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La fría madera rechinaba bajo los pies que caminaban con lentitud en aquella noche oscura de verano. El pequeño cuerpo andaba temeroso por el pasillo interminable, con la mirada fija en las puertas que yacían cerradas a su alrededor. Miedo, eso sentía Yujin, quien dudaba con cada paso que daba en la oscuridad.

Daba vueltas, estaba perdido por el lugar, pero es que no podía -quería- molestar a Hanbin o Hao, sabía que ellos estaban cansados al ocuparse toda la tarde de la mudanza. Tampoco quiso despertar a Matthew, mucho menos a Ricky, así que solo optó por andar en busca del baño en medio del silencio por su cuenta.

Él podía hacerlo, ya no era un bebé como Soojin. Tenía seis años, y estaba grande para llorar o mojar sus pantalones, así que tenía que encontrar el baño ahora o escucharía un regaño de Hanbin al amanecer. No tenía tiempo, realmente estaba aguantando todo lo que podía.

Aunque él sabía que no era su culpa. Recién había llegado a la casa ese día, así que era un lugar completamente nuevo para él. No conocía la ubicación de los cuartos, y entre ellos, el baño. Todos estuvieron ocupados durante el día que se olvidaron de mostrarle su nuevo hogar.

Se lamentaba internamente de beber aquel refresco esa tarde, ahora no podía soportar más sus ganas de ir al baño. En ese instante deseaba ser un bebé como su hermanita Soojin y tener un pañal para evitarse los regaños.

Se negaba rotundamente a bajar las escaleras que se veían mucho más oscuras que el pasillo por el que andaba. Pensó en alguna forma de calmarse antes de llorar por no poder aguantar más tiempo; hasta pensó en volver a su cama y mojar sus sábanas hasta que despertara y le dijera a Hanbin que lo hizo sin querer.

Cuando estuvo a punto de soltarlo todo en medio del pasillo, escuchó como una de las puertas se abría lentamente, haciéndolo saltar del asombro. Giró para ver de quien se trataba, hasta que se detuvo notando unos pequeños ojos brillantes observándolo con temor.

Él sonrió, no quería que sintiera miedo de su presencia. Se acercó hacía la puerta abierta dando saltos cortos, mirando con curiosidad su interior, otra vez encontrándose con esos ojos brillantes que solo le generaban mayor interés.

─ ¿Cuál es tu nombre? ─preguntó al ver que no tenía intenciones de acercarse a él.

El silencio le respondió, y eso le hizo sentir mal. Él no quería asustar a nadie, solo quería tener nuevos amigos. Decidió mostrar su sonrisa para que no le tuviera miedo, ya que su madre siempre le decía que una sonrisa era mejor que las palabras.

─ Yo soy Yujin. ─se adelantó en decir. Tenía curiosidad; sus ojos eran interesantes. Pasaron unos segundos hasta que volvió a hablar, esta vez algo emocionado.─ ¿Gunwook? Suena muy aburrido, así que mejor te llamaré Wookie.

Yujin se sintió mejor. Los ojos brillantes habían sonreído al escuchar el nuevo nombre y eso le hizo sentir que ya no le tenía miedo. Genial, ahora tendría otro amigo con el cual jugar.

─ ¿Sabes dónde está el baño? ─quería hacer amigos, pero primero necesitaba soltar todo lo que retenía.─ Ahora no podemos jugar, es de noche. ─Yujin no lo entendía; si era de noche debían de dormir, cuando salía el sol ya podían jugar. ¿Qué hacía despierto? ─ Wookie, ¿no deberías de ir a dormir?

Hablando de dormir, Yujin bostezaba cada diez segundos. Si no fuera por el hecho de querer ir al baño, él estaría en su habitación, cubierto por sus cobijas, durmiendo mientras abrazaba su conejo de peluche.

─ ¿Cómo que ya estás dormido? Estás hablando conmigo y ni siquiera estás en tu cama. ─Yujin intentó ver dentro de la habitación para encontrar alguna cama o almohada como él tenía en la suya, pero no logró ver algo debido a la oscuridad.─ ¿No tienes una cama? Si quieres puedes ir a mi habitación y compartimos la mía.

El niño estaba emocionado, sería la primera pijamada que tendría con algún amigo. Solo debía encargarse de no hacer ruido o Hao vendría enfadado por despertarlo a estas horas. Si aún no salía el sol, nadie debería estar despierto, aunque él era la excepción al tener un asunto importante que hacer.

─ Jugaremos cuando el sol salga, ahora llévame al baño o me haré pipí en los pantalones. ─estaba algo avergonzado de hablar sobre ese tema porque ya estaba grande, pero el impulso de querer hacerlo en medio del pasillo era más grande.─ Si, Wookie. Seré tu amigo.

La penumbra reinaba en el pasillo, mientras que pequeños pasos de brincos y risitas se oían de camino al baño en la mitad de la oscura, helada y silenciosa noche de verano.

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𝐒𝐖𝐄𝐄𝐓 𝐇𝐎𝐌𝐄 𖧵 𝐙𝐁𝟏Onde as histórias ganham vida. Descobre agora