AMORES PUROS || Gemelos Tsugikuni

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Tensión

El silencio era tranquilo y los cálidos brazos de Yoriichi eran tan reconfortantes que fácil pudiste llegar a pensaste que podrías dormirte ahí. Al estar tu cabeza descansando sobre su pecho podías escuchar como los latidos de su corazón eran lentos, y además por la cercanía podías apreciar como era él, la marca de nacimiento seguía en la parte superior izquierda de su frente como aún la recuerdas y su color era de un rojo o tinto vivo muy bonito. Las facciones en su rostro eran más masculinas y perfectas, para nada comparadas a cuando eran unos niños.

Tus manos hicieron puños en su haori rojo y te acercaste más a él para abrazarlo, habían pasado varios años en que no sabías nada de él. Saber si estaba vivo o no eran lo que más abarcaba tus pensamientos, pero verlo bien y junto a ti te tranquilizó demasiado.
Yoriichi era alguien que desde pequeño siempre demostró ser alguien muy tranquilo y amable, irradiaba tanta luz que muchas veces pensaste que podría compararse a un sol.

Y aunque fuera idéntico a Michikatsu ambos tenían algo que los caracterizaba, los ojos un poco opacos del menor eran los que te gustaba ver desde que tienes memoria, sus cálidos abrazos te seguían dando la tranquilidad que aún recuerdas de cuándo eran niños.

Cada uno estaba sumergido entre sus pensamientos desde que tus lágrimas cesaron y no lo habías sentido, pero en tu mente rondaba una pregunta por las palabras que había mencionado el pelirrojo con anterioridad.

Lentamente te alejaste de aquel abrazo del gemelo menor y sentiste como te miraba con serenidad, tú al notarlo dejaste salir un leve suspiro de tu boca.

— ¿Por qué dijiste aquello, Yoriichi? — preguntaste con voz suave y el pelirrojo al escucharte pareció que no entendía a lo que te referías — Lo de... Vivir juntos — murmuraste nerviosa pero por su buen oído desarrollado logró escucharte.

— ¿No te gustaría? —

— C-claro que sí... — de solo pensarlo de ponía nerviosa — B-bueno, es que- — trataste de excusarte al saber lo que dijiste.

— Realmente no tenemos un lugar fijo para volver luego de nuestras misiones — interrumpió el mayor con voz serana, dirigiste tu mirada a el para escucharlo — estaría de acuerdo con lo que dice él —

Desde que ambos se volvieron cazadores solo vagaban de un lado a otro luego de terminar sus misiones ya que por cuestiones que sucedieron en sus vidas no tenían un buen hogar, pensarlo te ponía un poco triste.

— Ya veo... A decir verdad no tengo un lugar en mente, pero estoy segura de que no quiero regresar a donde vivía antes.... — recordar el lugar donde vivías con tu antigua pareja te ponía nerviosa ya que no querías volver luego de aquella verdad.