AMORES PUROS || Gemelos Tsugikuni

食 - | 24 |

Anhelo

Ante esa fresca mañana la doctora llegó a la habitación momentos después de que te había dejado sola con los gemelos para hablar sobre la noticia que les dio y, como ella misma comentó antes, les dijo las recomendaciones y cuidados que debían llevar en el embarazo.

El primer trimestre eran los meses con los que debías tener sumo cuidado con todo lo que haces, además de que tú eres alguien primeriza en todo esto.

Además les comentó que con el pasar del tiempo se podrían llegar a notar las sensibilidad en tus emociones por el embarazo, podrías llegar a sentirte bien en un momento y luego estar triste sin razón, eso sería algo normal y se debían a las hormonas que sueltas durante este periodo, por ello los gemelos debían procurar en no dejarte sola por mucho tiempo, aunque sería un poco difícil por sus misiones.

Cuando la doctora les dijo todo lo necesario de lo que debías hacer y que no, pudieron irse del pequeño consultorio de ella para regresar a casa sin ningún problema. Al salir del establecimiento pudiste percatarte que ninguno de los dos gemelos habló algo al respecto de la noticia, te sentiste un poco mal al pensar que quizás ellos no aceptaron muy bien el embarazo como tú, te creó una pequeña inseguridad y mantuviste la mirada baja mientras caminaban.

Exactamente no sabías lo que pensaban al respecto los gemelos, y si bien con la doctora no mostraron ningún inconveniente, te preocupaba la realidad que ellos sentían ya que ellos se mantenían neutrales en cualquier tipo de situaciones, no eran un libro abierto de emociones como tú.

Además, ninguno de ustedes sabía de quien era el hijo que esperabas y si te ponías a pensar detenidamente eso podría poner un poco tensas las cosas por las diferencias que muestran los gemelos en muchas ocasiones y que terminan en conflictos, te preocupaba que algo malo pasara por eso.

—Quita esa cara, ¿Quieres? —la voz neutral del gemelo mayor te sacó de tus pensamientos.

—¿Eh?... —lo miraste confundida, dándote cuenta que la expresión de tu rostro demostraba lo que sentías. Tus pasos se detuvieron cuando ellos lo hicieron, el azabache estando a unos cuantos metros delante de ti y de espaldas, mientras que el de aretes se detuvo a un lado tuyo cuando su hermano habló.

—Al igual que tú, para nosotros la noticia también fue inesperada. —volvió a hablar el azabache para luego girarse y verte fijamente—. No imaginaba tener una familia en estas condiciones.

Ante su cruce de miradas no pudiste mantenerla y la desviaste a otro lado, la expresión en tu rostro se entristeció más y te mordiste la cara interna de tu mejilla, quedándote en silencio mientras pensabas que ellos quizás no estaban felices del embarazo.

—Pero si lo que piensas es que estamos molestos, no es verdad. —sus palabras tomaron tu atención e impidieron que pensaras cosas de más.

Tus ojos se abrieron ligeramente por la impresión de sus palabras y lo volviste a mirar, encontrándote con una expresión serena de su rostro, una que era muy poco común en él.
—Entonces... —murmuraste, queriendo entender lo que decía, pero el gemelo de cabello borgoña a tu lado intervino.