habían acomodado para que él fuera el hokage mientras que Sasori era un criminal.

Durante un momento de la ceremonia, usaron una gran tela para proyectar imágenes de la pareja en diferentes etapas de su vida, Sasori pudo notar al instante que los ojos de Itachi tuvieron múltiples transiciones, mientras que los de Sora permanecían casi igual de puros. Fue entonces cuando llegó a una conclusión.

Sora era la clave del éxito y la felicidad en la vida de Itachi, sin ella el Uchiha habría terminado exactamente en el mismo lugar que Sasori, tras pensarlo por unos segundos se dió cuenta de que si ella hubiera nacido en el país del viento y hubiera crecido a su lado en lugar de hacerlo al de Itachi, ahora el futuro de Sasori sería muy diferente.

Bueno, no exactamente. Él ya tenía 17 años cuando ella apenas había nacido, pero uno nunca sabe.
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Pensándolo bien, quizás 1,500 personas había sido una exageración.

-Espero que tengan un matrimonio muy próspero, Hokage-Sama.-Les deseó un hombre para después inclinarse en respeto, en respuesta tanto Itachi como Sora lo reverenciaron de regreso. Honestamente Sora no tenía ni la menor idea de quién era ese hombre.

Al igual que los 200 pasados.

Se suponía que estaban en el momento de la comida, pero claro, siendo el único momento libre del novio y la novia, era obvio que todos querrían felicitarlos personalmente.

Sora estaba acostumbrada a ser cortés con personas desconocidas, pero a ese ritmo estaba segura de que se lastimaría la espalda por reverenciar tantas veces.

Itachi pareció notar la pequeña fatiga en ella por lo que pasó una mano por su espalda dándole un suave masaje, ella volteó a verlo con una sonrisa y ambos se dieron a entender con una mirada lo cansado que estaba siendo hablar con cada persona importante del país.

Ahora entendían porque habían puesto piedras al rojo vivo debajo de la comida, para evitar que se enfriara mientras ellos atendían sus deberes políticos.

Su familia hizo un esfuerzo en reducir la carga y comieron rápidamente para después caminar por el lugar y recibir algunas felicitaciones en su lugar, todos menos Fugaku que se había retirado a algún otro lugar, pero bueno, era mejor eso que tenerlo ahí propiciando algún momento incómodo.

Finalmente, después de otras 10 personas, lograron vislumbrar rostros conocidos entre la enorme multitud.

Hana le dió un empujón a Hoteho para pasar enfrente de él junto a Rei y Himeko.

-¿Cómo van? ¿Han logrado probar algo del costoso banquete después de saludar a media aldea?-Preguntó en broma viendo sus platos completamente llenos.

-Hoy he visto a más personas juntas que en toda mi vida.-Comentó Rei provocando que todos la voltearan a ver con una ceja alzada.-Bueno sería extraño decir que los sentí.

-¿Te gustaría cambiarte por algo más cómodo?-Cuestionó Himeko avanzando hacia Sora para acomodarle un pasador que estaba fuera de lugar.

-Estoy bien.-Negó considerando brevemente la oferta, su atuendo no era incómodo pero si algo pesado, aún así era la excusa perfecta para no levantarse de la mesa, estaba segura de que estaría el doble de cansada si estuviera reverenciando a cada persona del país de pie.

-¿En dónde está Izumi?-Preguntó Itachi mirando por encima de la multitud, las chicas compartieron una mirada incómoda para después intentar quitarle importancia con un gesto.

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