AMORES PUROS || Gemelos Tsugikuni

食 - | 17 |

Molestia

Apenas y llegaste a casa dejaste las flores que tenías en manos en un jarrón sobre la mesa del comedor para poder preparar algo de cenar. Si Michikatsu y Yoriichi llegaban esa noche querías que comieran todos juntos, como algunas noches anteriores.

Pero unos golpes en la puerta de papel de esa cabaña se escucharon y detuvieron tus movimientos, tu corazón dio un vuelco al saber de quien podría tratarse, o más bien, quienes.

Dejando de lado las cosas que tenías en mano caminaste hasta ir a la puerta y abrirla al llegar, tus ojos brillaron al ver la presencia de Yoriichi, su característico cabello borgoña y aquellos aretes de cartas hanafuda fueron lo que captaron tus ojos en primer lugar.

— Yoriichi... — su rostro sereno y tranquilo te provocó sonreír. Tu cuerpo se movió por si solo y te acercaste a él por impulso para poder abrazarlo, algunas veces cuando llegaban de una misión era normal recibir un abrazo de parte tuya y en ese momento no fue la excepción. Pensaste en separarte, pero los cálidos brazos del cazador rodearte suavemente te detuvieron — Fueron más días de los normales en no poder verlos... — murmuraste poniendo tu mejilla en su hombro al ser él un poco más alto que tú.

— Lo siento — murmuró de igual manera y con un tono suave de voz — La misión fue un poco diferente a las demás —

— Pero está bien, no te preocupes — te separaste lentamente de él y lo miraste — Lo importante es que ya se encuentran aquí —

Sonreíste ligeramente al de aretes, pero luego te percataste de que la presencia de Michikatsu no estaba ahí, un poco confundida miraste al de cabello borgoña.

— ¿Y Michikatsu? — preguntaste — Pensé que ambos vendrían juntos —

— Estoy justo aquí, por si no me has visto —

— ¡Ah, lo siento! — te disculpaste elevando un poco tu voz al escuchar repentinamente su voz detrás del pelirrojo. Yoriichi se hizo a un lado y te dejó ver la presencia de su hermano y quien se encontraba desde un principio un poco alejado detrás de ustedes.

Sonreíste al verlo sin ninguna herida y te acercaste de igual manera que con Yoriichi y lo abrazaste. Siempre hacías lo mismo cuando llegaban de sus largas o cortas misiones y para ellos ya les empezaba a ser costumbre ver que te comportabas de esa manera.

— Me alegra verlos a ambos bien... — dijiste con suavidad segundos después de haber abrazado al azabache y alejarte poco a poco de él — Vayamos adentro, estaba por preparar la cena — sonreíste.

Tu corazón latió con fuerza al sentir la mirada de ambos en ti y te esforzaste demasiado en qué los colores no subieran a tu rostro para delatarte. Ellos en silencio asintieron y entraron a la cabaña luego de que tú lo hicieras.