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Iban casi a la par de la araña, que no bajaba su velocidad hasta que se detuvieron al tropezarse con raíces gruesas de los árboles. Grover se detuvo quedándose estático en su sitio.

—Es este el camino —musitó, respondiendo a Percy.

—¿Quieres decir... para encontrar a Pan?

—¿No lo hueles? —preguntó a Tyson.

Grover se encontraba rígido, con atisbo de energía desbordando sus ojos, logrando mostrar cierta esperanza en su mirada.

—Tierra y Plantas.

—Sí, es el camino. ¡Estoy seguro!

—Ya volveremos —prometió Annabeth con frustración—. En el camino de vuelta a hablar con Hefesto.

Constantinova se removió inquieta, miró en dirección a donde la araña había desaparecido una y otra vez, esperando no perder demasiado su rastro para cuando recobraran su camino.

—El túnel habrá desaparecido para entonces —protestó Grover—. Tengo que seguirlo. ¡Una puerta así no permanecerá abierta!

—Pero no podemos —rezongó la rubia—. ¡Las fraguas!

—Tengo que hacerlo, Annabeth. ¿No lo comprendes?

—Nos dividiremos —terció Percy.

Nova miró al semidios a su lado y tocó su hombro, el chico la miró asentir, estando de acuerdo con él. Annabeth frunció los labios mirando a ambos.

—Es la mejor opción para los interés de todos —concordó.

—¡No! —confrontó—. Es demasiado peligroso. ¿Cómo volveremos a encontrarnos? Además, no puede ir solo.

—Voy con él —terció Tyson.

—¿Estás seguro? —cuestionó el semidios.

—El niño cabra necesita ayuda. Encontraremos al dios. Yo no soy como Hefesto. Me fío de los amigos.

—Volveremos a encontrarnos, Percy. Aun conservamos la conexión por empatía. Tengo... tengo que hacerlo —aceptó, suspiró intentando mostrarse preparado para la situación pese a la incertidumbre.

—Espero que tu intuición sea cierta.

Al despedirse, ninguno de los tres esperó demasiado para continuar siguiendo a la araña, habían avanzado, Annabeth tenía las cejas fruncidas y se había adelantado dejando notar su molestia y preocupación.

Percy había querido acercarse a ella y mostrarle que todo estaría bien, pero la semidiosa se había rehusado y se había excusado con que no debían perder tiempo.

Constantinova se encogió de hombros ante la mirada cohibida de Percy, se acercó al semidiós dando un par de palmadas sobre su hombro antes de jalarlo obligándolo a caminar detrás de la rubia.

No caminaron demasiado, cuando el túnel demostró lo cerca que estaban de las fraguas. Lograba escucharse de lejos el fragor de un ruido metálico, Annabeth seguía a la araña de cerca, dejando detrás a ambos semidioses.

Constantinova intentaba mantenerse junto a Percy, que por más que quería no lograba mantener el paso de ambas chicas, aun cuando Nova lo había tomado de su brazo durante un largo tramo para no perder de vista a la rubia que los lideraba.

—Hay una cosa que comentó Hefesto sobre Atenea.

—¿Qué juró no casarse nunca? Sí, es una diosa virgen junto a Artemisa y Hestia —respondió, recibiendo un asentimiento por el semidiós—. Tal vez por eso me dejó estar en su cacería. Ambas mantenían una buena relación.

Greek Tragedy | PJOWhere stories live. Discover now