Capítulo 16: El final de un sueño.

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Después de la fructífera conversación con Caballo de Bastos, Caballo de Copas está totalmente decidido a hablar con Sota de Copas y a desnudar su alma, a disculparse y a decir todo aquello que lleva años guardándose para sí mismo. Está nervioso, sabe que es una persona sincera que nunca ha tenido problemas para decir todo aquello que se le pasa por la cabeza sin ninguna clase de filtro, pero a la hora de mostrar sus sentimientos más profundos, de entrar en sentimentalismos y de pellizcar los corazones de la gente, se pone nervioso e intenta dar todos los rodeos posibles para no tener que hacerlo. Lo que pasa es que a veces el momento llega y no hay forma de atrasarlo más. Suspira. "Tengo que mejorar como ser humano", piensa. "Aunque sea solo un poco".

Busca a Sota de Copas por los alrededores de la arena de combate, donde todos estaban descansando, dando un paseo o, en general, haciendo cosas para aprovechar su tiempo libre. No puede estar muy lejos, por ahí anda todo el mundo. Aunque, conociendo a Sota de Copas, podría haber hecho alguna especie de hechizo o lo que fuese para estar tranquila y que nadie la molestase. Una barrera de visión, un cambio de aspecto express... "Espero que no, qué lache", piensa Caballo de Copas mientras empieza a mostrar leves signos de arrepentimiento de todo eso de querer disculparse.

De tanto andar se acaba alejando un poco de la sociedad, a otra zona del estilo de la zona en la que Caballo de Bastos se encontraba descansando, meditando o lo que fuera eso. Una vez allí se encuentra con Sota de Copas meditando, pero meditando a lo bestia, de esas veces en las que levitas y todo. Así es Sota de Copas, sabe hacer de todo, incluso levitar. 

Caballo de Copas se acerca a ella sin saber muy bien si seguir acercándose ni cómo comenzar una conversación.

Caballo de Copas: Eeemmm...

No sabe si ha sido buena idea interrumpir su meditación, pero de perdidos al río. Sota de Copas levanta la vista y se encuentra con su pupilo con cara de querer hacer las paces.

Sota de Copas: Caballo de Copas.

Caballo de Copas: ¿Me puedo sentar contigo un rato?

Sota de Copas: No sé, no sé.

Caballo de Copas: ...

Sota de Copas: Venga, vamos, siéntate.

Caballo de Copas hace lo propio.

Caballo de Copas: Verás... Uwu... Es que... creo que me he pasado... un poco...

Sota de Copas: ¿Un poco?

Caballo de Copas: Bueno, un poco más que un poco... Quería disculparme contigo, Sota de Copas, he sido un inmaduro y todo eso, redacted.

Sota de Copas: Bueno es reconocerlo.

Caballo de Copas: Siento mucho haber sido malo, para mí eres una persona muy importante y las cosas que he dicho están fuera de lugar... No sé frenarme a mí mismo cuando empiezo... Lo siento mucho, de verdad, porque no pienso la mayoría de cosas que digo...

Sota de Copas: Yo también he estado mal. Quiero decir, también he dicho cosas que no tenía que haber dicho. Quizás sea yo la que tiene que disculparse.

Caballo de Copas: No tienes nada por lo que disculparte, soy yo quien es un maleducado. Y no porque tú me hayas educado mal, eh, es que soy así, pero quiero hacer por cambiarlo y voy a empezar a partir de ahora.

Sota de Copas está sorprendida por la madurez con la que Caballo de Copas se está dirigiendo a ella. Normalmente le soltaría un par de improperios o intentaría justificarse de mil formas dudosas.

Sota de Copas: Te dije que te desheredaba y que ya no eres mi hijo, yo también he estado mal. Sé que no eres mi hijo biológico, pero para mí es como si lo fueses. No hay ningún papel ni nada que lo diga, pero para mí es así y te quiero como tal. 

NAIPES (II): UN VIAJE LARGO Y DUROOnde as histórias ganham vida. Descobre agora