MÁS

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más que un bebé. Desde el momento en que esa zorra te dejó conmigo tendría que

haber sabido que no estabas bien. Que serías como esa carajos…

—Ten mucho cuidado con lo que estás a punto de decir —aconsejó Roth con

suavidad—. Estás a punto de insultar a mi chica, y no me va a hacer ninguna gracia.

En absoluto.

—Qué más da. —Me obligué a encogerme de hombros. Sí, lo que había dicho

Elijah dolía, pero ya había superado de sobra mis problemas paternos—. Es lo mismo

de siempre, otra vez. Prueba con algo nuevo en la próxima ocasión.

El Guardián de cabello oscuro que había detrás de Elijah mostró los colmillos, pero

él lo detuvo.

—No puedo decir que me sorprenda encontrarte con un demonio.

Roth dio un paso hacia delante y se situó entre Elija y yo.

—No puedo decir que me sorprenda descubrir que eres tan feo como tu hijo. Ah,

espera. Tu hijo muerto. No me acordaba.

La mirada helada de Elijah se dirigió hacia él.

—No hables de mi hijo.

—No voy a hablar de él, pero solo porque es peor que la escoria que llena las

calles ahí abajo —dijo Roth, con la voz siniestramente calmada—. Pero ¿quieres

saber qué es lo que hice con su columna vertebral después de arrancársela del

cuerpo?

Eso fue lo que la lio.

Sobre todo porque, después de que yo le arrebatara el alma a Peter en defensa

propia, Roth le había arrancado la columna a Petr de su cuerpo, y supuse que Elijah

lo habría averiguado.

Los Guardianes se transformaron. La ropa se desgarró mientras los cuerpos se

expandían y la piel se endurecía. Las alas se extendieron, y aparecieron unas garras.

La gabardina que llevaba Elija quedó hecha jirones por la espalda. Era

impresionante en su verdadera forma, y unos cuernos dividían su pelo oscuro.

—Voy a acabar con los dos —prometió.

—Por favor —se rio Roth.

Y entonces, el demonio se puso en plan malote. No se transformó. A esas alturas

no necesitaba hacerlo, porque no le parecía que fueran una amenaza lo bastante

grande.

El Guardián de pelo oscuro se lanzó hacia delante y Roth se agachó y lanzó una

patada que lo alcanzó en las rótulas, barriéndole las piernas por debajo del cuerpo. El

gran peso sacudió la azotea, pero tan solo se quedó allí durante medio segundo.

Volvió a ponerse en pie y se giró hacia Roth, pero este era tan rápido como el rayo.

Se agachó por debajo del brazo extendido del Guardián y apareció por detrás de él.

Plantó la bota sobre la espalda del Guardián, haciéndolo caer de rodillas.

Por encima de la cabeza del Guardián, Roth levantó la mirada y me guiñó un ojo.

AMOR POR CONTRATOSМесто, где живут истории. Откройте их для себя