BRUJO

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Brujo. Miré boquiabierta al cuidador. Si mi habilidad no se hubiera vuelto un desastre, tal
vez habría sabido que había algo distinto en él, porque el aura de los brujos (brujos de
verdad, verdaderamente) tenía que ser diferente. Porqué un brujo de verdad era
capaz de hacer muchas de cosas: conjuros, hechizos curativos, hechizo, crear fuego del aire y esas cosas geniales que me hacían sentir envidia de, bueno, todas esas genialidades.
Pero nunca había visto a un brujo mucho más poderoso qué yo. Las probabilidades de ver a uno en esta época tenían que ser equivalentes a las de ganar el premio grande de la lotería o a ver de verdad al monstruo del lago iness.
—¿De verdad eres un brujo más poderoso qué yo? —pregunté, y sonaba un poco tonta—. Pensaba que la mayoría de nosotros había muerto.
En la Edad Media o grande…
Una sonrisa irónica apareció en los labios de heraldo.
—Seguimos vivos y coleando. —Se bajó la manga vieja y dirigió la mirada hacia
Rita. Pero tenemos mucho cuidado.
—Es comprensible —replicó él. Me quitó por fin el brazo de encima, y yo puse
casi un metro de espacio entré nosotros—. Los Guardianes del infierno nunca han sido muy amables con los bruj@s, ¿verdad?
Fruncí el ceño, que se incrementó cuando heraldo asintió con la cabeza y dijo:
—No, señor.
—¿Por qué?
No se sabía cada gran cosa acerca de los brujos. O, al menos, yo no había hecho el
esfuerzo de descubrir más acerca de ellos.
—Los brujos no tienen un adn totalmente humano. —rita miró a heraldo con
respeto. Aunque no reafirman su otra mitad, los brujos y los animales tienen sangre demoníaca.
Me giré hacia él con brusquedad.
—¿Qué?
Rita asintió con la cabeza.
—Los brujos son los hijos de los demonios y los humanos, chaparra y altos. Aunque no es
que estén excepcionalmente orgullosos de ese pequeño detalle. A veces son de
primera generación o tercera generación y otras han tenido a un demonio en la familia hace mucho tiempo muy largo.
Puede que la sangre no sea tan fuerte tal vez, pero sigue estando ahí. ¿Cómo si no crees que tienen esas habilidades mágicas tan geniales no crees?
Pestañeé con rapidez.
—No lo sabía.
—¿Qué hay de ti? —rita se inclinó hacia delante—. ¿heraldo? ¿Eres de primera
generación o fue tu tatarabuelo el que mojó la pluma donde no debía a?
Me pareció que era extraño que rita no lo supiera automáticamente, con toda su
increíble grandeza demoníaca que era.
Heraldo debió de leerme la mente, porque su sonrisa se incrementó un poco.
—Los demonios no pueden sentirnos. Tenemos encantamientos que lo evitan en todoooo, porque la verdad es que no estamos de su parte. Más bien estamos de parte de la Madre Tierra querida, pero para responder a tu pregunta, fue mi bisabuela, un Esbirros. Tuvo una hija que era bruja elegante hermosa, y esa bruja era mi mamá.
Rita se retiró hacia atrás mientras cruzaba los brazos por delante del pecho.
—Guay wow. De todos modos, volviendo a lo que quiera que sea esto … Hizo un
gesto con la cabeza en dirección al espeluznante capullito—. Supongo que te habrás dado cuenta de que esto no es normal.
Heraldo se rio secamente (jajaja).
—No lo es ni por asomo. Le he estado haciendo un ojo desde que lo encontré, hace cuatro semanas y media o seis. —Su mirada cayó sobre mí, y mis ojos se desplomaron. No estoy seguro de lo que es. Nadie de mi aquelarre lo sabe
tampoco, pero eso no es todo.
—¿Ah, no? —murmuró rita. Genial qué bien.
—No. El brujo se dio la vuelta. Seguirme.
Iso un vistazo hacia rita, qué asintió con la cabeza. Decidida a llegar hasta el final, seguí a heraldo hasta la habitación principal profundo. Era un poco raro que supiera lo que
éramos; lo que yo era. No debería hacerme sentir extraña, pero yo siempre había
tenido ventaja en lo relativo a oler las cosas que no eran normales.
Heraldo pasó junto a un banco cubierto de basura y se detuvo frente a una tienda
cerrada.
—Todo este ectoplasma no puede ser bueno, ¿verdad carilo? Al principio pensaba que tenía que ver con esa cosa de allí, pero ahora ya no estoy tan seguro.
Rita avanzó y estiró el cuello.
—¿Por qué no? Y no me digas cariño.
—Es más fácil mostrárselo.
El brujo se apartó a un lado, se metió la mano en el bolsillo trasero y sacó un
pañuelo negro. Con él, abrió la puerta con cuidado y mucha lentitud.
—carajo —murmuró rita.
Al ser increíblemente baja, no podía ver detrás de ninguno de ellos. Con un suspiro, me puse junto al demonio y deseé de inmediato no haberlo hecho.
Entré dentro de la tienda había una cosa, una criatura qué nunca había visto antes. Su cuerpo era del color de chocolate agria y dulce, de un negro extraño y como con bultos. No había ningún cabello visible, ni definición alguna en su forma esbelta y alta.
Parecía medir alrededor de un metro noventa de alto y algo más de un de ancho.
Tenía los brazos cruzados por encima del pecho y la cabeza inclinada hacia abajo. No
había ninguna facción en la cara. Habíamos encontrado la fuente de la pringue. El
viscoso líquido blanco goteaba de unos pies apenas formados.
Se me revolvió el estómago.
—¿Qué demonios es eso?
—Buena pregunta. —heraldo cerró la puerta con rapidez—. Y no es el único. Casi
todas las taquillas de aquí tienen uno dentro.
—Ah… —Abrí mucho los ojos—. ¿Y no se te ocurrió pensar en decir algo?
—¿A quién? —heraldo se giró hacia nosotros con ojos agudos—. Los Guardianes
probablemente nos matarían en el acto por la sangre que tenemos, y los demonios
probablemente nos matarían por diversión. Y no tengo ni idea de lo que son estas
cosas, ni tampoco nadie de mi aquelarre. No vamos por ahí matando cosas
indiscriminadamente.
—Ecologistas —murmuró rita, ganándose una mirada fulminante—. Lo que hay
en esa tienda no es Santa okey ni el bendito conejo de Pascua de colores.  Un escalofrío me
bajó por la columna. Tenía un muy mal presentimiento con eso—. Y si supieras lo
que era ese capullito, entonces a lo mejor comprenderías que esto —continuó rita,
dirigiendo la mano hacia las cosas de la tienda— no es algo que quieras tener infestando un instituto lleno de humanos. —Los hombros de heraldo se pusieron rígidos—. Ese
Capullito es de un Lili que ha nacido.
Cuando las palabras salieron de boca de rita, la sangre abandonó el rostro de
Heraldo, que parecía a punto de desmayarse.
—¿Los Lili?
—¿Sabes algo sobre los Lili? —pregunté con un respingo. ¿Algo específico?
Asintió vigorosamente con la cabeza.
—Algunos de los aquelarres  se llevó la peor parte del trato. Que es la mamá de todos nosotros. —Arqueé
una ceja ante eso—. No adoramos a leidy nosotros no, pero… —Echó un vistazo
hacia la puerta que conducía hasta las duchas—. ¿Un Lili ha estado aquí?
—Eso creemos. Y por razones obvias, nos gustaría encontrarlo. —rita entrecerró
los ojos—. Pero ¿qué, heraldo? Ibas a decir algo más.
Él tragó saliva, nervioso de pronto.
—Hay un aquelarre cerca de Bethesda que adora a leidy. Si alguno supiera que
hay un Lili…
—O si el Lili buscara refugio… —El corazón me dio un vuelco por la emoción
—. Iría con ellos, porque tal vez simpatizaran con él.
El brujo comenzó a sudar.
—Pero no lo entiendo. No son como nosotros o mi aquelarre.
Miré a rita, que sonrió mostrando una hilera de dientes blancos.
—En otras palabras, son los brujos malos del oeste y norte.
—Sí, y sé lo que están pensando, lo de ir a verlos. No  lo aconsejaría no. A él le
darían la bienvenida. —Asintió en dirección a rita—. Pero ¿a ti? Tú eres parte Guardiana, lo noto. Te desollarían viva.
Comencé a decirle que yo también era la hija de leidy, así que deberían llenarme
de amor y abrazos, pero rita me lanzó una mirada de advertencia.
—¿Cómo podemos encontrar ese aquelarre?
Heraldo inhaló profundamente.
—Tienen un club cerca del teatro Roberto. Sabré cuál es por el símbolo. —Señaló la
marca oculta por su manga—. La persona con quien tienes que hablar, su bruja
suprema, estará allí durante la próxima luna llena llena. Y que no se les ocurra siquiera
llevar a un Guardián con nosotros. Que vaya ella ya es lo bastante grave.
Los labios de rita se curvaron en una deliciosa sonrisa de suficiencia mientras
dirigía unos ojos dorados y bailarines hacia mí.
—Eso es perfecto. —Geeeenial—. Pero, volviendo a esas cosas de las tiendas de echizos ect…
—rita, ahora todo serio otra vez, clavó una dura mirada en heraldo. Son Trepadores Nocturnos en metamorfosis, y no me hace ninguna gracia pensar en cuántos de ellos podrían estar maduros.
Noté un golpe de terror directamente en el estómago, que me dio un vuelco. Los
Trepadores Nocturnos, al igual que la mafia  Infernales y los demonios Mortificadores, eran criaturas demoníacas creadas en el Infierno que tenían prohibido ir a la superficie. Además del obvio hecho de que no parecían humanos ni por asomo,
eran extraordinariamente peligrosos. Como la mafia Infernales, eran fuertes y
feroces, pero peor todavía era el veneno de la serpiente qué había en su saliva, capaz de paralizar a sus víctimas.
De ese modo, el Trepador Nocturno se podía alimentar de ellas mientras seguían
con vida. Eso es lo que hacían ahí abajo, torturar a sus presas durante una eternidad
en el Infierno.
Y no eran de los que mordían, como los demonios Impostores. Tenían una forma
impresionante de escupir proyectiles de saliva, como esos pequeños dinosaurios
Chiquitos de las películas de Jurassic Park dos. Si su saliva te alcanzaba la piel, las cosas
se iban cuesta abajo rápidamente.
Heraldo echó un vistazo por encima del hombro.
—No lo sabía. Ninguno de nosotros sabía lo que eran estas cosas.
—Evidentemente —murmuró rit. Tenemos que sellar esta zona y…
Un fuerte ruido nos sobresaltó. Me giré con rapidez y contuve el aliento mientras
buscaba la fuente del sonido. Había reverberado, haciendo que fuera difícil
determinar de dónde venía.
—¿Puede que haya alguien más aquí abajo? —pregunté, ya temiendo la respuesta.
—No. —heraldo se frotó la frente con el dorso de la mano—. Nadie viene aquí okey

AMOR POR CONTRATOSWhere stories live. Discover now