Capítulo 41

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Fuertes campanadas retumbaron por la ciudad, no eran las campanas de un cuadrilátero sino las de de la iglesia que marcaba el final del año viejo así como el renacer del año nuevo. Incluso para el peligro Distrito 13, las calles frías y húmedas estaban libres de toda alma humana a excepción por los criminales sin escrúpulos y los vagabundos sin hogar que deambulaban de un lado para el otro buscando refugio de la tempestad que azotaba la ciudad.

—Maldición, odio tener que trabajar con este clima. Espero que el cliente no tarde en llegar o le cobraré de más. —Quejaba un vendedor de drogas situado entre los callejones de los edificios cubriéndose con dificultades de la lluvia. —Ah, por fin llegas. Sabes, tardaste demasiado así que te cobraré el doble de lo acordado por teléfono... —Un veloz golpe del comprador misterioso fue contacto con la barbilla del hombre para dejarlo noqueado en un santiamén. —Fácil, en cierto modo es decepcionante. —La capucha del comprador fue bajada revelando el rostro de la boxeadora Juliana Mondi debajo. Su plan había dado inicio para conseguir el dinero y ayudar a su gimnasio. Esta mujer le daría caza a todos los vendedores de drogas que Mark había puesto en las calles para robarles sus ganancias y destruir todas las pastillas que sumergían en caos a su ciudad. —"Bueno, la noche aun es joven y allá afuera todavía hay muchos vendedores con dinero para mi. Con suerte esto me servirá para entrenar. El viejo tiene razón, aun es muy pronto para pensar en retarla pero; estoy segura que nos vamos a encontrar en el ring, Bestia."

Era una noche particular para todo el mundo, parejas que se abrazaban con amor pese al dolor que la vida les mandó. —Es una suerte que hayas salido del hospital a tiempo para la cena. —Dijo Anthony quien se arreglaba para una cena importante en el Distrito 7 en compañía de su familia. —Si... Aunque todavía me duele un poco la mandíbula. —Jessica salía desde el armario sosteniendo un par de vestidos indecisa de cuál usar esa noche. —No pienses en eso amor. Estuve muy preocupado durante toda la pelea y tuve miedo cuando fuiste llevada al hospital. —Anthony se giró acercándose a Jess reconfortando la tristeza de su esposa. —Lo sé, ya no quiero pensar en eso. Vamos hay que ir a la cena amor.

—¡Increíble! Nunca imaginé que la campeona Rachel Williams fuera tan buena como decían los rumores. —Dorian Mark le había conseguido un nuevo gimnasio a su novia como se lo prometió.
—Ahora entiendo cómo ganó el cinturón.
—¿Cuánto tardará en retar a Yadira?
—¿De verdad se quedará en el gimnasio?
—Lleva haciendo sombra desde hace una hora y no ha bajado el ritmo.
Muchas personas se reunieron alrededor de la boxeadora y su nuevo entrenador para contemplar la técnica y precisión que manejaba La Bestia. Sus movimientos eran tan fluidos y naturales que genuinamente parecía estar peleando contra un oponente invisible. Rachel Williams había dejado boquiabiertos a todos los presentes en su primer día de entrenamiento; aunque no todos estaban contentos con la llegada de la nueva campeona. —Por favor, están haciendo mucho espectáculo por una don nadie. —Una voz arrogante apartó las miradas sobre Rachel para dirigirlas al origen de la voz. Una mujer, otra boxeadora con las agallas de jactarse en ser más importante que Rachel. —Así que tú eres la famosa Bestia, eh? Pues yo soy Samantha y quiero tener un sparring contigo. —No hubo respuesta alguna de la campeona, solo detuvo sus movimientos para dedicarle un vistazo a la persona que detuvo su entrenamiento; notó que la mujer era de una o dos división de peso más arriba que ella. —Hay un problema, yo no practico con novatas. —Todo el gimnasio se quedó en silencio por el comentario de La Bestia mientras que ella volvía a practicar frente al espejo. —¡¿Novata dices?! Sube al ring ahora mismo y verás. —En un arranque de ira, Samantha tomó con brusquedad el hombre de Rachel obligándola a mirar sus ojos furiosos. Grave error. Un puñetazo lanzado por la campeona mandó a volar por los aires a la abusadora por lo menos un par de metros de distancia. —Como dije, no practico con novatas porque no duran más de un golpe... Cómo sea, me voy, tengo una cena de año nuevo y no quiero llegar tarde. —Rachel tomó su chaqueta y se marchó del lugar dejando atónitos a todos los presentes. —"Pronto tendré mi primer defensa del titulo nacional, es una lastima que no vaya durar tanto como mi ultima pelea, pero será necesario para mandarle un mensaje decente a La Loba."

Moviéndonos de locación, todavía había un edificio en medio de una nevada ciudad americana se trataba de un gimnasio de boxeo con una mujer particular. —Vamos campeona, ya acabaste con todos los boxeadores del gimnasio; si sigues así ya no llegarás a tiempo para el año nuevo. Y aun tienes una defensa titular la próxima semana. —Las palabras de la entrenadora detuvieron el entrenamiento de La Loba, la campeona había estado practicando todo el día con los guantes retando a cada peleador que siguiera en el gimnasio sin importar si era hombre o mujer, si tenia poca o mucha experiencia; lo único que le interesaba era pelear y pasar toda la noche sobre el ring. —Ya sabes que no celebro el año nuevo o ninguna fecha parecida. —Contestó La Loba tajante ante la invitación de la festividad. —Lo sé, tenia la esperanza de que este año no te quedaras hasta tarde en el gimnasio. ¿Esto es por el reto de Rachel Williams? Entiendo que estés preocupada... — La campeona detuvo a su entrenadora con una profunda carcajada que se asemejaba al aullido de un depredador. —¿Preocupada? JAJAJA No tienes ni idea de lo lejos que estas de entenderme, esa mujer es lo mas cercano que tendré de un combate real en mi vidas así que tengo que prepararme para dejarlo todo en el ring cuando llegue el momento de nuestro encuentro. Y sobre mi defensa titular, bueno. ¡Ya es hora de cortarle el rollo al espectáculo y mandarle una advertencia a La Bestia. 

Bestias AgresivasDove le storie prendono vita. Scoprilo ora