TAYLOR

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que cualquiera se imaginaría a Taylor: altas o bajas, pero delgadas y con curvas en los lugares correctos. El cuerpo de Julia había pasado de moda antes de que ella naciera.
—Hola. —Taylor alargó la mano en su dirección—. Encantado de conocerte.
Bajó la mirada de su cara a su mano y luego volvió a mirarle a los ojos.
Su sonrisa torcida se fue ampliando mientras esperaba a que ella reaccionara
y dejara de mirarlo como una idiota. Logró salir del estupor y se las arregló
para levantar la mano.
—Lo mismo digo.
Sus dedos se cerraron en torno a los de ella con firmeza.
—¿Puedo invitarte a una copa?
—Sí —respondió Ana por ella—. Por supuesto que puedes invitarla a una copa.
Iba a matar a su amiga.
Taylor se mordió el labio inferior.
—¿Qué te apetece?
Mientras murmuraba el nombre de una bebida que ni siquiera sabía si
había probado antes, se dio cuenta de que él todavía le sujetaba la mano.
Taylor se acercó a ella y bajó la cabeza hasta que sus labios casi le rozaron la oreja. Cuando habló, su aliento le hizo cosquillas en el pelo,
enviando una miríada de escalofríos a lo largo de su columna.
—No salgas corriendo.
Se quedó sin aliento.
—No lo haré.
—¿Me lo prometes? —Le dio un suave apretón en la mano.
—Te lo prometo —respondió ella.
—Bien. —Él se irguió, retrocedió un paso y la miró a los ojos un instante
—. Vuelvo enseguida.
Solo entonces le soltó la mano.
Completamente aturdida, lo vio darse la vuelta e ir hacia la barra, mientras
la gente le abría paso como si fuera una especie de deidad. En sus veintisiete
años de vida, nunca había estado frente a nadie tan atractivo.
—¡Oh, Dios mío carajo! Creo que acabo de tener un orgasmo solo viendo eso —
dijo Ana.
Lucia miró a su amiga con los ojos todavía como platos.
Ana se puso a aplaudir y a saltar como una niña pequeña.

AMOR POR CONTRATOSWhere stories live. Discover now