Capítulo 36

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El cuarto asalto estaba por dar inicio, nadie se atrevía a apartar la mirada del gran espectáculo que se estaba armando delante de todos. —Rachel... ¿Por qué haces esto? Creí que dijiste que querías volver a sentir la emoción de la pelea, pero esto es distinto, esto es malvado. Ya no reconozco a mi amiga. —Alejandra, quien hasta ese momento había observado en silencio a su mejor amiga desde la televisión en su casa ya no veía a la misma mujer calmada y tranquila que odiaba las fiestas. En su lugar, tenía frente de sus ojos la imagen de una auténtica bestia.

—Ay Ale, no se que hacer en la clase de física; el trabajo es muy complicado. —Una muy joven Rachel Williams caminaba junto a su mejor amiga por los pasillos de un colegio colorido del Distrito 13. —No te preocupes amiga, está semana estoy saliendo con Erick y lo puedo convencer de que haga tú tarea por ti. —
Respondió la chica que caminaba al lado de Rachel, una muchacha atractiva y que siempre hacía girar las miradas de todos los alumnos y quizá algún profesor.  —Bueno no es muy ético, pero que más da. Por cierto, ya tengo dinero para comprar las entradas del concierto; si vendrás conmigo, verdad? —Las dos chicas reían con el brillo de la juventud en sus rostros mientras se alejaban del umbral de los recuerdos que Alejandra tenía en su cabeza.

Esos tiempos transcurrieron en un mundo distinto al actual, aquella chica alegre y amante de la música que con el tiempo terminó por convertirse en la sensación del boxeo nacional, Alejandra sabía perfectamente como inicio aquel fenómeno de masas. Un día Ale vió a amiga su corriendo sin parar alrededor del parque con tanta insistencia que parecía estar persiguiendo a alguien. Cuando pudo detenerla observó una ilusión y vida que nunca antes había presenciado. —¿Qué estás haciendo Ray? ¿Por qué estás corriendo así? Cuéntame. —Rachel respiraba con pesadez por el sobre esfuerzo de ser la primera vez que hacía ejercicio, había recorrido 2 kilómetro en menos de una hora. —Estoy... Mejorando... Mí condición... Física... Voy a... A ser... ¡Una gran boxeadora! —Muy con las justas Alejandra pudo entender los balbuceos de esa chica y preguntarle de que cosa estaba hablando y que era eso de volverse boxeadora. —Habrá un torneo en la escuela y quiero participar... Quiero ser tan fuerte como mí papá alguna vez lo fue. —El padre de Rachel fue un boxeador de talento promedio que nunca destacó o tuvo alguna oportunidad por el título nacional, siempre fue un peleador amateur que mantenía a su familia con el dinero que obtenía por sus victorias en torneos y que desgraciadamente había fallecido en la infancia de Rachel. La madre de la jóven le contaba historias grandiosas sobre cómo su padre siempre se levantaba a pesar de caer muchas veces a la lona. Y a la edad de 17 años, Rachel Williams decidió tomar el mismo camino que su padre para mantener el legado de su padre para lograr aquello que él no pudo conseguir: Un cinturón nacional y el reconocimiento del mundo. —¿¡Pero que pasará con la escuela!? Rachel estás segura de dedicar tu vida al boxeo? Debes pensar muy bien las cosas. —Era notoria la preocupación de Alejandra, en su cabeza era impensable la idea de ver a su amiga peleando sobre un cuadrilátero el resto de su vida. —Esta bien, sé que no será un camino facil pero, esto es algo que llevo pensando desde hace mucho tiempo y es en verdad lo que quiero para mí. —La convicción y determinación de Rachel despejaron gran parte de las dudas de Ale que negando con la cabeza empezó a reír abarcando a su amiga pese al sudor de haber corrido más de 2 kilómetros. —Si estás segura de que eso es lo que quieres, entonces te voy a apoyar sin importar lo que pase.

Mientras tanto, el combate proseguía y golpes de todos lados volaban entre las pujilistas intentando acumular la mayor cantidad de año en la persona que tenían delante. La pelea estaba siendo transmitida en todo el país; en una cafetería del Distrito 13 llena de personas que miraban una pantalla resaltaba una mujer que preparaba tazas de café para los clientes y miraba con tristeza la televisión. —¿Por qué? Hace tiempo que Ray perdió el rumbo de lo que realmente es importante, dijo que hacía esto sobre su padre y ahora ya ni siquiera lo recuerda. —Con lágrimas en sus ojos, La madre de Rachel también miraba por la televisión de su trabajo como su hija peleaba como un animal usando un estilo violento. —¿Realmente hice lo correcto al dejarte volver al ring, hija? Nunca te cuestioné en tu decisión sobre ser boxeadora Rachel. Tal vez cometí un error.

La imágen no era muy alentadora para Jessica, podía sentir con claridad sus heridas arder igual que el infierno. Poco a poco se estaba viendo superada por la fuerza arrolladora de Rachel y era cuestión de minutos para que recibiera un golpe mortal. —"Ya casi estamos en el quinto round, estoy segura haberla golpeado en muchos órganos y sigo sin ver los efectos en Rachel. No me queda más opción que conseguir el nocaut." —Las respiraciones aceleradas en las dos boxeadoras mostraba cansancio y sin embargo, Rachel se veía en mejor condición que Jess. Llegadas al quinto asalto, La Bestia se volvió más agresiva presionando con golpes que rompían al instante la guardia contraria en búsqueda de derribarla; no le interesaban los puntos, la intención de Rachel era tan simple como la de hacer daño. La distancia se achicaba con cada ronda de golpes que Rachel mandaba y la estrategia de Jessy poco a poco quedaba como una idea imposible de cumplir delante de la inmensa marea que era Rachel; en uno de tantos movimientos para esquivar los puñetazos de La Bestia, Jessica realizó un golpe volado lleno de una precisión casi perfecta que tomo por sorpresa a Rachel impactando contra un costado de su mentón y deteniendo por un par de segundos le violento avance de La Bestia. —"¡Es mi oportunidad!" —La Fiera aprovechó la breve inconsciencia de Rachel para realizar su movimiento más letal: Un golpe giratorio que aprovechaba al 100% la velocidad y el peso de su cuerpo, por desgracia si llegaba a fallar ese golpe las consecuencias serían arriesgarse a recibir un contragolpe imposible de cubrir.

Bestias AgresivasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora