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Habían llegado a Cloudcroft, Nuevo México. La población destacaba por las montañas blanquecinas a su alrededor, los tejados relucían por la nieve acumulada y las calles se encontraban repletas de montones de nieve sucia, que orillaban en las esquinas para agilizar el paso. El sol apenas lograba salir, iluminando tenuemente el camino.

Constantinova se encontraba caminando un tanto alejada del grupo. Su rostro se encontraba algo entumecido y había adquirido tonos rojizos por el frío, había guardado sus manos en los bolsillos de su chaqueta, y un tenue rayo de sol iluminaba su rostro.

Percy le miraba detenidamente de vez en cuando, sin atreverse a hablar con ella y cuestionándose el favor que el dios le había pedido.

—¡Hay una cafetería! —exclamó Grover.

—Si, un café estaría bien —concordó Zoë.

Constantinova realmente no tenía interés en probar alimento, por lo que no prestaba atención a lo que discutían.

—¿Nova? ¿Estás de acuerdo? —La nombrada miró desconcertada a Thalia, su hermana la miraba preocupada—. No importa, váyanse ustedes. Vengan —dijo, empujando a la azabache a las tiendas.

Habían intentado averiguar cómo salir del pueblo, cosa que no era nada fácil, pues necesitaban de un vehículo, el pueblo al ser sumamente pequeño disponía de pocos servicios.

—Voy a recorrer las calles, a ver si estas tiendas me sugieren otra cosa. —Y con ello la hija de Zeus se alejó.

Bianca, Percy y Constantinova se quedaron callados incómodamente por segundos. La menor se acercó a las vitrinas de una tienda cercana para mirar dentro del local, Nova hacía un esfuerzo por olvidar su sueño por lo que había adquirido su expresión usual, mientras cuidaba de la niña.

—¿Y cómo te sienta ser cazadora? ¿Cuán... —intentó romper aquel silencio incomodo Percy?

—¿Cuánto tiempo llevó luciendo así? —Le interrumpió, a la vez que reía aligerando el ambiente—. Más de lo que te imaginas, Perseo. Digo, Percy —aclaró rápidamente al darse cuenta de su error. —En realidad, uno termina acostumbrándose, pero nunca deja de añorar el pasado.

Percy le miró dubitativo sin atreverse a hablar, no se le ocurría de que hablar con Constantinova, pese a que antes ya lo había hecho y se había desenvuelto bastante rápido.

—¿Por qué te uniste? Si no te molesta decirlo, claro.

—No pasa nada, Percy. No voy a aniquilarte o algo así. —Se quedó en silencio por breves segundos tras haber bromeado—. Necesitaba escapar de un futuro que no quería. —Mantenía su vista en sus manos, entrelazando y tronando sus dedos nerviosamente. —¿Sabes? Tal vez suene muy ambicioso de mi parte, pero no podía fallarme a mí misma, debía lograr lo que quería, y bueno...sé que piensas que somos frías o algo así, pero cada una se une por sus propios motivos, y al menos para mi sigue siendo doloroso recordar. No es tan fácil como crees.

Constantinova se levantó, suspirando y tallándose la cara. Sentía un nudo en su garganta, desde hace varios años, no se detenía a recordar lo que fue su vida anterior. El hacerlo le producía un dolor amargo y lleno de culpa, en el que se odiaba por dejar al hombre que la quiso y cuidó, como a su propia hija, pese a que no compartían ningún parentesco sanguíneo. Día tras día, cargaba con la culpa de haberlo dejado sin ninguna explicación, y aquel sentimiento era más grande al saber que nunca pudo despedirse de él de la forma correcta.

Miró nostálgicamente a Percy, antes de sonreírle. —Necesito pensar un rato, Percy. Ahora vuelvo, por favor cuida de Bianca.

Sin esperar alguna respuesta de su parte, comenzó a caminar sin ningún rumbo concreto por las calles del pueblo, las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos, pero ella se empeñaba en no mostrar debilidad. Un rayo de luz le deslumbró, provocándole que parpadeara para acoplarse a la luz en sus ojos.

—Cerebrito, sonríe un poco. No luces nada bien en ese estado. —Constantinova bufó rodando los ojos y sin querer, rió por el consejo que consideraba ridículo—. Se que no has comido nada, cielo. —Le recordó el dios, sabiendo que la joven había dado sus reservas al que consideraba un hombre necesitado. —Regresa y come algo, no podrás ayudar a mi hermana en ese estado.

—¿Te han dicho cuán molesto eres? Por cierto, te recuerdo que tienes prohibido interferir en las búsquedas mortales. Leyes antiguas. Anda, vete a molestar a otro lado —expresó irónicamente, logrando disipar la nostalgia que sentía—. ¡Uh, panecillos! —exclamó emocionada, al recibir el panque de arándanos con chocolate, que su hermana le ofrecía.

Se encontraba bajo la atenta mirada de Zoë y Percy. Constantinova prefirió ignorarlos y degustar de su alimento tranquilamente.

—¿Aún te quedan bellotas Grover? —cuestionó Zoë.

Antes de que Constantinova pudiera darse cuenta, había dejado caer su taza al igual que Grover. Los pájaros que decoraban la de él habían salido volando, la rata de goma de Percy cobró vida y salió corriendo. Sin que alguno pudiera reaccionar correctamente, Thalia llegó presionándolos por irse. Ya era tarde.

...

Apenas habían llegado al extremo del pueblo cuando los primeros guerreros esqueleto se hicieron notar.

Constantinova inmediatamente extendió en segundos un escudo lo bastante grande para cubrirla, y es que pensaba que luchar con un arco o una espada, no sería de gran utilidad contra un par de pistolas.

Nova se acercó a Bianca, pidiéndole que le diera a Grover. Esta última no lo pensó ni un segundo y se lo pasó a su hombro, dejándole caer todo su peso sobre ella. Aprovechando que aún se encontraban frente a dos de los guerreros, sacó un lazo, sujetando a Grover de su espalda, el chico se encontraba tan aturdido que balbuceaba cosas al aire.

La semidiosa se limitaba a defenderse de las balas que le disparaban, avanzaba torpemente en un intento por acorralar a los esqueletos y que sus amigos obtuvieran una ventaja contra estos. La chica se arrodilló, enterrando el escudo sobre el asfalto, logrando retenerlo de pie con su rodilla, había sacado su arco y disparaba a los esqueletos en sus puntos desprevenidos.

—¡Percy! —gritó, al verlo caer tras haber recibido un par de balas.

Se tranquilizó al ver que este se encontraba bien. Disparaba una tras otra sus flechas, que atravesaban por el aire, como si de la misma corriente se tratara.

Un jabalí lo bastante alto, y con el esplendor de la palabra salvaje, entró corriendo, barriendo a los guerrero esqueleto con sus colmillos. Había despejado el sitio, dejando esparcidos diversos huesos. Se giró al grupo, al mismo tiempo que Thalia alzaba su lanza. Grover se removió en la parte trasera, logrando zafarse y gritar para que se detuviera. El enorme cerdo embistió, cada uno se movió y dispersó logrando confundirlo por breves segundos.

En una embestida, que el animal dio contra Bianca, el grupo nuevamente se dispersó, sin embargo, este se fijó en Percy y Thalia, que habían comenzado a caer cuesta arriba.

...

—Hemos de utilizarlo —repusó Zoë al llegar junto a los semidioses faltantes.











Nota
¿Qué les parece Nova hasta ahora? Leeré sus comentarios, pronto podrán leer un poco más de su pasado y no lo está parte superficial de ella.

PaoBtzar

Greek Tragedy | PJOWhere stories live. Discover now