Cogió a Lucia de la mano y empezó a caminar rápidamente, arrastrándola detrás de ella casi corriendo, los chicos las siguieron, llegaron hasta el coche de Álvaro, donde se subieron rápidamente los cuatro y Marta le indicó como llegar lo antes posible.

Después de casi media hora metidos entre el tráfico que no avanzaba, Lucia se cansó de esperar para avanzar medio metro y les dijo antes de abrir la puerta y salir corriendo:

-          Voy a ir primero, nos vemos allí.

-          ¡¿Qué?! ¡¿Pero es que te has vuelto loca?! – exclamó Carlos girándose hacia atrás, pero sin que ella lo escuchara ya que había salido corriendo por la calle, suspiró y se giró hacia Álvaro -. Tío, voy detrás de ella, puede pasarle algo.

-          Ve, nosotros llegaremos en poco tiempo.

Carlos se bajó del coche y echó a correr detrás de ella, que la pudo alcanzar unas calles mas allá, la cogió del brazo por detrás y la hizo parar para que lo mirara.

-          ¡¿Pero es que te has vuelto loca?! – repitió mirándola preocupado - ¡¿Cómo vas a ir tú sola a por ella?!

-          ¡Es mi amiga, una de mis mejores amigas! ¡No puedo estar suida en un coche esperando a que el puñetero tráfico quiera avanzar para poder llegar mientras a ella pueden estar haciéndole de todo! – exclamó mirándolo enfadada, respiró hondo y lo miró -. Y ahora, suéltame, tengo que irme. – dijo mirando la mano de él alrededor de su brazo.

-          Sola no, voy contigo. – le respondió serio.

Lucia echó a correr de nuevo, cogida de la mano de Carlos hasta que llegaron a unos edificios de solo tres plantas entre otros más grandes. Cuando iban a entrar a la calle, vieron a la madre de Eva salir de la mano con un hombre que no tenía muy buena pinta.

-          ¡Será zorra! – exclamó bajo escondiéndose detrás de un edificio, tirando de Carlos para que no lo viera.

-          ¿Quién es? – preguntó asomándose un poco para ver.

-          La madre de Eva, la muy… zorra me ha dicho que no sabía dónde estaba su hija y ahora sale de su casa… - exclamó furiosa, dándole una patada a la pared.

Carlos la cogió por la cintura y la hizo girar para que lo mirara y dejara la pared tranquila antes de que se rompiera algo.

-          Puede que no lo sepa.

Lucia lo miró seria.

-          Lo sabe, seguro que lo sabe. – aseguró.

Álvaro y Marta llegaron junto a ellos por detrás y esperaron a que la madre de Eva terminara de desaparecer calle abajo para acercarse al edificio y entrar.

-          Primero vamos nosotras, quedaos aquí en la puerta, ¿vale? – dijo Marta tocando al interfono.

-          Si tocas y te ve, no te abrirá. – le dijo Carlos con obviedad.

-          No es su piso, es de su vecina. – sonrió Marta.

-          ¿Quién es? – preguntó una voz temblorosa al otro lado.

-          ¿Señora Rodríguez? – preguntó Marta con voz dulce.

-          No, se ha equivocado, es en el pido de al lado. – respondió la señora antes de colgar el interfono.

-          ¡Espere! – dijo Marta al ver que iba a colgar -. Perdone la molestia, señora, pero ¿me podría abrir? Llevo muchas bolsas y pesan demasiado. – preguntó con voz muy dulce.

¿Cuándo te volveré a ver?जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें