Capítulo 10: Picnic en el campo.

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Por fin todos reunidos, tras el emotivo encuentro de Caballo de Espadas y Sota de Espadas, se fijan en el aspecto de Sota de Copas, aunque dejó indiferente a la mayoría de los presentes, salvo a los más observadores.

Sota de Espadas: Hmmm... Sota de Copas, te encuentro extraña.

Sota de Copas: ¿Sí? Yo creo que no...

Caballo de Copas: ¿No? Pues yo te veo como más morenita, beba.

Caballo de Copas se ríe para sus adentros, sabe que Sota de Copas no ha atinado al cien por cien al retomar el aspecto por el que sus compañeros la conocen, así que decide vacilarla un poquito.

Sota de Copas: Ah, sí, es que este tiempo que no he estado con vosotros lo he dedicado a tomar el sol.

Caballo de Copas: Ya veo, ya veo, mucho tomar el sol y poco buscarnos sin descanso como hemos hecho nosotros. Me parece muy mal, con lo preocupado que estaba.

Sota de Copas: A veces darse un descansito después de tanto trote es lo que pide el cuerpo.

Caballo de Oros y Sota de Oros asienten, que están muy cansados. Sota de Oros no pudo dormir la noche anterior, ni la anterior a la anterior. Tanto trote es malo para su cuerpo, que no está acostumbrado. Encima su mente está ocupada las 24 horas y no consigue un momento a solas con Caballo de Bastos para preguntarle sus movidas.

Caballo de Oros: Oye, ¿no hace como mucho frío aquí? Brrrr...

En efecto, hace más frío que de costumbre. Fue pasar a la otra orilla y empezar a congelarse. Caballo de Espadas y Sota de Copas no lo notaron porque pasaron de una orilla a otro mojados y con la hipotermia on fire, además de que usaron la magia para entrar en calor, pero para el resto (salvo para los de Bastos, que están acostumbrados al frío), fue un cambio brusco.

Sota de Copas: Ah, claro, ya hemos cruzado el Gran Río Dorado. Estas son las tierras más frías del Reino de Oros. De hecho, tradicionalmente fueron tierras del Reino de Bastos que, tras innumerables guerras, fueron conquistadas finalmente por el Reino de Oros. De hecho, eran las tierras más cálidas del Reino de Bastos.

Caballo de Oros: A ya.

Sota de Copas: En fin, ¿seguimos?

Caballo de Oros: Brrrrr... Tengo frío...

Sota de Oros: Same brrrrr...

Caballo de Copas tirita.

Sota de Copas: Ah, claro, yo no paso frío porque utilizo el poder mágico para tener el cuerpo cálido. En fin, toma este abrigo, Caballo de Copas.

Saca un abrigo de su mini bolsito, para sorpresa de nadie.

Sota de Copas: Aunque tú podrías hacer también lo mismo que yo.

Caballo de Copas: Me da pereza.

Y coge el abrigo.

Los de Oros no tienen nada para ponerse porque no tenían pensado llegar tan al norte. Los de espadas tienen unas telas guardadas en las cosas que lleva el caballo de Caballo de Espadas. No son la gran cosa, pero parece que de momento les vale. Los de Bastos no pasan frío.

Sota de Oros: Brrr... ¡¡Qué frío!!

Caballo de Oros: Sí, qué frío.

Caballo de Copas: Se siente, haber sido más precavidos.

Y emprende su camino sin mirar a nadie. Los de Oros tiritan, ¿pero qué más podrían hacer? Lo único que les queda es comprar algo para taparse cuando lleguen a alguna aldea. No queda otra que seguir con el camino que tienen por delante, que no es poco. Entre quejidos de frío y cansancio, por supuesto. Además, el sonido de las tripas de Caballo de Espadas ameniza la velada.

NAIPES (II): UN VIAJE LARGO Y DUROWhere stories live. Discover now