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Tentación

Si que eres realmente afortunada

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Si que eres realmente afortunada.

Michikatsu no había perdido mucho tiempo y como tomaba de tu muñeca se había dirigido a su habitación siendo seguidos por el gemelo menor, no habían escuchado una respuesta de tu parte, pero tampoco una para negarte.

Encontrarte entre medio de sus imponentes presencias te causaba una sensación que no podías explicar, solo podías sentir un agradable calor emanar de tu cuerpo poco a poco por ellos. Sus portes masculinos y varoniles te estremecían de sobre manera que te hacían suspirar placenteramente.

El cosquilleo comenzó a aparecer nuevamente, recorría desde tu estómago hasta bajar a tu vientre y formar un nudo extraño, podías hasta sentir como tus piernas temblaban levemente por lo que sucedería. Aunque si eras sincera, por nada del mundo querías que algo los interrumpiera.

La presencia de Yoriichi frente tuyo era lo que principalmente tomaba tu atención, sujetaba con una de sus manos tu nuca para no separarse del beso que poco a poco se intensificaba, lamió tu labio inferior para permitirle más acceso a tu boca y fue escaso el tiempo en que su lengua encontró la tuya, lentamente por eso te dejaba sin aliento.

Jadeaste sobre los labios del pelirrojo al sentir las ásperas manos del azabache recorrer tu cuerpo hasta sujetar con firmeza tu cintura y pegarla a él, su presencia estaba detrás de ti, mientras se daba el tiempo de esparcir besos por todo tu cuello y hombro izquierdo, pues tu kimono a medio quitar se lo permitía. Tu mano envolvía con ligera fuerza los mechones de cabello del azabache en su nuca para dejarle con libertad toda esa zona, y tu otra mano acariciaba suavemente la mejilla del pelirrojo.

Repentinamente, los dientes de Michikatsu se enterraron en la frágil piel de tu cuello y jadeaste por la sorpresa, comenzó a succionar esa parte y quizás lo hacía con la intención de dejar una marca ahí, sin importarle si después te fuera imposible esconderla.

Cuando tus labios se separaron de los de tu pareja solo un fino hilo de saliva los unía, tu respiración era irregular por la falta de aire y se podía notar como tus mejillas estaban teñidas de rojo. Tus ojos miraron al azabache en tu cuello, te causaba una ligera descarga eléctrica recorrer todo tu cuerpo y que te hacía suspirar.

El travieso tacto del pelirrojo llamó tu atención para verlo nuevamente, su áspera mano comenzaba a acariciar suavemente tu pierna bajo la tela de tu kimono semi-abierto, se podía ver como el obi que sujetaba tu prenda de vestir se estaba deshaciendo y que por eso le fuera fácil poder ver el comienzo de tu pecho.

Un torpe quejido abandonó tus labios al sentir como Michikatsu se alejó de tu cuello para poder dejarle ver a sus ojos una ligero chupetón hecho por él, pasó su lengua por todo el contorno con la intención de aliviar el pequeño dolor que eso ocasionó y besar por último tu hombro.

— No dejes marcas visibles — habló el gemelo menor al darse cuenta de lo que había hecho su hermano. Suavemente tomó tu mentón y vio esa marca de un color rojizo en tu cuello — Serán difíciles de esconder para ella —

AMORES PUROS || Gemelos Tsugikuni Donde viven las historias. Descúbrelo ahora