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El monte Tamalpais se asomaba frente a ellos conforme avanzaban, cada instante más cerca aumentaba los nervios en la cazadora. Constantinova se limitaba a mirarla, sabía que pese a lo mucho que le dijera no cambiaría su preocupación.

No le extrañaba, sabía que si fuese ella quien tuviera que regresar a su hogar, estaría de la misma forma o incluso peor, pero claramente las circunstancias eran distintas.

—Debemos concentrarnos, la niebla aquí es muy intensa —habló Thalia.

—¿La mágica o la natural? —preguntó Percy.

—Ambas.

El camino cada vez era más estrecho y el tumulto de nubes alrededor de la zona dificultaba avanzar. La tensión fácilmente podía palparse en el aire.

—Miren —exclamó Percy.

—¿Qué era? —cuestionó Thalia.

Zoë y Constantinova se limitaban a caminar en silencio, probablemente cada una lidiando contra sus propios pensamientos y demonios que las asechaban. Como si se hubiesen puesto de acuerdo para sincronizarse, ambas llevaban la misma expresión en su rostro.

—Un barco blanco. Parecía un crucero.

—¿El de Luke?

—Entonces tendremos compañía —repuso Zoë.

—El ejército de Cronos —habló secundando a su hermana.

El cielo se iluminó, dejando notar más allá de lo que las luces del auto permitían. Apenas logró salir del auto, sujetando a Zoë de la muñeca de su mano y rodando junto a ella sobre la carretera. Desenvainó su escudo, protegiendo tanto a su hermana como a sí misma de los restos metálicos que salieron volando.

El transporte en que venía había sido reducido a escombros, sus restos se encontraban esparcidos a su alrededor. No pudo permitirse corroborar el estado de sus amigos.

Desde su periferia, aun sosteniendo el escudo para evitar ser golpeadas por los metales que caían, vislumbro a su hermana escabullirse por el camino hacia la cima.

—¿Qué es lo que piensas? No puedes simplemente desaparecer, sabes lo peligroso que...

Zoë interrumpió el vómito verbal de la azabache, tapando con la palma de su mano su boca. Las cejas de Constantinova se fruncieron en un gesto de enfado.

—¡Silencio! Es más peligroso que estes reprendiéndome, despertarás a Ladón.

—Estoy hablando en serio, no puedes enfrentarte a él sola. No lo permitiré, Zoë.

El rostro de la cazadora se suavizó al escuchar a su hermana. Tal vez no lo hayan hablado pero muy dentro suyo, sabían a lo que se refería aquella estrofa, no hacía falta que lo hablaran, por lo cual, Constantinova no quería dejar que Zoë estuviese sola.

Había sido testigo durante eones, de las profecías que se dictaban y de lo crueles e inhumanas que llegaban a ser. Nunca se doblegaban, ni mucho menos referían a un doble sentido, tal cual se predecía es como acontecía, y por mucho que las conociera, deseaba que se equivocaran...

Esperaba que su hermana saliera inmune de esta misión.

—Estoy bien, Nova, estaré bien...

Constantinova intentó sonreírle, pero tal gesto había sido más como una mueca extraña por su preocupación. No había podido responderle, cuando se escuchó un grito detrás de ellas.

—¡Zoë, Nova! —gritó Percy.

Apenas se escuchó su voz, Zoë corrió a su lado para reprenderlo, tal cual había hecho con ella minutos antes.

Greek Tragedy | PJOWhere stories live. Discover now