AMORES PUROS || Gemelos Tsugikuni

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Las dos caras de la moneda

En medio de la madrugada un ligero ruido hizo que te removieras sobre tu cómoda posición de dormir ocasionando que accidentalmente tu mano llegara a la parte donde tu pareja debería de dormir pero lo extraño fue sentir que no había nadie allí.

Confundida abriste poco a poco los ojos hasta acostumbrarte a la oscuridad y viste que te encontrabas sola en la habitación. Miraste de un lado a otro hasta toparte con la puerta que estaba levemente abierta.

— ¿Haru? — preguntaste en susurros y lentamente te levantaste del futón.
Abriste el shoji y con cuidado viste si no se encontraba por los pasillos y al no ver a nada saliste, te causaba curiosidad el no verlo a tu lado y por eso fuiste a investigar.

Recorriste algunos pasillos sin tener rastro alguno de él hasta que en una de las habitaciones viste que había luz en su interior. Ladeaste la cabeza confundida y caminaste en silencio hasta allá, según nadie debería estar despierto a altas horas de la noche.

Al acercarte poco a poco se escuchaba una conversación inaudible y al llegar miraste que la puerta estaba semi abierta dejándose ver un poco el interior de la habitación.

— ...¿Quedó claro?, Debes traerme al hombre que verás mañana hasta a mi, te recompensare muy bien si lo haces — se escuchó hablar una extraña y fuerte voz, no lograste ver con claridad ya que aquel ser estaba de espaldas.

Tus ojos se abrieron cuando captaron a tu esposo arrodillado ante él y con la frente pegada al suelo. ¿Por qué estaba ahí y que era lo que hacía?.
Esas y más preguntas nublaron tu mente al ver el panorama y presentiste que esto no era nada bueno.

— No lo defraudaré señor — lo escuchaste responder y contuviste la respiración para no ser escuchada.

— Si es posible debes traerme a toda su familia, son de sangre muy peculiar y eso me fascina —

¿Sangre peculiar?
¿A que se refería con eso?
Pensaste al no entender la situación.

Escuchaste de nuevo a tu pareja asentir ante sus palabras y luego de eso el silencio perduró por unos cuantos segundos hasta que el contrario volvió a hablar.

— Dime Haru, ¿Alguien sabe sobre este secreto? — su rasposa voz resonó.

— No mi señor, nunca se lo diría a nadie — frunciste el ceño y seguiste escuchando — ni siquiera a mi esposa se lo e contado — agregó.

— ¿Enserio?... Vaya — respondió con burla — entonces creo que ahora lo sabe por que tu amada esposa se encuentra aquí —

Diste un pequeño brinco en tu lugar al escucharlo y lo miraste voltear hasta la puerta donde estabas tú, dejándote helada por completo al ver su real apariencia.

Era un horrible monstruo al momento que tus ojos lo captaron, era mucho más alto que un humano normal y poseía dos cuernos en la parte de su frente dando un aspecto terrorífico mientras que dejaba ver sus afilados colmillos.