AMORES PUROS || Gemelos Tsugikuni

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Aún con la mirada baja veías como tus manos jugaban entre sí, la vergüenza te recorría y estabas segura que no podrías verlos a los ojos a ninguno de los dos.

Pero todo era cierto, desde que comenzaste a crecer los sentimientos por ambos gemelos habían sido iguales, sinceramente no podías escoger a uno de los dos para vivir con él mientras que el otro se encontrara lejos de ustedes.

Supones que por eso no te molestaba que los tres vivieran bajo el mismo techo, por que te gustaba estar con ambos.

Sin embargo, ahora ya no estaba en tus manos que eso sucediera, habías sido honesta con tus sentimientos en este momento y solo faltaba que ellos dijeran algo.

No negabas que tenías miedo, miedo de ser rechazada por ellos, pensabas que para ellos seguías siendo aquella amiga que desde su infancia conocieron, pero que por azares del destino tuvieron que separarse.

Y tu miedo incrementaba más al imaginarte que ellos, al no estar cómodos por lo que les habías dicho, se fueran de tu lado como hace años atrás. No querías que eso volviera a suceder.

— ¿Qué? — murmuró un poco confundido el de aretes, aún no los mirabas y no podías ver sus expresiones. De hecho no querías hacerlo, te resultaría incómodo.

— ¿Qué mierda estás diciendo? — dijo ahora Michikatsu totalmente desconcertado.

Un suspiro lleno de nervios abandonó tus labios y en ese momento solo podías arrugar las mangas del haori blanco con detalles dorados que el gemelo menor te había regalado hace muchos años.

— No puedo escoger a solo uno de ustedes... — susurraste con un tono de voz bajo, pero sabías que ellos te podían escuchar bien — Yo nunca podría... —

El silencio inundó la habitación otra vez y eso te ponía tensa, no pudiste verlos, pero ellos se miraron entre sí al escuchar lo que dijiste.cMichikatsu no estaba contento con tu respuesta y se podía notar en su expresión al ver a su hermano.

— Estás loca mujer —

Fue lo único que respondió.

Te encogiste en hombros y se le escuchó emitir un suspiro azabache luego de sus palabras, lo sentías desaprobatorio. El sonido de sus pasos llegó a tus oídos llamando tu atención ya que caminó a dirección a las habitaciones, exactamente la suya, sin decir nada más de todo lo que había sucedido.

— Michikatsu yo... — hablaste, pero él solo pasó a un lado tuyo y sin mirarte. Te ignoró y te sentiste culpable.

Antes de que lograras detenerlo él ya se había marchado, tu mano quedó extendida al aire y al escuchar el shoji de su habitación cerrarse lentamente la bajaste junto con tu mirada de tristeza.

Te arriesgaste demasiado sabiendo bien que de esto no iba a resultar nada bueno.

Poco a poco te giraste a tu posición anterior para encontrarte con el gemelo menor en su mismo lugar, su expresión no era diferente a la normal y te ponía más nerviosa, por lo mismo no pudiste mantener el contacto con el profundo de sus ojos rojos.