食 - | 2 |

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Obsequios

— ¿Qué haces? — preguntaste al gemelo mayor

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— ¿Qué haces? — preguntaste al gemelo mayor.

Al día siguiente te encontranas junto el gemelo mayor sentada en el jardin, no fueron a ver a Yoriichi el día de hoy por la extraña razón de que no se encontraba en su habitación, él nunca salía de ese lugar y se les hizo muy raro, pero se debía a que lo habían encontrado con su madre.

Se tenía sabido en ese lugar que la madre de los gemelos tenía una enfermedad incurable, muchas personas en ese lugar la cuidaban pero poco a poco su enfermedad la mataba.

Y muchas veces se había visto al pelirrojo al lado de ella y sin querer quitarse de su lado.

— Estoy tallando un pedazo de madera — respondió.

— ¿Y para qué? —

— Quiero hacer una flauta — contestó viendo como estaba quedando aquel pedazo de madera en sus manos.

— ¿Enserio? No sabía que tocabas la flauta — dijiste dudosa con una mano en tu mentón.

— Tonta, no es para mi — bufó — es... un regalo para mi hermano — susurró pero lo alcanzaste a oír y chillaste de la emoción.

— ¡Que lindo! Estoy segura que le gustará mucho — sonreiste.

— También tengo algo para ti... — dijo.

— Oh ¿De verdad? — preguntaste parpadeando repetidas veces y él asintió levemente nervioso.

Viste que dejó se lado el trozo de madera para buscar dentro de su haori, lo miraste curiosa y viste que sacó algo envuelto en un pedazo de tela — Toma, ábrelo — dijo.

Tomaste el pequeño pedazo de tela para desenvolverlo y ver un kansazhi de flores moradas y blancas. Lo tomaste entre tus manos y viste lo bonito y brillante que era.

— Es muy hermoso... — susurraste asombrada — ¿En verdad es para mi? — agregaste emocionada viendo el objeto.

— Si... Cuándo lo ví me gustó mucho, quería regalartelo — respondió nervioso.

— ¡Te lo agradezco mucho!, nunca había tenido uno — le sonreiste y te lo colocaste a un costado de tu cabello — ¿Me queda bien? — sonreiste modelando y el contrario sintió sus mejillas arder un poco.

— Te queda muy bonito... —

Sonreiste y te acercaste a él para depositar un beso en su mejilla dejándolo sorprendido y poniéndolo más nervioso de lo que ya estaba a la vez que su sonrojo se expandia más.

— Muchas gracias, Michikatsu. Me gustó demasiado — dijiste sonriendo y notaste como desvío la mirada — ¿Hm? ¿Pasa algo? Estás muy rojo... — preguntaste al ver su rostro.

— Joven Michikatsu — interrumpió una tercera voz.

Ambos voltearon y vieron de que se trataba de un hombre que trabajaba en ese lugar, él era el encargado de entrenar al gemelo para que en un futuro fuera un samurái y fuera posible de poder proteger su clan.

AMORES PUROS || Gemelos Tsugikuni Donde viven las historias. Descúbrelo ahora