Capítulo 8: Terror nocturno.

47 8 79
                                    

La noche está cayendo, el cielo oscurece a pasos agigantados, las criaturas del bosque se retiran a sus moradas y los animales nocturnos van saliendo de sus madrigueras, pero aún no hay rastro de un paso seguro a la zona del río. Sota de Oros suspira, está cansado. No está acostumbrado a tanto trote sin descanso. Y encima no había tenido ninguna ocasión para preguntar sobre sus dudas amorosas al gran experto Caballo de Bastos.

Sota de Oros: Oye... Se está haciendo de noche... Creo que deberíamos, o sea, no sé, retirarnos.

Sota de Espadas: ¿Retirarnos a dónde? Te recuerdo que mi primo está en peligro y no podemos dejarlo tirado donde quiera que esté. La noche es peligrosa, más razón para no retirarnos.

Caballo de Copas: Sota de Copas también está en peligro, eh.

Sota de Oros: Yo solo digo de descansar... Si se pone oscuro, por mucho que busquemos no vamos a encontrar nada... No vale la pena... Me duelen los pies.

Caballo de Copas: No digas lo de los pies muy alto jijiji...

Caballo de Bastos: Yo también creo que hay que descansar. No dormí esta noche...

Caballo de Copas hace gestos de vomitar.

Caballo de Bastos le mira.

Caballo de Copas exagera los gestos de vomitar.

Caballo de Copas: En fin, supongo que cada cual se gana la vida como puede, pero unos trabajos son más respetables que otros...

Sota de Bastos: ¿Pero de qué va este tío? ¿Por qué nadie le dice nada nunca?

Sota de Oros: No sé, simplemente le ignoramos siempre.

Caballo de Bastos: No te permito que me hables así.

Caballo de Copas: ¿Que no me permites? ¿Pero quién te crees tú que eres? ¿Mi amo? Pues lamento decirte que ya te gustaría, no está hecha la miel para la boca del asno. Y menos para la boca de un asno promiscuo que probablemente tenga 5 ETS en cada pata.

Sota de Espadas bosteza. "Ya estamos otra vez con las conversaciones sin sentido, ¿qué pretenden con eso?", piensa.

Caballo de Bastos ignora completamente a Caballo de Copas.

Caballo de Bastos: Bueno, pues yo digo que vendría bien descansar. Sota de Oros tiene razón.

Sota de Oros se sonroja. 

Caballo de Copas rabia al sentirse ignorado. Su pasión es ser el centro de atención. Pero bueno, el tema de conversación había cambiado, tenían que ver qué hacían y lo peor es que él estaba de acuerdo con Caballo de Bastos y Sota de Oros, se iba haciendo necesario descansar.

Caballo de Oros: Y...yo creo q...que... S...Sota de Oros tiene razón... Tenemos que darnos un descansito, porque llevamos un trote... U...uwu...

Y se sonroja absolutamente. Todos se le quedan mirando. "¿Y a este bicho feo qué le ha picado?", piensa Caballo de Copas, que se cringea con la reacción desmesuradamente avergonzada de Caballo de Oros, que, mientras tanto, intenta que su mirada se cruce lo menos posible con la de Sota de Oros. Está feliz, pero le da mucha vergüenza hablar con él después de lo que pasó la noche anterior. Y ahora viene otra noche. Una noche en la que no pasaría nada, pero en la que no cabría en su gozo.

Caballo de Copas: Por una vez, voy a tener que darles la razón al feo y al gigoló profesional. Hay que descansar. Ya vale de matarnos a andar, ya está bien, un descansito, porque llevamos un trote...

Sota de Espadas: ¡Pero! No podemos dejarlos solos y desamparados ante el peligro de la noche.

Caballo de Copas: Beba, se sabrán valer por sí mismos, ¿ok?

NAIPES (II): UN VIAJE LARGO Y DURODonde viven las historias. Descúbrelo ahora