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Se echó cinco píldoras de alimento a la boca mientras veía la entrada a la cueva subterránea, Sasori había entrado hace unos segundos como si nada y ya empezaban a escucharse unos gritos, ella tenía que seguirle los pasos sin estorbarle claro estaba y de la manera más sigilosa posible para poder escapar sin que él la escuchara, no se fiaba de su promesa de dejarla hacer la misión que le correspondía sin meterse en su camino.

Sintió una descarga de adrenalina en el cuerpo en cuanto las píldoras hicieron efecto, no tenía ni la menor idea de cómo era la estructura de ese lugar, pero seguramente iba a necesitar una buena cantidad de chakra.

Entró por el mismo lugar que Sasori y comenzó a correr entre los pasillos, cada vez que se abría un nuevo camino hacía un clon de sombra para revisar esa dirección. Al parecer la mayoría de los pasillos estaban vacíos, seguramente el escándalo que estaba haciendo Sasori servía para que perdieran sus puestos. El lugar era enorme y cada vez más y más clones regresaban a ella indicando que no había rastro de los niños.

Sintió la angustia acumularse en su pecho, la razón por la que la habían mandado a ella a esa misión, era que tenía la capacitación en violencia gráfica, pero no creía poder mantener la mente clara si llegaba y ya habían niños muertos u obligados a hacer cosas horribles.

Los últimos clones regresaron a ella revelando que no había nada, inyectó más chakra en sus piernas y en menos de segundos alcanzó a Sasori al frente de la enorme puerta de un teatro subterráneo, estaba usando su marioneta del tercer Kazekage para matar a los guardias, eso quería decir que no eran ninjas cualquiera.

-Si tocas una de mis presas te mato.-Advirtió matando un guardia para después usar una gran estaca de arena para romper la puerta, sin dejar de correr, Sora saltó metiéndose entre los escombros de la puerta y usando la arena como impulso para saltar nuevamente al centro del escenario donde había un hombre con una daga lista para clavarla en el pecho de un niño, al parecer el primero de ellos.

-¡Hakke Kuhekisho!-Atinó el golpe a su pecho matándolo y dejándolo clavado en el suelo. Se dió la vuelta mirando a la audiencia, debían ser al menos 100 personas, mujeres y hombres de todas las edades.

-¡Matenla!-Ordenó uno de los hombres, los guardias de cada familia rápidamente se pusieron de pie para encararla, adoptó la postura del puño suave, se aseguraría de matar a todos los ninjas de la sala, al menos así los niños resistirían hasta que Arashi pudiera liberarlos, los capos seguramente intentarían escapar.

-Te dije que si tocas una de mis presas te mato.-Habló Sasori afuera del cuerpo de Hiruko, al parecer los guardias no habían sido problema para él. Se quitó la capa y la camisa que llevaba debajo dejando su torso desnudo. En el área donde debía estar su estómago estaba un cable grueso enrollado alrededor, había un mecanismo en la parte derecha de su pecho y en el izquierdo había un dispositivo con forma de cilindro, justo a la altura del corazón.-Por suerte tengo una marioneta para cada uno de ustedes.

Abrió el mecanismo de la parte derecha de su pecho, una gran corriente de chakra salió de esta y al instante se invocaron un centenar de marionetas.

-Akahigi Hyakki no Souen.-Las marionetas sacaron sus armas, una a una con sonidos huecos mientras la multitud se agitaba y se agachaban en sus lugares.-Voy a ser considerado contigo y te daré 10 segundos para que te lleves a esos niños antes de que mis marionetas ataquen a lo que se les ponga enfrente.

Sin perder tiempo, Sora hizo una gran cantidad de clones de sombra para cargar la enorme jaula donde estaban los niños y soltó al que estaba amarrado en aquel piedra de sacrificio, todos los niños parecían estar inconscientes pero vivos.

Le dió una última mirada a Sasori antes de tomar su camino, nunca se imaginó que podría estar agradecida con un miembro de Akatsuki y menos “colaborar” en una misión.

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