Capítulo 19

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Una canción particular sonaba desde el interior de un gimnasio de boxeo, todos los practicantes aplaudían a la par del ritmo rodeando a una persona en particular. En medio de la multitud, un enorme saco de boxeo iba y venía sacudiéndose como si fuera una bolsa de arroz. Cada golpe que impactó contra el costal tenía el sonido de una escopeta siendo disparada y eso enardecía a los espectadores de la demostración.

—¡Eres la más fuerte, es una genio!
—Sin duda es un prodigio.
—¡Yadira, Yadira, Yadira!
—Por algo es la campeona mundial.

Esa mujer que tenía todos los reflectores sobre ella era la legendaria Campeona Mundial de Peso Gallo: Yadira "La Loba Afgana". Una peleadora que nació con un talento nato para el boxeo y que se hizo con el cinturón del campeonato mundial a sus 28 años con un record de 16 victorias con 0 derrotas. Justo se encontraban dando una demostración de su técnica delante de varios reporteros para dejarlos boquiabiertos. —Y ahí lo tienen ese es el poder destructivo de La Loba Afgana, la excéntrica campeona. Eso fue todo por esta ocasión, hasta la próxima. —Cuando el show terminó y los reporteros se marcharon del gimnasio; Yadira fue a tomar un descanso.

—Oye Loba, tienes que ver esto. Al parecer una campeona nacional te está retando por el cinturón. —La entrenadora de Yadira llegó a terminar con el tiempo libre de la mujer. Ese comentario dejó congelada a La Loba, con los ojos abiertos de par en par que hizo una pausa para asimilar semejante noticia dando paso a una sonora carcajada desacreditando todos los méritos de su retadora. —JAJAJAJAJA y quién me está retando? Campeones nacionales hay muchos, no voy a perder mi tiempo. —Yadira no dejaba de reír aún cuando su entrenadora le mostraba la buena trayectoria que tenía su rival. —Se llama Jessica Martinez, lleva varias defensas de su título y si la medimos en el ranking mundial es la mejor boxeadora de su rango. Al parecer solo tuvo una derrota antes de ser campeona, fue contra una boxeadora que recién regresó al ring.

—¡Bah! No suena la gran cosa, de seguro la división de peso gallo de su país no debe ser tan desafiante. Pero está bien, pacta una pelea con la tal Jessy. Será un dulce aperitivo... Algo más, investiga quien fue la boxeadora que la derrotó y también un vídeo de esa pelea. —Tras decir eso, la afgana volvió a colocarse los guantes subiendo al ring invitando a sus compañeros del gimnasio para que quien quisiera pudiera retarla. —¡Que empiece el espectáculo!

Volviendo al Distrito 13, Rachel Williams se encontraba temblando de miedo no por un rival sino por estar parada delante de la casa en la que vivió toda su niñez. Dió un par de golpecitos a la delicada puerta sobre el vidrio tintado de múltiples colores rezando en su interior que no hubiera nadie. —¿Hija? Oh Rachel ven aquí mi amor. —Una mujer asomó la cabeza por la puerta notando de inmediato a la mujer en el pórtico cambiando su actitud a una de gran felicidad por volver a verla. Un abrazo fundió a las dos en una sola, sin hablar ni una sola palabra caminaron abrazadas hasta el interior del hogar permitiendo inundar de recuerdos a la boxeadora. —Hijita te vi anoche en televisión, ¿Por qué no me dijiste nada sobre tu decisión de volver a ser boxeadora?

Había tanto que contar pero Rachel no hallaba palabras suficientes para decirle a su madre todo por lo que había pasado desde que se volvió boxeadora que se soltó a llorar cayendo de rodillas frente a su madre esperando el consuelo cariñoso de su parte, cómo cuando era una niña y se caía de la bicicleta. —No digas nada bebé. Llora todo lo que tengas que llorar y saca todo ese dolor que tanto te lastima. —Una madre siempre sabía cuando su hija sufría y la mujer podía ver a la perfección que su hija estaba caminando sola en medio de la neblina que se había vuelto su vida. —No sé sí estoy haciendo lo correcto al volver a boxear... Pero hay algo que quiero poner a prueba y sé que el boxeo es el único lugar donde puedo volver a sentirme viva. —Con la mirada caída, Rachel era incapaz de ver a su madre a los ojos al recordar cómo su vida había regresado a ese camino y de como muy dentro de ella disfrutaba provocar todo ese dolor a las demás personas que se subieran con ella al cuadrilátero. —Rachel, no tienes que boxear si no quieres. Hay muchas otras cosas que puedes hacer con tú vida y estoy segura que tú padre diría lo mismo si aún estuviera con nosotras. Y si a pesar de todo aún quieres seguir por ese camino entonces no puedo hacer nada que no sea apoyarte.

El día parecía solo existir para la conversación entre madre e hija, el tiempo voló mientras las dos se ponían al corriente de sus vidas hasta terminar con Rachel prometiendo a su madre que volvería a casa con el cinturón del campeonato. La noche cayó en el distrito y Rachel se marchó a paso lento terminando por llegar a la infame Alameda dónde parecía que su viaje había iniciado. —Está inusualmente callado, no crees? —Una voz suave y familiar acogió por sorpresa a la boxeadora que giró para llevarse una sorpresa rotunda. Era Anthony Henroi, aquel hombre con quién planeo un futuro juntos y que por producto de infidelidades culminó su relación al mismo tiempo que la carrera de Rachel. —Rachel, tienes que volver a retirarte del boxeo. Es muy bajo de tu parte querer volver para retar a Jessica...

—¿Es muy bajo lo que hago? Debes de tener muchos huevos para decirme eso, maldito sínico infiel. No volví a boxear por tu esposa, ella solo es otro escalón en mi verdadero objetivo y si tengo que volver a pelear con ella está vez no dudaré en matarla. —Algo había cambiado en Rachel, eso era lo que Anthony pensaba mientras escuchaba a su ex pareja con temor. —Así que ve con tu esposa y dile que cuide muy bien mí campeonato porque estoy segura de que me enfrentaré a ella antes de lo que creés.

Bestias AgresivasWhere stories live. Discover now