XII

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Cuando lo dijo, Asher comprendió por qué Gea no había aparecido hasta ese momento. La Atenea Partenos había estado protegiendo a los semidioses, reteniendo la ira de la tierra, pero incluso el poder de Atenea era limitado contra una diosa primordial.

Un miedo palpable como un frente frío invadió al ejército de semidioses.

—¡Manténganse firmes! —gritó Asher, hablando alto y claro con su capacidad de persuasión—. ¡Griegos y romanos, juntos podemos luchar contra ella!

Gea se rió. Extendió los brazos, y la tierra se curvó hacia ella: los árboles se inclinaron, el lecho de roca crujió, y el suelo se onduló en forma de olas. Uno de los onagros se volcó y desapareció por la ladera de la montaña.

La tierra entera es mi cuerpo, tronó Gaia. ¿Cómo van a luchar contra la diosa de...?

¡FIUM!

Una flecha salió disparada e impactó contra el rostro de la diosa. Asher sostenía en sus manos el arco de Frank, quien sonreía al ver el rostro sonriente de su amigo.

Asher se lo regresó y avanzó a paso veloz con la espada dorada en ristre, debido al aturdimiento de Gea, la tierra se había dejado de mover y todos pudieron continuar con la batalla.

—Frente a frente, al fin —dijo Asher.

Laurent. Me da gusto que hayas sobrevivido, así podré asesinarte con mis propias manos.

—Ya lo veremos.

Asher miró hacia el cielo pero no se veía ninguna señal de Leo y de Festo. Frunció el ceño.

¿Buscando por ayuda? Los dioses no pueden ayudarte, Asher. Ni siquiera ellos pueden detenerme, mucho menos tú.

La tierra debajo de los pies de Asher empezó a temblar, toda la colina y el bosque estaba retumbando, los árboles se mecían violentamente mientras que a lo lejos vio que un par de cabañas eran destruidas por completo.

Asher lo comprendió, era un terremoto.

—No, no...

Te lo advertí, hijo de Venus. Ambos campamentos serán arrasados y el caos reinará sobre el mundo de los mortales. En este momento tu preciosa imitación barata de Roma está experimentando uno de los peores terremotos.

—Eso no es verdad, tú estás aquí, no puedes...

Gea soltó una carcajada que hizo retumbar el suelo.

Todavía no lo entiendes, Asher. Soy La Madre Tierra, todo tu mundo, todo lo que conoces está bajo mi poder ahora.

Asher giró su cabeza al escuchar gritos, el ejército de Gea estaba siendo contenido muy bien por los romanos y los griegos, pero obviamente no sin consecuencias. Podía ver cuerpos de semidioses tirados en la tierra, tiñendo poco a poco la tierra de color rojo. Las cohortes se tropezaban con los cadáveres de los que hasta hace poco eran compañeros de batalla.

Buscó con su mirada a sus a amigos, por suerte todos estaban bien, no ilesos, pero al menos vivían. Siguió inspeccionando el cielo en busca de Leo, si no se apresuraba Gea cumpliría su promesa. Tenía que impedirlo de alguna manera, recordó todo lo que había tenido que pasar hasta ese momento.

Él podía contra Gea. Su madre era una diosa nacida de un primordial, la primera Olímpica, la legitima patrona de Roma.

Asher era hijo de una diosa muy poderosa, hermano del miedo y de la ira. Podía con esto, simplemente tenía que creerlo. En este momento, solamente había una cosa por hacer.

MORTE // PERCY JACKSON Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang