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Ahora el muerto, el fantasma, se encontraba más vivo que a quién le latía el corazón.

Cuando la joven se fue, después de haberla dejado bajar unos minutos al sótano y que ella depositara las flores en la habitación llena de números, junto al regreso de Hanbin de su trabajo, Ricky se cruzó de brazos frente a los mayores y torció los labios, mostrando su descontento y su espera por algún comentario en medio del silencio tras la explicación de todo lo sucedido al recién llegado.

─ ¿Qué? ─preguntó Hao con una mueca mientras se dejaba caer en el sillón junto a su mejor amigo.─ Deja de mirarme así y comienza a hablar. ─Ricky suspiró profundo, tomando asiento en el sofá paralelo para mirar directo a la televisión.

─ Hay fantasmas. ─pronunció sin más, manteniéndose relajado y aflojando su tenso cuerpo.─ Ellos existen.

Hanbin casi suelta una risa amarga, pero esta se ahogó dentro de su cuello, suprimiéndose y regresando hasta su pecho donde se extendió como un nerviosismo. Estaba buscando una respuesta, aunque pareciera inútil o absurdo, él seguía buscando una explicación que le diera sentido a todo eso.

─ Estamos sugestionados. ─se limitó a responder, enderezando su espalda sin mirar al menor y al mayor.─ Los números en la habitación ahora tienen sentido, no fue ningún fantasma.

─ Ya, supongo que los mensajes en mi celular venían incluídos con la casa. Se te están acabando las excusas.

─ Pudo ser un conocido de Kim Taerae... ─murmuró el hermano mayor tras pensarlo durante unos largos segundos.─ Alguien pudo haber enloquecido con su muerte y ahora se dedica a molestar a cada inquilino que llega aquí.

─ Poco creíble.

─ Es más creíble que un puto fantasma. ─Hanbin se puso de pie con molestia, tratando de convencerse de sus propias palabras.

─ No le digas así.

Hanbin giró el rostro desconcertado por la petición del menor, y lo observó por varios segundos, tratando de descifrar su postura extraña, notándola relajada, casi tan calmada como la actitud de niño.

─ ¿Te da miedo el supuesto fantasma? ─Ricky negó.

─ En todo este tiempo, pensé que yo estaba enloqueciendo, pero ahora estoy aliviado al saber que al menos yo no soy el problema. ─Ricky elevó sus labios, mostrando esa sonrisa gatuna que estuvo desaparecida durante un buen tiempo.─ Ahora dormiré tranquilo sabiendo que hay un fantasma rondando y no soy solo yo siendo paranoico.

Ricky se puso de pie, caminando fuera de la sala sin interés alguno en la respuesta de Hanbin o en la mirada escéptica de su hermano mayor. Al parecer los tres habían tenido suficiente con la reciente visita de la joven, ninguno sabiendo que pensar al respecto, solo colapsando.

Yujin corrió hasta Hanbin, alzando sus brazos como un niño de tres años esperando a ser cargado. El mayor lo levantó sin chistar, abrazándolo con cariño y notando que el pequeño había estado rondando en la habitación por varios minutos hasta que se acercó.

Dejó que Ricky y Hao se fueran, observado sus lentos pasos alejarse, pareciendo ajenos de la situación, y Yujin dejó caer su cabeza contra su hombro, acurrucándose con cariño. Fue todo por ese día.

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─ Taerae...Kim Taerae.

𝐒𝐖𝐄𝐄𝐓 𝐇𝐎𝐌𝐄 𖧵 𝐙𝐁𝟏Where stories live. Discover now