Capítulo 20: Los orcos y sus cosas de orcos.

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Cuando Caballo de Copas se despierta lo hace contento. Una vez más, ha vuelto a tener un sueño subidito de tono con Caballo de Bastos. "Menos mal que hoy no estaba presente", piensa, percatándose de que igual habla en sueños o algo así. "Qué vergüenza". Mientras va al baño para hacer sus quehaceres recuerda lo intenso que ha sido todo. Y se sonroja. Ha sido uno de los sueños más intensos y realistas de su vida, si no el que más. La acción se desarrollaba en un lago que le resulta familiar. La cosa empieza normal, dándose un bañito y jugando a las ahogadillas y se va poniendo caliente hasta el punto de acabar haciéndolo en un árbol. "¡Encima en un árbol! El sueño de mi vida. Está claro que hoy va a ser un buen día, si empieza así de bien..."

De buena mañana, todos reanudan su viaje hacia el Oeste del Reino de Bastos, donde se supone que, según el mapa, se encuentra el Dragón Rojo. No hay muchas ganas y el ambiente es tenso: Sota de Espadas y Sota de Copas no se hablan y se palpa la tensión. No es como si Sota de Espadas hablase mucho normalmente, pero parece que todo eso se ha trasladado al humor de Sota de Copas, que no debe tener muchas ganas de conversar con otras personas. La hechicera camina al frente, con el mapa, guiando al resto, como de costumbre, pero sin hacer bromas y sin meterse en conversaciones ajenas. Por otra parte, Caballo de Espadas va por detrás con Sota de Espadas y su caballo y, al igual que Sota de Copas, no parece que tenga muchas ganas de hablar con nadie. Tiene toda la cara de estar apoyando a su prima en un momento duro o algo así.

En este percal, Caballo de Copas se da cuenta de que no puede darle la tabarra a nadie. Es cierto que Caballo de Bastos siempre está ahí, pero no cree que proceda ir a meterse con él después del sueño que ha tenido esa noche. "Qué vergüenza, uwu", piensa. Todo sería más fácil si pudiese contarle sus penas a Sota de Copas, una vez más, pero parece que después de lo de esa noche es demasiado. Y su Oniichan no se separa de esa, de la que no quiere ver, de Sota de Espadas. Y a los de Oros, directamente, no los quiere ver ni en pintura. De Sota de Bastos ni habla. No le queda otra que revolcarse entre sus pensamientos él solito.

"Menuda nochecita, que sí, que lo pasé muy bien, pero ahora me he vuelto un tímido y no soy capaz de mirar a Caballo de Bastos a la cara, ¡se me van los ojos al bubujiji!", piensa, mostrando claros síntomas de arrepentimiento por haberse pasado la noche teniendo sueños húmedos con su compañero de viaje. "Como si alguna vez me hubiese importado esto", piensa. "Pero es que esta vez era un sueño tan vívido, tan real... Lo he sentido como si hubiese sido un déjà vu".

Mientras camina, sin otra cosa mejor en la que pensar, las preguntas y las incógnitas se vienen a su cabeza. Nunca antes había tenido un sueño tan vívido. Además, le resultaba todo demasiado familiar, como si, al menos, hubiese estado en el mismo lugar en algún momento de su vida. "He estado en tantos lugares que es difícil recordar, pero..." Como no tiene otra cosa mejor que hacer, se pone a rebobinar en su vida.

El chill, el Desfiladero del Hielo, la Liga de las Leyendas, la casa de los tíos cayetanos de Sota de Oros, la serpiente mordiendo el bubujiji de Caballo de Bastos, el oso, los duendes, el Joker, Sirocco, Indura... ¡Indura! Claramente el lago de su sueño es el que había cerca de la posada de Indura, pero hasta ahí puede recordar. Una laguna mental ocupa por completo sus recuerdos, ¿qué es lo que pasó en la laguna de Indura? Sabe que fue a refrescar sus ideas y que, de un momento a otro, despertó sin recordar nada.

Y estaba Caballo de Bastos. Sabe que aquello pudo haber sido una casualidad, ¿pero y si no? Muy felizmente dejó de pensar en ello en su momento, quizás debería haberle dado más vueltas en lugar de no pasarlo por alto. Pero es que pasaron tantas cosas... ¿Cómo estancarse en un recuerdo borroso después de todo lo que pasó en la batalla con Sirocco? Debería contarle todo a Sota de Copas y recibir su consejo, pero se ve que sigue compungida. Qué faena. No le queda otra que rayarse y darle vueltas una y otra vez.

NAIPES (II): UN VIAJE LARGO Y DUROOnde as histórias ganham vida. Descobre agora